miércoles, 28 de agosto de 2013

Entre mojoneros y coberos te veas

Miguel Yilales
@yilales
En el país cuando alguien es dado a la mentira, al embuste, al engaño, a la falsedad o a la ficción, sabemos como llamarlos: coberos o mojoneros, términos que aunque no aparecen definidos por la RAE, son reconocidos como venezolanismos y por consiguiente filológicamente válidos.
Cuando se inició esta semana los venezolanos dejamos de preocuparnos por la escasez de alimentos y las procesiones de mercados cual peregrino de las compras, por la inseguridad galopante que enluta a familias enteras o por la inflación que cada día nos agobia y nos hace más pobres.
A los connacionales dejó de importarnos el hecho de que en Caracas mensualmente ingresen a la morgue más de 400 cuerpos sin vida producto de la violencia o las vidas que son sesgadas por la anarquía vial y la irresponsabilidad de quienes decidieron que los motorizados, camioneros o autobuseros circulasen por dónde y cómo quisieran.
Qué importancia puede tener que con el mejor sueldo mínimo del continente se pueda adquirir menos de la mitad de la cesta básica y que para hacerlo, en esos cuchitriles que promociona el gobierno, deban pasarse horas de espera bajo el inclemente sol, sí lo que importa es que estamos en un “país chévere” al que vienen unos malucos a atentar contra el hijo putativo del comandante eterno, una materia jamás explorada y mucho menos comunicada en esta Tierra de Gracia.
Cuentos que son cuentos
Luego de 14 conspiraciones denunciadas y 4 supuestos intentos frustrados para asesinar a Nicolás Maduro en tan solo meses de gobierno, de verdad que muchos nos sentimos como parte de aquella fábula de “Pedro y el lobo”, en la que el aburrimiento y el ocio hacía que el pastorcillo le gastara bromas pesadas al pueblo con supuestos ataques de una bestia que nunca llegaba y cuando llegó nadie le creyó. Hoy podríamos estar ante la puesta en escena de “Nicolás y el lobo”.
Desde Álvaro Uribe Vélez pasando por Roger Noriega, Otto Reich, hasta llegar al octogenario, enfermo, achacoso y enclenque Luis Posada Carriles, todos han estado detrás de un plan para asesinar a Maduro.
En toda esta trama, suponemos fue un pajarito el que trinó y dijo que los delincuentes ya habían ingresado al país, cuáles eran los planes, en que autobús se embarcaron y quien tomó la fotografía, en lo único que fue vago (de vaguedad, no de desempeño en este caso) es en decir los nombres de los autores intelectuales, esperábamos que un ser omnipresente y que está en la capacidad de influir en la designación Papal, pudiese cantar con precisión el nombre de los autores intelectuales, pero no lo hizo o no lo entendieron.
Investigaciones con disimulos
Y es que los capturados, al ser interrogados por los organismos de seguridad del estado, lo primero que soltaron fue que venían a matar a alguien, lo cual es para preocuparse porque decir alguien, es decir cualquiera, y en un país donde las muertes violentas son la regla que confirman la excepción, podrían haberse referido a cualquier hijo de vecina, con lo cual su encargo entrarían en las estadísticas de las decenas de muertos semanales que tienen nombres y dolientes, pero que no existen, para los organismos policiales.
Lo más insólito es que unos expertos sicarios, asesinos y mercenarios, una mezcla de Rambo, Bourne y Martin, necesitaran tener fotos de su objetivo, suponemos que debido a la escasa exposición en los medios de comunicación y la ridícula cantidad de vallas con imágenes del él.
La otra prueba presentada, los uniformes militares con insignias, debiera ser seriamente investigada, porque nunca nadie se ha uniformado en este país sin pertenecer a las fuerzas militares, milicias, reservas, boy scouts y pare usted de contar. Nunca se ha visto a nadie disfrazarse con camisa de campaña, para simular pertenecer y comandar a un cuerpo que, en sí mismo, lo detesta. Con esta medida seguro se podría dar con las personas que le suministraron pertrechos militares al excéntrico personaje aquel que deambulaba por los alrededores de Miraflores con uniforme creyéndose la reencarnación de un muerto, me estoy refiriendo al que se pretendía “Che Guevara” y no a otro que algún distraído lector pudiese haber creído.
Es que de tanto usar el manido argumento de decirnos que ahí viene el lobo, los venezolanos estamos más pendientes del papel higiénico que de las cobas de los mojoneros, no vaya a ser que cambiemos la vieja maldición leguleya y digamos ahora “entre mojoneros y coberos te veas”.

