sábado, 27 de agosto de 2016

Vade retro Nicolás

Por Miguel Yilales
@yilales
Al escribir estas líneas aún se desconocen las rutas a seguir, la actitud de la gente y, en definitiva, lo que ocurrirá el 1 de septiembre cuando exigiremos se respete la constitución y se nos permita ejercer el derecho a evaluar la gestión de la caterva que desgobierna a Venezuela.
No puedo aseverar, y para hacerlo tendría que tener los dotes adivinatorios del exadeco, exmepista, excausaerrista, expepetista y ahora furibundo chavista, hasta que se “fume una lumpia” y le cambie el rumbo el yate, quien aseveró que habrán muertos, violencia y sangre, con una certeza tal que parecieran palabras del planificador de la tragedia o de quien la dirigirá, que este será el apocalipsis del Socialismo del Siglo XXI o que estaremos ante la cruzada final para arrasar con los impuros engendros revolucionarios (como algunos desearían que escribiera) pero sí que daremos un paso muy importante para lograrlo.
Ese exmaestro (esa cualidad no se pierde aunque hay excepciones), ahora devenido en nigromante, debe saber que sí alguien no estudia, no hace la tarea, se jubila y usa las chuletas de algún chulo del Caribe, tiene todas las posibilidades de salir reprobado en la evaluación aunque se encomiende a todo el santoral o regale baratijas en bolsas CLAP.
Están raspados
La evaluación electoral del peor administrador de nuestra etapa republicana llegará, y cuanto antes mejor, si es que previamente no ocurre alguna situación sobrevenida que distienda sus obreras tripas que, por el tamaño de sus deposiciones, deben recorrer toda su mofletuda humanidad (incluida la cavidad craneal) y el susodicho decidiera embarcarse en la Mula Sagrada, y la llamo así sin alusiones personales o porque él tenga familiares agarrados con los polvos en las manos sino para seguir la tradición y darle un nombre a la aeronave presidencial.
Valórelos en seguridad, abastecimiento y transparencia administrativa; en educación en cualquiera de los niveles; en economía con los temas: libertad económica, control de la inflación o poder adquisitivo; en salud con los tópicos: mortalidad infantil, desnutrición, construcción y mantenimiento a hospitales y abastecimiento de medicinas; en áreas varias como turismo, relaciones internacionales, industria petrolera y minería, medio ambiente, respeto a los derechos humanos o cualquier otra, para que se percate que ni que sume las notas obtenidas llegan a 9,5 puntos, es decir, están raspados, aplazados y, como se decía, sin derecho a reparar.
Tan mal evaluados están que nadie los toma medianamente en serio: anuncian la designación de generales que se encargarán de los rubros alimentarios y uno duda que esos nombramientos saldrán en el resumen curricular como el general de las caraotas, del huevo o de la yuca o hablan de que van a hacer una película sobre el cadáver insepulto y unánimemente se piensa que Linda Blair (por sus actuaciones previas) puede hacer de la Fosforito, que Jared Leto, luego de su experiencia como El Guasón, podría interpretar a un manipulador, mentiroso, patrañero, marrullero y perturbado siquiatra o que se le pueda solicitar al Chapo Guzmán, por su conocimiento en los negocios, que interprete al Chapo Furrial o Full Real (cualquiera de esas grafías es correcta).
Indignados y obstinados
Esta semana un sacerdote peregrino (acompañado con Dios, un rosario y la oración) y unos indígenas sin arco ni flecha empezaron a movilizarse para Caracas y al gobierno no se le ocurrió otra cosa que obstaculizar su derecho al libre tránsito con militares, milicias (los camisas pardas bolivarianos) y policías; los rojos paramilitares, chavistas y fascistas (disculpen el pleonasmo) amenazan al presidente de la FCU de la UCV, Hasler Iglesias, con volantes y panfletos por convocar a una concentración estudiantil; a la asambleísta y precandidata ecuatoriana Cynthia Viteri la deportan como sí de una delincuente común se tratara y revocan la medida sustitutiva de libertad de Daniel Ceballos en una muestra de su voluntad para exacerbar a sus huestes radicales.
Si eso ocurre por la actitud valiente y decidida de un estudiante, un sacerdote, unos cuantos indígenas desarmados, un líder político y una parlamentaria extranjera, imaginen el movimiento telúrico que sentirán en Miraflores, en el CNE, en el TSJ y en los cuarteles militares cuando los obstinados e indignados venezolanos, cual reverso de la medalla de San Benito Abad, a una sola voz, gritemos: Vade retro Nicolás.
Llueve… pero escampa

