miércoles, 28 de enero de 2015

Dios(dado) ya no proveerá

Miguel Yilales
@yilales
Estamos ante un país que por momentos pareciera ilógico, aunque esos instantes se vuelvan tan largos y reincidentes, que pasan de lo anormal a lo normal.
Si uno atendiera a los temas que son noticias por las redes sociales nos podríamos percatar que en menos de lo que aletea un colibrí, y eso que lo hace 55 veces por cada segundo, en Venezuela podemos pasar de pedir la renuncia del primer empleado nacional a las colas en los mercados a cielo abierto, para luego preocuparnos por la visita de unos expresidentes latinoamericanos y finalmente terminar hablando de la paisana de Andrés Pastrana y Nicolás Maduro (según revelara el exmandatario colombiano) que fue electa Miss Universo.
De seguro alguien dirá que ese es el escape que tenemos los venezolanos a los temas que tanto nos agobian, pero trato de imaginar a Gandhi durante la independencia de la India o a Lech Walesa y su movimiento Solidaridad dejando sus luchas de lado para preocuparse por las respuestas de las misses, el color del vestido o sí hubo un chanchullo entre Donald Trump y sus inversiones por lo que las coterráneas de Gandhi o Walesa no clasificaron a la siguiente ronda.

Escasez de criterios, más que de insumos

Sin embargo hay hechos que no se pueden desvirtuar y menos tratar de tapar con un dedo, como hacen recurrentemente los que entrecierran los ojos y ponen su dedo al frente tratando de trocar el día en noche.
Si usted busca pasta de diente solo encontrará una marca. Aquí nadie sufre de sensibilidad dental, los niños tienen que tragar bastante flúor en especial porque están aprendiendo con dentífrico de adulto, a nadie se le forma sarro o piedras en los dientes y mucho menos se necesita blanqueamientos especiales.
Igual pasa con esa perversa costumbre que por décadas se nos enseñó a los venezolanos de que teníamos que comer proteínas, en especial esas que mientan pollo o carne, y ni pensar en ese lujo que es el pescado. A sustituirlas por frutos secos que se encuentran en el mercado: almendras, avellanas, castañas, nueces de macadamia o piñones, además por frutas secas como las ciruelas pasas, los dátiles y los higos secos que nos llegan de los acuerdos firmados en la última gira presidencial y los cereales cultivados en el sistema recuperado por Agropatria, en esos galpones que se encuentran a lo largo de la Autopista Regional del Centro, que están en plena producción aunque parezcan abandonados, derruidos, destruidos y arruinados.
Eso mismo ocurre con el papel sanitario, el café, el aceite de maíz (totalmente desaparecido) y las servilletas, todos productos superfluos que fueron inventados por el capitalismo para incrementar el consumismo.
Pero lo que nadie se imaginaba es que quien juraba que tenía a Dios agarrado por la chiva, no solo por usufructuar su nombre o porque le hiciese ojitos al comandante supremo, sino por creerse guapo y apoyado, atrabiliario y grosero, malcriado y chapucero, fuese a ser inculpado en algo tan serio como el Cártel de los Soles, ya no por una escatológica hojilla televisiva, sino por un oficial de la entera confianza de la revolución.

Dios proveyó otra cosa

De nada valdrá decir que es la derecha internacional que está complotando, a menos que quieran aceptar que el sistema de inteligencia cubano y el venezolano son tan malos que se dejaron infiltrar un topo por 16 años y que lo activaron para perjudicar al teniente-capitán, porque no es lo mismo decir que infiltraron la seguridad de un diputado con el paisano presidencial (alias El Colombia) a aceptar que los gringos los tenían espiados hasta la médula.
En las primeras de cambio le ha ido tan mal al diputado, vicepresidente de un partido, militar de dos rangos, convertido ahora en el Don Corleone de la familia soleada, que ya en las redes sociales corre le especie de que el otro día dijo “si miento que se caiga el techo” y la cornisa del Palacio Federal Legislativo se desplomó. Cierto o no ya empiezan los mitos que tumban los ídolos de barro.
Definitivamente esta V vino a ser diferente a la IV: tenemos un cártel de los soles, unos políticos de quinta que antepusieron los intereses extranjeros por encima de los nacionales y unos resentidos, ruines, viles y pendencieros que pasarán a la historia como los destructores del país. Ya no les quedan caretas de demócratas a estos cleptócratas que nos desgobiernan, aunque la tarea de adecentar al país será más fácil porque parece que Dios(dado) ya no proveerá.