Llueve… pero escampa

miércoles, 21 de agosto de 2013

Váyanse al carajo

Miguel Yilales
@yilales
No vayan a creer quienes a bien tienen leerme que mi intención es agredirlos verbalmente o señalarle algún recóndito destino. Esta expresión ni siquiera es vulgar o grosera, puede usarse para denotar enfado, rechazo, sorpresa, asombro, intensidad, desdén, negación, decisión, contrariedad, la nada y hasta un lugar.
Ni siquiera sabemos dónde queda, pero no dudamos en señalarle el camino a seguir a quienes han hecho méritos. En algún momento todos hemos sentido la necesidad de mandar a alguien a ese destino, incluyendo a quienes nos tutelan.
Este término polisémico, y cuya etimología es incierta según la RAE, fue en un tiempo la canastilla o plataforma situada en lo alto del mástil de un barco donde se colocaba el vigía para tener una mejor percepción del entorno. Al ser el punto de mayor altura de la nave, era también el que más estaba sometido a las inclemencias del tiempo, a los vaivenes del barco y a todos los escollos de la navegación. Es por eso que cuando un marinero cometía una infracción a bordo lo “mandaban al carajo”. Así se acuñó la expresión.
Presión gubernamental, dignidad periodística
En estos tiempos que nos ha tocado vivir, mucha gente ha cuestionado, desde la comodidad de la televisión o de las redes sociales, la inacción y la falta de dignidad de los demás. Otros aúpan la actitud de algunos funcionarios, militares incluidos, de permanecer en sus cargos impávidos, serenos y valerosos, defendiendo el espacio pero manteniendo sus prebendas, en una especie de protesta silenciosa, que supuestamente entrará en ebullición en el momento indicado.
Hay quienes, con razón o sin ella, critican a los petroleros o a los militares de Altamira, por haberse prestado a la conspiración mediática y capitalista contra el gobierno más humanista que ha existido.
Tan humanista es que Nicolás Maduro, funcionario del gobierno anterior y de este, se pregunta el porqué ninguno de los dirigentes de las protestas de 2002 son postulados por la oposición a cargos de elección popular (con lo cual demuestra una gran capacidad para hacerse el paisa, sin alusiones a nacionalidad alguna) a sabiendas que de encontrarse en el país en vez de estar en el exilio, seguramente vivirían, sí eso puede llamarse vida, “humanamente martirizados” como tienen a Iván Simonovis.
Hacia el año 1975, un ministro del gobierno de Carlos Ándres Pérez, Guido Groscors, llamó a la directiva del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa para indicarle que el presidente no estaba dispuesto a aceptar una huelga de prensa, que tenía su origen en una demanda penal del Luis Alberto Chaves, jefe de información de El Universal, en contra de la directiva del SNTP.
La actitud hostil e intransigente que tenía el periódico contra sus trabajadores no cesó y ante la decisión del gobierno de declarar ilegal el paro, al sindicato no le quedó más remedio que aceptar la petición del demandante: la cabeza del periodista y sindicalista que molestaba en el periódico.
Miguel Yilales, periodista al que admiraré, respetaré y amaré por siempre, dio ejemplo de dignidad, los mandó al carajo y presentó su carta de renuncia irrevocable, pero exigió que el director del periódico, Luis Teófilo Núñez, hiciese constar que en ningún momento había negociado su fuero sindical.
Una luz en la oscuridad
Con el caso de Globovisión, su venta, su compra y las presiones gubernamentales, muchos creían que un salario y un simple sueldo eran suficientes para doblegar la voluntad de los periodistas, como si se tratase de palangristas cuyas conciencias estaban incluidas en el paquete accionario de la empresa.
Hoy debemos dar las gracias por quienes en el ejercicio de su profesión han demostrado verdaderos valores éticos.
Hay que reconocer que mientras se escribía una de las páginas más negra en la historia del periodismo, Carla Angola, Kiko Bautista, Roland Carreño, Sasha Ackerman, Román Lozinski, “Chuo” Torrealba, Nitu Pérez Osuna, María Elena Lavaud, María Isabel Párraga, Carlos Augusto Figueroa, Gladys Rodríguez, Pedro Luis Flores e inclusive, sin ser periodista, Leopoldo Castillo, entre otros, alzaron su voz con dignidad y le dijeron a los dueños de Globovisión, que es el mismo gobierno: ¡váyanse al carajo!.
El día de mañana el periodismo venezolano recordará este sacrificio por la libertad de expresión, se escribirán páginas completas de sus acciones y seguro estoy que sus hijos se sentirán orgullosos de ser cuña del mismo palo.