sábado, 20 de agosto de 2016

Copia chambona, barata y pirata

Por Miguel Yilales
@yilales
Cuando un productor de televisión, cine e incluso de radio apuesta por un remake lo hace porque cree que los éxitos del pasado son reeditables, porque las añoranzas lo validarán y porque no teme a aquello de que nunca segundas partes son buenas. Lo cierto es que vivirá una incertidumbre que solo se develará con las críticas o la aceptación de la audiencia.
Hay quienes piensan que los clásicos audiovisuales es mejor dejarlos como lo que son: una memoria histórica que sacudió el espectáculo y dejó huella profunda en una época, bien por sus actores, sus guiones o porque la impronta, dejada en su momento, no es repetible en otro. Pretender reproducir los éxitos de El Show de Lucy, Hechizada o El Zorro sin Lucille Ball, Elizabeth Montgomery o Guy Williams sería como hacer un batido, y en eso los venezolanos tenemos experiencia, sin agua, sin azúcar y sin frutas.
Por eso es que pasé un susto muy grande cuando, en ese espíritu periodístico que no sé si ya llega a ser masoquismo, se me ocurrió sintonizar el canal que está al servicio de todos los militantes del PSUV para ver la “verdad” revolucionaria. En pantalla se veían imágenes, de lo que parecía ser una reedición de una serie televisiva que se transmitió en los ochenta, con un caballero vestido de blanco, en el aeropuerto de una isla tropical y que le cumplía fantasías a todo el mundo.
Autoritarios y antidemocráticos
Ver al señor que dirige los destinos del país, embutido (nunca peor vestido) en un traje blanco, convertido en un Don Regalón mientras los venezolanos pasamos las de Caín, solo es posible en la cruel y perversa fantasía urdida en la mente de un emidosaurio caribeño. Al artífice de esa quimera solo le interesa que año tras año, un grupo de lisonjeros le canten cumpleaños y le lleven, a su decrépita existencia, inútiles obsequios.
Para entregar esas dádivas, el níveo trajeado, nos hace padecer un Viacrucis hasta el Calvario, y no me refiero al caraqueño parque que, en la onda de los juegos olímpicos, ahora es un corredor presidencial vedado a la presencia periodística, quizás para evitar que descubran la rutina de ejercicios del obeso mandatario. Es que tener que hacer interminables colas, como quien camina al Gólgota, en busca de medicamentos, alimentos e insumos es todo un martirio o que los menos favorecidos, obligados por el hambre, deban padecer el suplicio de buscar migajas y sobras que, en nuestro caso, se evidencia por el incremento de bolsas raídas con desperdicios en las calles, no precisamente por culpa de callejeras fauces caninas.
Será por eso que ante la carencia de ideas, la escasez de palabras y la insuficiencia de talento a nuestro fantoche le da por pedir consejos y oír las monsergas de un decadente nonagenario que ni puede soplar las velas de la torta. De ahí debe haber surgido la patraña de amenazar a todo aquel que exigiese el cumplimiento de la constitución y por ello vocifera que “el presidente turco Erdoğan quedará como un niño de pecho” si la inmensa mayoría continúa con las intenciones de desalojarlo del poder, con lo cual ratifica la naturaleza originaria de la plaga roja, es decir, que son atrabiliarios, violentos, autoritarios y antidemocráticos.
Dile no a la piratería
A pesar de los “ilustrados” consejos, cada vez, está más errático y desatinado: decreta un incremento de sueldos que no puede pagar sin imprimir más dinero inorgánico, lo que disparará la inflación y convertirá el aumento en sal y agua entre los dedos de los favorecidos; retiene los recursos, al único poder público que no le es afecto, para que no se cancelen los sueldos y jura que se la está comiendo; habla como presidente pro tempore de un organismo multilateral que no lo ha nombrado como tal y no se percata del ridículo que hace; hostiga, persigue y acosa a diputados, empresarios y periodistas que alertan sobre las arbitrariedades y atropellos gubernamentales y, en el marco de la diplomacia de arrabal (que se impuso cuando era canciller del difunto), le da por insultar, gritar y berrear contra otros presidentes, el Secretario General de la ONU o el de la OEA.
Al igual que en la televisión y en el cine sobran los ejemplos de segundas versiones que desencantaron a la audiencia, asimismo ocurre en la política venezolana, en especial, cuando quien manda acaba como la copia chambona, barata y pirata del gobernante anterior, que, por mucho, ya era el peor de nuestra historia republicana.
Llueve… pero escampa