Llueve… pero escampa

miércoles, 21 de enero de 2015

Este maltrecho país devaluado

Miguel Yilales
@yilales
Como todo lo que ha ocurrido desde que la revolución bolivariana llegó al poder, los inicios nunca son cuando deben ser: el siglo, las décadas, los años, todos han comenzado tarde.
Nuestro país está hipotecado, devaluado, destruido y desgarrado por una gestión que montada sobre el odio y el desprecio por el otro fue capaz de dilapidar miles de millones de dólares para instituir un proyecto demostradamente fracasado.
Este 2015 nos agarra sin batería para el arranque (como no hay en el mercado deben estar a la espera de ella) precisamente ahora cuando atravesamos la crisis económica más severa de los últimos años, tenemos un desabastecimiento generador de interminables colas de venezolanos escudriñando lo que encuentren, una moneda que cada día vale mucho menos y una inflación galopante, según las maquilladas cifras oficiales alcanzó al 60% pero que en el bolsillo común es superior al 100%, a alguien se le ocurrió que era mejor hacer una gira turística que adoptar las necesarias e impopulares medidas.
Pero no pretendo hablar de economía por dos razones básicas, la primera es que no es mi área de experticia (y no hay nada más pavoso que los sabelotodo) y segundo porque aun no hay anuncios de que hablar, aunque parece irónico que entre la peregrinación internacional del usufructuario del comandante galáctico, la pedidera de préstamos y la visita a países de la OPEP que decidieron no disminuir la producción, no haya habido tiempo para anunciar las medidas que serían anunciadas cuando cayera el año viejo, claro lo que uno no podía saber a cual año viejo se referían sí al hebreo, al chino o al musulmán.

A repartirse lo que queda

Fíjense que mientras al gobierno le da por no anunciar, a la oposición le da por no declarar. Mientras al gobierno le da por marchar, a la oposición le da por llamar a la calle. No hay quien tome decisiones coherentes, ni quien gobierne y menos aun quien se oponga a este desastre que nos agarró en medio del naufragio y sin salvavidas.
Este año de crisis es también año electoral y al régimen se le ocurrió la genialidad de convertirlo en el año de la profundización ideológica, con el agravante que ninguno de ellos es practicante de esa doctrina, algo así como que sí el reverendo Martin Luther King en su lucha por la igualdad de los derechos civiles, contra la segregación y la discriminación racial estadounidense le hubiese dado por andar con una capucha actuando en nombre del Ku Klux Klan.
Mientras que la oposición, jugando el mismo tablero gubernamental, tampoco atina a hacer lo que debe hacer y no lo hace porque no ha aprendido a interpretar el pensamiento militarista de quienes detentan el poder: para ellos no hay elección sino confrontación, para ellos no hay diálogo sino injuria, afrenta e improperios, para ellos hay ofensivas y contraofensivas.
Cuando en la oposición unos apostaban porque las protestas iniciadas a principios de 2014, y que en estricto apego a la constitución eran un derecho, permitieran una solución política, otros se aventuraban por una cohabitación a la que no habían sido invitados.
Finalmente estas le sirvieron al régimen para perseguir a la oposición, poner en práctica su aparato represivo, destituir a alcaldes y encarcelar a algunos dirigentes incómodos; mientras que a la oposición demostró su talante democrático, su capacidad discursiva y que los “salidistas” no tenían la razón.

Un nuevo reto, un nuevo camino

Lo lamentable es que quienes hace un año se opusieron a “la salida” porque no había sido su idea o porque cuestionaban el liderazgo del único que sabía cuál era el camino y cuándo el tiempo de Dios para implementarlo, hoy la plantean campantemente sin importar el año perdido y las consecuencias de anteponer su partido, su estado, su empresa o su popularidad por encima de los intereses del país.
Esta es la verdadera devaluación que padecemos los venezolanos: una desvalorización moral y de principios, que sabíamos estaba en la naturaleza de esos guapetones de barrio que dicen gobernar, pero que deseábamos no estuviese en los genes de quienes decían oponérsele.
Hoy cuando el color político se constituye en un mecanismo para el apartheid tenemos el reto de deslastrarnos del oportunismo, la conveniencia personal y del provecho partidista para que todos juntos nos ocupemos por sacar adelante a Venezuela y que deje de ser este maltrecho país devaluado en que lo convirtió una revolución nada bonita.