Llueve… pero escampa

miércoles, 14 de agosto de 2013

Eficientes para generar tragedias

Miguel Yilales
@yilales
Normalmente al referirnos a desastres pensamos en los efectos y las pérdidas que producen los fenómenos naturales o eventos tales como los terremotos, las inundaciones, los tsunamis, los deslizamientos de tierra, entre otros.
Cuando esos fenómenos naturales superan los límites de normalidad decimos que estamos ante la presencia de desastres y esos desastres adquieren proporciones de tragedia cuando ocurren en medio de la improvisación y la ineficiencia gubernamental.
En menos de un año, por diferentes causas y en los polos opuestos de la nación, han ocurrido sendos accidentes en dos refinerías adscritas a la empresa, según los voceros oficiales, más eficiente del mundo: PDVSA.
Cuando a PDVSA se le hundían las plataformas petroleras, se le pudría la comida o se le caían las casas, se entendía que era por haberse dedicado militantemente a cumplirle órdenes a su comandante supremo y no a la esencia de su negocio, pero cuando en las instalaciones de la principal industria nacional, los desastres naturales ocurren por descuidos del factor humano, sabemos que estamos ante la presencia de la más clara incapacidad gubernamental.
Pavosos, corruptos y mentirosos
Y es que vivimos con un gobierno incapaz, que desde que asumió Nicolás Maduro, formalmente en abril pero que preside desde mediados de diciembre, todas las decisiones le salen mal, la situación del país ha empeorado y fracasan con todos los planes que se proponen. Cualquier cosa que ha hecho (ajustes, controles, subidas de impuestos, reformas económicas, devaluaciones, subastas) solo ha servido para que haya más pobreza. Es que ni siquiera en las designaciones de las autoridades monetarias del país han dado pie con bola.
Lo que dice un día no vale quince días después porque la mentira es su modus operandi. Es un gobierno que no prometió en campaña ni una sola de las medidas que ha ido aplicando, y que incluso negó muchas de ellas, por ser propias de la derecha entreguista y capitalista. Por esa vía ha devaluado, ha generado más deuda, y ahora se empeñan en una supuesta política anticorrupción, falaz y embustera, que no dará ningún fruto porque no persigue al verdadero foco de la descomposición política: ellos mismos.
La gran mayoría de los chavistas y chavistos (término adecuado al lenguaje revolucionario, así este destrozando las reglas idiomáticas) no tienen como justificar los ingentes bienes de fortuna, que de no estar en manos de testaferros, de seguro obligaría a la Revista Forbes a cambiar su lista.
Videntes o charlatanes
Lo que sí es digno de resaltar es que tienen una cualidad para enfocar el futuro, no como un acto de planificación sino porque actúan como videntes capaces de presagiar el porvenir, esclarecer lo que está oculto mediante visiones sobrenaturales, muy distinto a esos gobiernos capitalistas e imperialistas que les da por concebir, programar y ejecutar planes concretos.
Tan es así que se han empeñado en promocionar a Ciudad Bolívar como sede de los Juegos Panamericanos, lo cual no tendría nada de extrañar si en la zona existiera la infraestructura necesaria no solo para las actividades deportivas, sino para el turismo conexo.
En la otrora Santo Tomás de la Nueva Guayana de la Angostura del Orinoco no hay una sola calle asfaltada, a pesar que una de las consignas oficiales es que en la zona hay tres compañías de asfalto; no hay hoteles, ni infraestructura que permita alojar a las delegaciones y a sus familiares; si no fuese por la majestuosidad del Orinoco, costaría mucho competir con Buenos Aires y Santiago.
Hay algo que ellos saben que los demás mortales desconocemos. Y entre ellas deben estar las normas de seguridad con que protegerán los cafetines y cantinas de los gimnasios para que no sucedan incidentes como la tragedia ocurrida en Puerto Ordaz, en el marco de los Juegos Deportivos Juveniles, que por un golpe de suerte, solo sesgó la vida a una periodista y dejó dos personas heridas: una niña de 12 años y un vigilante.
Las consecuencias de avalanchas, deslizamientos de tierra, granizo, sequía, huracanes, tormentas eléctricas, tornados, erupciones volcánicas, incendios forestales, inundaciones, terremotos y hasta tsunamis son superables en medio de la eficiencia y la eficacia gubernamental, pero tenemos un gobierno que en sí mismo es un desastre, y no precisamente natural, que ante la ausencia de catástrofes apuestan por su ineficiencia para producir las tragedias.

Llueve… pero escampa

jueves, 8 de agosto de 2013

Luces, cámaras… ¿votos?