sábado, 13 de agosto de 2016

No hay costura para tanto descosido

Por Miguel Yilales
@yilales
Hace mucho, mucho, pero mucho tiempo a un reyezuelo se le ocurrió que, mientras convertía a pasos agigantados a una exrepública en su hacienda particular, pondría a sus conmilitones a administrar los sistemas de producción y distribución de alimentos, la construcción de viviendas, el asfaltado de las calles y en cuanta cosa se le ocurriera para hacerlos parecer imprescindibles, aunque en realidad demostrasen cuan prescindibles eran en su oficio.
Desconozco sí en más de 5 mil años, desde la antigüedad hasta nuestros días, a alguien, en su sano juicio, se le ocurrió que los militares podían servir para otra cosa que no fuese matar y destruir (así sea legalmente) pero el tirano, que mandaba en el feudo como su propio patio bananero, creó un programa en el que ellos cambiaban el fusil por el arado, la pistola por el azadón, el tanque por una vendimia de verduras y la disciplina por el conteo de pollos.
Este plan, dirigido desde una caribeña isla, mataba varios pájaros de una sola pedrada: desprestigiaba a quienes ya eran percibidos como vagos y sin razón de existir; contribuía con la destrucción del aparato productivo; de fracasar responsabilizaba a los únicos que se escudarían en la obediencia y de no funcionar, amarraba por las gónadas a los mediocres, quienes ascenderían mientras jalaban, y no escardilla, para el amo.
Del brete humanitario y el cateto sin ideas
De ese desquiciado y desequilibrado proyecto no quedó nada bueno: lo que eran tierras productivas son un desierto; lo que era un país que no sufría desabastecimiento, hoy coquetea con la hambruna de una postguerra; la nación en la que todos eran generosos para convidar a la mesa ahora solo pueden compartir la desesperanza de la espera de horas y horas para comprar una hogaza de pan y de donde surgieron mentes brillantes como las de Humberto Fernández Morán y su bisturí de diamantes, Jacinto Convitt y la lucha contra la lepra o virtuosos como Jesús Soto y Cruz Diez con sus movimientos artísticos tiene a niños que abandonan las escuelas porque deben hurgar los basureros para no sufrir borborigmos y poder conciliar el sueño.
Uno hubiese aspirado que, luego de ver tan nefastos resultados y tras el deceso del locatario de la hacienda, a quien le tocase heredarla, se le ocurrirían seguir caminos distintos que le permitieran revertir el desastre y desandar los pasos mal dados, pero nos cayó un cateto sin ideas, que en lugar de rectificar, radicalizó y profundizó los errores, que reforzó el círculo vicioso y agravó la crisis, que se empeñó en seguir el rumbo de su predecesor y continuó el fracasado modelo de controles y restricciones a las libertades.
El mundo entero da cuenta del brete humanitario que vivimos. No solo es Luis Almagro con su informe activador de la Carta Interamericana, es Ban Ki-moon quien desde las Naciones Unidas alerta sobre la tragedia que padecemos, es el Vaticano quien muestra profunda preocupación por la desventura que genera este apocalíptico socialismo boliburgués, son los países del Mercosur que se niegan a que, quien no puede con su propio país, presida el organismo multilateral y ahora son 15 países del continente quienes presionan internacionalmente para que Ña Tiby y su merced Nicolás dejen de apagar fuego con gasolina.
En crisis por irresponsables
El país está en una inmensa crisis. Aquí llegamos por la incapacidad de unos irresponsables que solo tienen méritos en el odio y la maldad. Ellos depauperaron a una nación con inmensas riquezas petroleras, auríferas, hídricas y humanas al promover la miseria, la ruina y la desolación.
Solo falta que los venezolanos cansados de las ilegalidades, obstinados de las arbitrariedades, indignados por tantos robos, iracundos de ver como destruyen al país y arrepentidos por haber permitido que unos delincuentes, tiranos y traficante de tóxicos llegaran al poder, salgamos a decir por todas las vías (no excluye las pacíficas, electorales, democráticas y constitucionales) que desconocemos a quien no pueda demostrar su origen, que no queremos estar dirigidos por quien tiene nexos con el narcotráfico o con familiares imputados por ese flagelo, que deploramos a unos golpistas que solo se han enriquecido a costillas de la sociedad y que aspiramos la repatriación de los capitales birlados al erario nacional por la plaga más corrupta que haya pisado esta tierra porque en el país no hay costura para tanto descosido.
Llueve… pero escampa