Llueve… pero escampa

jueves, 15 de enero de 2015

Se manda pero no se gobierna

Miguel Yilales
@yilales
Escribir sobre el país es un compromiso muy grande porque siempre surgen detractores o quienes te apoyan, los primeros porque no les gustan que se critiquen los momentos que vive el país y los segundos porque se expresa lo que ellos mismos quisieran decir.
Es que lamentablemente vivimos en un país al revés (de cabeza es lo más decente que se me ocurre) en el que los conejos persiguen a los perros, los caballos están detrás de las carretas, quienes gobiernan sabotean la gestión gubernamental y los que se oponen al gobierno no les gusta actuar como oposición.
En estas semanas diferentes sectores de la vida pública nacional les ha dado por desconcertarnos, por lo carentes de norte, de valores y principios, lo cual ratifica la urgente necesidad de cambiar el rumbo o, por lo menos, a los que hacen de pilotos.
Fíjense que estamos tan desorientados que el que dice dirigir los destinos del país decidió, en medio de una crisis económica, con la mayor escasez de productos y con cifras exorbitantes de inflación, tomarse unos días de paseo familiar encubierto en una misión oficial. 
De Caracas a Brasil, de ahí a la China con parada en la roja plaza de Moscú, para luego recalar en el Medio Oriente, sin invitación, sin agenda y sin coordinaciones diplomáticas.

Leña para todas las brazas

Pareciera que en pleno vuelo les pedía a los pilotos que lo dejaran en la esquina, quizás por esa costumbre tan venezolana de pedirle a los autobuseros que así lo hagan. Nadie lo estaba esperando y para las reuniones sociales (porque oficiales no fueron) el anfitrión se hizo acompañar con su amante combatiente y por ministros, transmutados en fotógrafos, para capturar las selfies, esa moda de autofotografiarse.
Para demostrar la informalidad del asunto a nuestro itinerante le dio por vestir mono deportivo, lo cual me hace recordar a un mandatario venezolano, que fue depuesto por un compadre (un nexo que siempre es dado con Dios, muy distinto que con Diosdado) quien recibía las visitas, oficiales o no, en pantuflas. Es que el enmonado gobernante debiera ver si no le cayó la pava del compadrazgo.
Pero estas baboserías no son exclusivas del gobierno. A un alcalde capitalino, perteneciente al partido cuya prioridad es la justicia, le ha dado por jugar a estar, como decía mi abuela, bien con Dios y con el Diablo.
En ese municipio se permite la protesta pacífica, pero vaya usted a saber qué es pacífica, porque según el burgomaestre de marras el que unos jóvenes coloquen imágenes de quienes fueron asesinados durante las protestas de 2014, es un atentado contra la salud de los chacaoenses.
Que Pérez Jiménez prohibiese el uso de la iconografía de Carnevalli, Pinto Salinas o Ruiz Pineda era lógico, pero que lo haga quien dice adversar al gobierno es como melindroso.
Pero sus desatinos no llegan hasta ahí, recientemente le dio por criminalizar a quienes cierren una vía para llamar la atención de las autoridades, porque a su justiciero juicio ese tipo de protestas no son pacíficas sino que violentan el derecho al libre tránsito. Me imagino a este adalid del derecho pidiendo la cabeza del ciudadano que se atrevió a interrumpir el libre tránsito de los tanques que se dirigían a la Plaza Tiananmen.

Con el santo de espaldas

Y la guinda que le faltaba a la torta, la pusieron en la procesión de la Divina Pastora, aunque en realidad más que la guinda pusieron la torta. Convertir un acto de peregrinación y fe, en un sarao con mesoneros y todo, solo se les podía ocurrir a esa casta que dicen gobernar porque tienen el control de las armas.
En el país, todos los 14 de enero, ocurre una movilización de verdadera fe. Son 7,5 kilómetros de religiosidad, que este año fue empañada por unos sibaritas que les dio por tener anfitriones impecablemente trajeados para libar bebidas espirituosas.
Tan mal les fue que la única valla con alusiones políticas (la de ellos) se cayó y se despedazó, a un lado quedó la imagen de María Divina Pastora de Almas y al otro la iconografía de la Revolución, un claro mensaje de la Providencia (o del mensajero) quien finalmente rasgó tal procacidad.
Mientras hay quienes seguimos apostando por un país unido, lleno de tradiciones y de venezolanidad, hay otros a los que solo les importa su beneficio particular, ya que en lugar de tener posiciones firmes ante la vida, les resulta mejor (y vale más) ser una verdadera guabina en un país en el que se manda pero no se gobierna.