Miguel Yilales
@yilales
Hablar de farándula y política sin lugar a dudas no tiene nada de raro en nuestros tiempos. La relación no es ajena.
Las discusiones de altura política que podíamos encontrar entre Rómulo Betancourt y Gustavo Machado o entre Jóvito Villalba y Raúl Leoni o entre verdaderos diputados, no los misérrimos de hoy, desaparecieron.
Los debates actuales llegan a terrenos baladíes que no se vinculan a proyectos de ley y materias afines; las discusiones pasan a ser cuestión de egos, dimes y diretes; las declaraciones están fuera de contexto y se hace todo lo posible por enlodar la imagen más que confrontar las ideas. Todo pasó a ser un cotilleo de farándula.
¡Pero por qué extrañarse! En el imperio, país de ensueño para muchísimos revolucionarios de roja conciencia y para otros no tan encarnados que también se rinden a los pies de Mickey Mouse, el histrionismo se apoderó de la política.
Los norteamericanos llevaron al Despacho Oval en el Ala Oeste de la Casa Blanca a un actor, Ronald Wilson Reagan, que hasta saltatalanquera fue al haber militado en el Partido Demócrata y en el Republicano o al sempiterno exterminador, Arnold Shwarzenegger, quien gobernó California, con el único historial político de tratar de destruir, en la ficción, el futuro de la humanidad.
De Irenelandia a Chavezlandia
Lo más llamativo es que algunos personajes de la farándula criolla quieran seguir ese ejemplo.
Sabemos que Venezuela es un país eminentemente farandulero, donde nos debatimos entre las mujeres bonitas, la política y el petróleo.
Desde que la Política la dejaron de hacer verdaderos políticos, formados y educados para ello, nada tuvo de extrañar que actrices y actores, locutores y animadores, presentadores y entrevistadores, dueños de medios, personajes del cine o reinas de belleza terminaran ejerciendo cargos políticos de elección popular.
Ejemplos sobran, el más emblemático de todos fue el caso de Irene Sáez, cuyo gobierno en el municipio Chacao fue bautizado como "Irenelandia", lo cual hizo que hasta algunos gurúes de la política, vieran en ella cualidades para dirigir las riendas de un país que atravesaba, y aun lo hace, una profunda crisis moral.
Pero ella no fue la pionera. El original en este rumbo de mezclar el mundo farandulero con la política fue Renaldo José Ottolina Pinto, Renny Ottolina, quien para 1977 tomando en cuenta el poder de convocatoria que tenía por su labor televisiva, decidió lanzarse como candidato presidencial, con miras a las elecciones del año siguiente, aspiración que se vio truncada en el insólito y trágico accidente aéreo que le sesgó la vida el 16 de marzo de 1978.
Pero con la llegada al poder del adecentamiento político que representó el hoy comandante eterno, supremo, único e irrepetible en toda la historia patria, solo equiparable al Libertador, la historia cambió.
La farándula solo podía estar asociada con las gloriosas declamaciones o las melodiosas interpretaciones del Líder de la Revolución, que de seguro hubiesen hecho palidecer a Andrés Eloy Blanco o a Don Pedro Vargas.
Por esta vía no solo el Parque del Este perdió su epónimo, el complejo hidroeléctrico de Guri ya más nunca usó el nombre de Leoni y los buques petroleros fueron rebautizados para borrar lo palurdo de llamarse como reinas de belleza.
En parques, autopistas y cualquier lugar era necesario suprimir la Venezuela civil y dejar la Venezuela heroica.
Pantallería en Revolución
Pero ese aporte revolucionario parece que murió con el líder. Hoy no solo se plantea la necesidad de bautizar parques, calles, plazas, esquinas y pare usted de contar, con su nombre, sino que a falta de un gobernante mediático, cantante ¿? y declamador ¿? el heredero se hizo rodear de peloteros, animadores y cantantes para postularlos a burgomaestres.
Ahora en época de revolución, sí podemos decir que en Venezuela al acabarse los enroques de siempre, lo importante no es el talento, la intelectualidad, la formación en la gestión pública, sino que basta con la exposición en pantalla, es decir, la pantallería de algunos candidatos.
El pensum de las academias de actuación y modelaje de seguro enseñan sobre política y manejo del Estado, que en algunos casos hasta exime, a algunos pantalleros, de la educación universitaria sobre la materia.
En fin, es la Venezuela en que la farándula puede más que la política, porque hay más telespectadores pegados a la pantalla, que ciudadanos involucrados en el ejercicio político.

Llueve… pero escampa