viernes, 22 de mayo de 2015

Rata de dos patas

Miguel Yilales
@yilales
En la cultura occidental las ratas tienen connotaciones negativas porque son percibidas como unos animales peligrosos, sucios, fuente de enfermedades, parasitarios y ladrones de comida. Describir a una persona “como una rata” implica generalmente que está envuelta en algo sospechoso y deshonesto, que pertenece al hampa o es un informante y delator.
Recuerdo que hace algún tiempo escuché en la radio un tema que me llamó la atención. Es de esas canciones que la gente llama corta venas, un despecho de principio a fin que hablaba precisamente de una rata.
La letra se refería a un despreciable animal rastrero, que de paso era un adefesio mal hecho, un infrahumano y además un espectro del infierno, que solo puede compararse con una alimaña, una culebra ponzoñosa, un desecho de la vida, una sanguijuela, una cucaracha que infecta donde pica, un inútil y una hiena del averno.
Sí algo se parece al amor es la política o viceversa. Ambos son apasionados y ardientes, no son objetivos, ni desinteresados, mucho menos equilibrados y jamás renunciativos (nadie dice “se lo dejo a usted” para demostrar desprendimiento), son monotemáticamente obsesivos y por supuesto socialmente imprescindibles. Son tan similares que sufren de los mismos trastornos: el abandono, la apostasía, la apatía, el desanimo y, el peor de todos, la traición.

Con madriguera y todo

En los últimos años hemos experimentado la mayor traición cometida en Venezuela. Quienes se postulaban como los salvadores de la crisis que se vivía en el país, que además acabarían con la corrupción porque la eficiencia gubernamental sería su bandera y que lo convertirían en una potencia económica, social, deportiva, política e industrial, lo terminan dejando en el abandono, con la inflación más alta del continente y una de las más altas del mundo, con una sociedad que mendiga y deambula en busca de los productos de la cesta básica, que no tiene electricidad, agua potable, viviendas dignas, vialidades decentes, con una moneda debilucha frente a otros signos y donde los pranes administran la inseguridad junto a ministros, jueces, fiscales, diputados y militares.
Todo esto viene a cuento porque en días recientes empezó a salir a la luz pública una serie de documentos, artículos de prensa y trabajos de investigación periodística que supuestamente confirman que desde que se inició este disparate de revolución hay en sus filas un capo (lo cual era un secreto a sottovoce) que era dueño de empresas, negocios, centros comerciales, emporios que administra a través de testaferros y con capacidad para contratar a famosos artistas cubanoamericanos para que le den lecciones de canto a la hija.
El teniente-capitán que dirige la Asamblea Nacional y da órdenes a los diputados que hacen vida en ella, nunca ha demostrado de donde salieron los fondos para el estilo de vida que ostenta, pero seguro estoy que no provienen de la pensión militar (no le quedó al dársele de baja), de la dieta parlamentaria o de lo obtenido en CONATEL, los distintos ministerios y la vicepresidencia, por lo cual el imaginario popular lo ha convertido en el pimentón de todos los guisos.

Diosdado Today

Un Diosdado desencajado, y no me refiero al general que interpreta Franklin Virguez en “El Señor de los Cielos”, se mostró ofendido por las denuncias aparecidas en los periódicos internacionales y que fue reproducida por la poca prensa nacional independiente que queda, y se querelló con los editores porque se le acusaba sin presentar pruebas, no se presumía su inocencia y se le sometía al escarnio público.
Atrás quedaron la destitución fraudulenta del curul de María Corina Machado, nada que ver con las acusaciones infundadas contra Ledezma, López, Ceballos, Scarano, Capriles y los estudiantes, ni siquiera mencionar a los comisarios y policías sentenciados sin elementos de convicción y tampoco parece relevante el sinnúmero de chismes, invenciones y embustes que supuestos patriotas cooperantes le hacen llegar a su programa y que él usa para desprestigiar sin presentar pruebas o presumir inocencia.
Desconozco si la canción de Paquita la del Barrio tenía destinatario, en lo particular tengo a quien dedicarla, pero estoy seguro que en el país hay más de uno dispuesto a cantarla a viva voz a los responsables de la destrucción institucional de una nación que de exportadora de libertades terminó protagonizando el narcotráfico, la corrupción y la violación a los derechos humanos.