domingo, 7 de agosto de 2016

Que nos coma el tigre

Por Miguel Yilales
@yilales
Sí a los norteamericanos, en la década de los 50 del siglo pasado, les hubiesen dicho que Ronald Reagan llegaría a ser presidente de los Estados Unidos, y que por ende comandaría a los militares de esa potencia, la carcajada hubiese sido la respuesta. Similar actitud hubiesen asumido mis padres y los de mis coetáneos sí en la radio y la televisión algún locutor de moda les hubiese espetado que el tema musical del momento terminaría convertido en política de Estado.
Es que el chavismo, con esa depravada y demoníaca triada que conforman: el fantoche que la encabeza, el teniente–capitán que inventa chismes cooperantes y el loquero que está de diván, les ha dado por convertir una divertida canción en política de Estado: es que si la oposición se sube en un árbol, ellos se suben en el árbol; si a la oposición les da por subirse a una loma, ellos se montan en la loma; si la oposición se lanza al río, ellos se meten al río; y si la oposición se sale del río y se mete en su casa, ellos se salen del río, invaden la casa (o la expropian) para poner la cosa bien fea.
La carrera de obstáculos en que se ha convertido hacer política en el país es como oír a La Faraona, Lola Flores, cantando “tú lo que quieres que me coma el tigre”. Lo insólito de esta actitud perversa, pero harto conocida en este gobierno, es que descubrimos que el tigre que nos persigue está vetusto, desdentado, desmemoriado, errático y con pereza intelectual.
Viejos, desdentados y cansados
Fíjense que el régimen se inventó un improvisado templete en el Panteón Nacional, de esos que los gobiernos de la democracia civil no hacían por respeto a la majestuosidad del recinto, que lo presidió, en manga de camisa, el primer indocumentado nacional (calza en todas las acepciones del diccionario: no presenta documentación que diga que no lo es; no da algún testimonios que pueda ser tomado por válido y no tiene arraigo ni respetabilidad) para presentar a los peligrosos y feroces felinos que destruirían a la oposición.
Ver a un inefable personaje proponer la disolución del Asamblea Nacional, quizás porque vio la maldad en los ojos del presidente del parlamento y en eso de descubrir verdades oculares él ha acumulado experiencia desde el testigo estrella o que el voluminoso y engominado abogadesco, quien debiera ser nuestro representante en salto con garrocha en los juegos olímpicos, negase la disolución parlamentaria pero propusiera cárcel a los diputados, nos demuestra cuán desesperados están para recurrir a estos aciagos y cusucos interlocutores.
Pero no conformes con eso el defensor del pueblo, que en esa área tiene materias pendientes, se le ocurrió aseverar que, en los primeros 10 años de la democracia, los adecos habían exterminado la dantesca cifra de 5 mil personas, olvidándosele el detalle que eran combatientes alzados en armas contra el gobierno legítimamente constituido y que él, ya en el cargo, nunca ha calificado de dantesco los 25 mil muertos del año pasado, será por eso que en ese mismo acto fue juramentado como ministro de la seguridad a un general al que no se le divisa el honor por ninguna parte.
Listos para alimentar a las fieras
Es que los argumentos para inhabilitar a la oposición se han vuelto demasiado predecibles, pueriles y hasta baladíes: si se solicitaba el revocatorio en enero hubiesen dicho que era extemporáneo porque el heredero de la abdicación decembrina había comenzado su reinado bolivariano en abril y si se esperaba hasta abril, como ocurrió, entonces calificarían a la oposición de poco diligente; sí se recogían solo las firmas necesarias, entre las que anularon, los infiltrados que dieron datos falsos, los que usurparon la identidad de otro y los que fueron a más de un sitio a validar, no se hubiese activado por la cantidad de excluidos; sí se recogían más firmas de las necesarias, como se hizo, dirían que fue porque pusieron a firmar a los muertos y a los niños; y sí se recababan más de un millón de firmas nunca las dejarían a validar porque solo colocarían captahuellas para 400 mil firmas.
Semana a semana la crisis de gobernabilidad se hace más evidente en el país y quienes llevan las bridas de la nación juran que los venezolanos aceptaremos que se vulneren todos los estándares de legalidad porque nos esconderemos, por miedo, antes que nos coma el tigre, sin percatarse que estamos hastiados de las marramuncias, abusos y arbitrariedades del Socialismo del Siglo XXI.
Llueve… pero escampa