Llueve… pero escampa

martes, 6 de enero de 2015

Entre Eudomar Santos y Palomino Vergara

Miguel Yilales
@yilales
Hace algunos años muchos intelectuales (¿?) se alegraban, y así lo plasmaron en un documento, porque al fin se le haría un desagravio al último dinosaurio sobre la faz de la Tierra. Un homenaje al asesino de cubanos, al que ensangrentó a Venezuela en los 60 y exportó miseria al continente americano, fue una verdadera afrenta a quienes ofrendaron su vida para derrotarlo, algo así como que sí los judíos, le hubiesen hecho una distinción a Hitler.
Ahí están sus nombres, y aunque algunos han rectificado, desde ese instante nadie quiso hacer política y se inició un camino muy peligroso. En el país se respiraba el espíritu de la antipolítica, todos empezaron a felicitarse porque al fin se lograban pasos importantes en la destrucción de los partidos y la construcción de una democracia aséptica, con lo cual se estaba creando un monstruo.
Resulta que cuando lo único importante era decapitar políticamente a Carlos Andrés Pérez, aunque algunos habían intentado hacerlo con las armas y otros conspirando desde su propio partido, salió a la palestra un personaje que inmediatamente muchos lo entendieron como el paradigma del nuevo político venezolano: improvisador, dicharachero, cuentero, guapetón y oportuno que decía “como vaya viniendo, vamos viendo”, una pésima interpretación de la frase laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même (Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo).

Macho que se respeta…

Es de allí que empezaron a surgir un sinnúmero de políticos y empresarios con aspiraciones presidenciales, émulos de Eudomar Santos, ese personaje que interpretaba Franklin Virgüez en la novela “Por Estas Calles”.
Aunque se ha derramado mucha tinta, inclusive académica, para explicar este fenómeno, creo que aun hay cosas que escribir pero en otro sentido, porque no es solo la conducta Santos la que se apropió de la antipolítica venezolana, sino que de la interpretación de Emilio Lovera va a surgir su complemento: Palomino Vergara.
Vimos como un encantador de serpientes embaucó con arengas y proclamas a sus tropas, al hablarles de glorias y grandezas, del árbol de las 3 raíces y de la sangre bolivariana que corría por sus venas, pero que al escuchar los primeros disparos, le contestó al general que lo fue a buscar: “mande usted general, donde será mi rendición”.
Con similar actitud procedió durante los hechos de abril de 2002, que ante el desconocimiento de la FAN y la renuncia que le solicitó el “vitalicio” embajador venezolano en Portugal, llamó a un monseñor Porras para que le garantizara la vida y por error en vez de Hernán llegó Baltazar, con lo cual terminó diciendo “ordenen ustedes” a generales, coroneles y al sacerdote que tanto odiaba.
Así también actúan el guapetón teniente-capitán-diputado de la Asamblea Nacional hasta que lo confrontan (pareciera que ese fue el motivo para sacar a María Corina Machado del Parlamento) o el que dice ejercer la presidencia del país, que no sabe sí obedecer a su mujer o a quienes mueven los hilos del poder.

Hay muchos… pero duran poco

Fíjense que Nicolás Maduro el día que se conmemoraban los 15 años de la Constitución y la tragedia de Vargas (olvidada por el régimen) convocó, al estilo Eudomar Santos, una improvisada y macilenta marcha sin sentido en contra de las sanciones del gobierno estadounidense a funcionarios venezolanos violadores de los Derechos Humanos (con lo cual uno no sabría sí es que está a favor de las violaciones), en ella se transformó en todo un Palomino Vergara que insultaba, bravuconeaba, gritaba y amenazaba, para en días demostrar su verdadera naturaleza, ya no frente a Fidel (más de allá que de acá) o a Raúl (transmutado en pitiyanqui) sino al propio vicepresidente norteamericano Joe Biden, a quien en vez de reclamarle injerencias terminó diciéndole, con sonrisita incluida, “mande usted señor”.
Pero nuestros males no terminan ahí porque en la oposición también les ha dado por alternar entre Eudomar y Palomino: cuando no improvisan, es que no tienen planes y si no les da por ser bravucones entre ellos o contra quienes los critican para terminar diciéndole al régimen con voz atiplada y llorosa: ordene.
Lamentablemente estos primeros días del 2015, como los 16 años en revolución, nos han demostrado que fanfarrones hay muchos pero duran poco y que se continuará improvisando según como vengan las cosas, algo poco alentador frente al panorama económico, social y político que se avecina.

Llueve… pero escampa