Llueve… pero escampa

jueves, 14 de mayo de 2015

Imitadores de pacotilla

Miguel Yilales
@yilales
Desde hace tiempo he estudiado el mito político y el empleo de mitos para hacer política, una práctica que en nuestro país se podría equiparar a la afición de hablar de cualquier tema y materia sin propiedad.
Por supuesto que crear mitos es más fácil si lo hacemos de personas que han ejercido el poder económico, social o político de un país. Que sí cantaba o sí bailaba, que sí era irresistible para el sexo opuesto, que sí se ha leído todas las obras de la Biblioteca de Alejandría o cree que Alejandría es una vendedora de libros de las que hace vida en la Fuerzas Armadas, es lo de menos, lo importante es que usted crea el cuento que le echen.
Eso ocurre con el que mientan el comandante supremo y eterno. Y es que luego de 15 años ejerciendo el poder político en Venezuela, con más de 3.656 horas o lo que es lo mismo 152 días ininterrumpidos de exposición televisiva, de seguro encontraremos imágenes que podrían ser copiadas de películas hollywoodenses o, más en su estilo, de novelas de Delia Fiallo.
Recientemente salió un opinólogo que le dio por convertirse en semiólogo de la imagen para analizar un video musical en el que aparece un dúo, un reguetonero y una actriz que representa a una joven con cáncer.  Según el improvisado analista el abrazo que ocurre entre la chica y los cantantes, es la evocación de uno similar acontecido entre el desaparecido presidente y una niña con el mismo padecimiento.

“Aló, Chino y Nacho”

Pero el ridículo no llega hasta ahí sino que se profundiza en la explicación de que la imagen se uso con la finalidad de mejorar los niveles de audiencia de los cantantes, garantizar la aceptación entre el público venezolano y disminuir el rechazo que sienten los seguidores del difunto mandatario por estos cantantes.
Resulta que el video del tema musical se volvió viral y quienes no lo habían visto corrieron a ver de qué trataba, con lo que el opinólogo debiera pasar su factura por honorarios por la publicidad gratuita.
Así que sí se consigue en un aeropuerto con Naomi Campbel, Danny Glover y Sean Penn no se le ocurra tomarse una selfie porque lo acusarán de copiar al comandante; sí va a un concierto dirigido por Rafael Dudamel ni piense en aplaudir la ejecución de la orquesta no vaya a ser que crean que se inscribió en el partido de gobierno; sí aspira a ser electo presidente del condominio no abrace viejita, ni bese muchacho ajenos porque puede ser acusado de imitador y por supuesto no piense en usar aviones, carros, comer y, menos aún, ir al baño por ser actividades exclusivas del líder único y eterno.
Lo que falta es que se haga un reality show en el que los fanáticos llamen a los cantantes y no pueda decir “Aló, Chino y Nacho” por ser propiedad intelectual del chavismo que nos desgobierna.
Asimismo le debe estar ocurriendo al periodista español Emilí Blasco con su libro “El Búmeran Chávez. Los fraudes que llevaron al colapso de Venezuela”, que encontró en un imitador de estadista su mejor publicista.

Bumerán contra mazo

La investigación periodística de Blasco, que se alimenta con las declaraciones de unos cuantos cooperantes de la DEA, ha servido para que el presidente de la Asamblea Nacional demuestre su espíritu de  camorrero con su garrote medieval y demande a los directivos de los medios nacionales que reprodujeron lo que publicó el diario español ABC sobre el texto.
Esa decisión es como que sí a usted le prohibiesen citar a cualquier autor, retuitear a alguien o compartir lo que otro escriba en su muro de Facebook, porque eso lo haría copartícipe de las ideas y por ende corresponsable, con lo cual volveríamos a la era de la inquisición, muy acorde con un régimen que está empeñado en llevarnos al siglo XV con sus conucos verticales, el desarrollo endógeno, el trueque, la comuna, las ramas, los curanderos y las enfermedades endémicas ya desaparecidas en el mundo moderno menos en Venezuela.
Es que estos seudopublicistas, políticos chambones y opinólogos ineptos deben haberse formado con un verdadero imitador de pacotilla y supuesto manager de artistas, ahora transmutado en directivo de un canal de televisión regional, que se queja de los incendios en El Ávila no por el daño al pulmón vegetal de Caracas sino por el hollín que llega a las ventanas de su pent-house, con lo cual demuestran que para mantenerse en el poder tienen que ser inescrupulosos, manipuladores, serviles, mentirosos, corruptos, deshonestos, crueles y malvados.

Llueve… pero escampa

jueves, 7 de mayo de 2015

Un país de improvisados

Miguel Yilales
@yilales
A los venezolanos nos gustan las cosas buenas: el buen vestir, el degustar finos platos y libar las más finas bebidas, en especial si son destiladas en las altas tierras escocesas. Es por eso que algunos pueden pensar que somos vanidosos, jactanciosos y petulantes y que al comer y beber parecemos sibaritas.
Esa ha sido la mayor piedra de tranca para inocularnos el Socialismo del Siglo XXI porque entre sus preceptos están los votos de pobreza (y no precisamente franciscanos) que le pretenden imponer a toda una sociedad, para que así permanezcan aferrados a las dádivas del Estado.
Uno puede llegar a imaginar que todo esto obedece a un plan estratégico orquestado, según algunos desde La Habana, para depauperar a los pobres y empobrecer a la clase media, aunque por como lo ejecutan e implementan pareciera más bien eso que entre los músicos llaman “un vente tu” y no un diseño deliberado.
Que se reúnan varios artistas y hagan placenteras las nueve horas de espera en el aeropuerto de Maiquetía es viable porque existe un conocimiento previo de notas, acordes, melodía, armonía y ritmo que no todos dominamos o que un actor le de por armar una presentación a partir de un tema que la audiencia plantee es fácil porque se alimenta de escenas de la vida misma, pero que se improvise en política es para temblar y no precisamente de la emoción.

Pura chapucería

Nadie pudiera imaginar que las acciones para contener el avance del socialismo de Hitler fuesen producto de la improvisación de Winston Churchill, por supuesto es temerario comparar a un estratega político, militar y escritor (galardonado con el Nobel) con quienes se creen políticos porque han vivido de las ubres del Estado y nunca han trabajado para ganarse el sustento diario sino que están como “caimán en boca e’ caño” a la espera de una coima, gratificación, recompensa o comisión.
A nadie en su sano juicio se le hubiese ocurrido adelantar media hora el reloj para ahorrar electricidad, porque además de demostrar no saber nada de geografía, desconocían que la luz diurna dura más en el hemisferio norte (donde está Venezuela) en los meses de mayo a septiembre, pero menos de noviembre a marzo y que en el oriente amanece más temprano que en el occidente y por ende en occidente oscurece más tarde que en oriente. Pero la improvisación solo les dio para cambiar el horario con lo cual quedamos desfasados con el resto del mundo para satisfacer el ego de un megalómano.
Ante el cambio climático global, el gurú que dirige el régimen venezolano y sus cómplices, creen que hay un incremento súbito de las temperaturas por culpa del malvado capitalismo y la generación de gases invernaderos, con lo cual critican a nuestro único producto de exportación y principal contribuyente del calentamiento global, pero su aporte es reducir la jornada laboral y regular la temperatura de los sistemas de aires acondicionados.
Hasta ahora no han culpado al Enterprise, al capitán Kirk y a míster Spock de tener una lupa gigante sobre Venezuela para que suban las temperaturas como medida de desestabilización interplanetaria contra el régimen chavista, pero por sus reacciones y caras de sorpresa pareciera que se enteraron del calor hace menos de un mes.

La cosa no queda ahí

En la otra acera política, me refiero a la de la oposición, las improvisaciones también están a la vuelta de la esquina.
Si alguien le preguntase a los taciturnos que hacen vida en la oposición sobre las abusos del ministerio de elecciones que hacen írrita cualquier consulta, de seguro balbucearían una improvisada respuesta de que ni la lluvia, ni el sol, ni la nieve podrán detener la avalancha de votos, pero nunca le dirán como motivarán el voto, ni cual es la táctica para que no le hagan fraude o si ya adiestraron a los testigos de los partidos políticos para que no les escatimen los votos y mucho menos responderán sobre el porqué han dejado de lado las protestas que permitan canalizar el descontento y traducirlo en votos, bueno algo así como una estrategia política planificada.
Dicen que los políticos y los militares son expertos en planificación, pero parece que los que nos han tocado (en el régimen y en la oposición) solo aprendieron el manejo de la improvisación, lo lamentable es que no tienen la imaginación de los niños, ni la musa de los músicos y mucho menos la capacidad del estudio por lo que solo han empeorado eso que llaman política en la Venezuela del siglo XXI.

Llueve… pero escampa