sábado, 31 de diciembre de 2016

Un año perdido, un año botado

Por Miguel Yilales
@yilales
Hasta hace algunos años, por supuesto que previo a la involución política, social, económica, sanitaria que es el Socialismo del Siglo XXI, al llegar a esta época del año la televisión venezolana nos presentaba distintos resúmenes de lo que había sido su oferta programática y nuestro devenir. Un día el resumen humorístico, otro el de dramáticos, luego el de espectáculos musicales, para culminar con las noticias más impactantes. Hoy eso sería un ejercicio inviable e imposible de ejecutar, no porque no hubiese nada que resumir sino porque hubo áreas en las que no ocurrió nada y otras en las que pasó tanto que se requeriría más de un día para hacer el recuento.
Por ejemplo si quisiéramos resumir las largas peroratas que en cadena (casi que perpetuas) de radio y televisión nos tuvimos que calar, el ejercicio fuese muy simple porque bastaría tomar cualquiera de ellas y escucharíamos los mismos chistes repetidos hasta el cansancio, los mismos insultos a Ramos Allup o a Capriles, las mismas pruebas irrefutables (nunca presentadas) que demostraba que la oposición estaba involucrada en conspiraciones (cualquier mecanismo en la constitución era valido) para derrocarlo, los mismos enroques y reciclajes de ineptos e incapaces, que sacó como candidatos a diputados y que luego los regresó como ministros, porque en la corrupción, el robo y el desfalco se requiere prontuario y en esa materia han demostrado méritos sobresalientes.
Ni les compra cuentos, ni se los creen
Pero si quisiésemos hacer un resumen de los logros del régimen más chapucero en nuestra historia el trabajo sería más arduo y complejo porque tendríamos la faena de separar la paja de la mies y en eso de producir paja nadie como el ministro que nos aseguraba que el cadáver insepulto no estaba muerto sino que andaba de parranda.
Sabemos que en Venezuela el parapeto que es la Misión Barrio Adentro es un fracaso cuando todas las cifras indican que en el país reaparecieron enfermedades endémicas, se incrementó el número de neonatos fallecidos y los medicamentos para enfermedades crónicas o de altos costos brillan por su ausencia; sí es sobre la construcción de más de 1,3 millones de viviendas bastaría con dividir esa cifra entre el número de días, entre el número de horas por día y eso entre el número de minutos por hora para ver que mágicamente se construyeron y entregaron 2,47 apartamentos por minuto es decir 148 viviendas por hora o 3562 residencias por día.
Asimismo si analizamos el área económica encontramos al país con la inflación más alta del mundo, con niveles de abastecimiento en los que nos supera hasta Haití, con una política monetaria en la que cambiaron gatopardianamente el cono monetario para no corregir nada, que mutaron al sistema bancario nacional en la mayor lavandería de dinero del mundo cuando decidieron retirar el billete de máxima denominación, que tenemos una industria petrolera que no es capaz de garantizar el autoabastecimiento de gasolina y ni hablemos de la inseguridad donde alcanzamos el deshonroso penúltimo lugar al tener segundo índice de más muertes violentas por cada 100 mil habitantes.
Mal de muchos...
Pero los males no sólo quedan en una acera. Al frente tuvimos la mayor pérdida de tiempo y de capital político que nadie haya podido detentar desde 1810 hasta nuestros días. Una oposición lerda, desorientada, torpe y babieca que un año después reconoce que no hicieron nada y que las acciones que acometieron no estuvieron orientadas y dirigidas a obtener un fin político (se perdieron las uvas del 2015), eso sí reconocen haberse equivocada pero no renuncian los que la dirigen ni se deciden a reestructurar el armatoste fatuo que construyeron con falsas ilusiones, políticas erradas y caminos circulares.
Los presos políticos que no vieron la luz de la libertad, los venezolanos que hurgan entre la basura, las personas que trabajan y tratan de subsistir con salarios míseros, los pensionados que le dieron todo al país y que hoy el país los desahucia, los niños desnutridos y mal nutridos que se quedan dormidos en las aulas de clases y los jóvenes que están obstinados de cargar el pesado fardo de 18 años de desatinos políticos demandan que durante este nuevo periplo alrededor del Sol no nos dediquemos a dilapidar los días para oxigenar a una dictadura que sólo requiere que no se haga nada y exigen que el 2017 no termine también como un año perdido, un año botado.
Llueve... pero escampa

sábado, 24 de diciembre de 2016

Ni se hace política ni se conforman mayorías

Por Miguel Yilales
@yilales
Escribir en la víspera de Navidad sobre política es harto difícil en especial porque, para disgusto y sobresalto de mucho tirapiedras de los que pululan por ahí, quien tiene hijos pequeños y con ilusiones (que no desaparecen con la edad), no puede desligarse de la realidad del momento y quedarse enganchado en esa especie de amargura desquiciada y engendrada, en algunos, en estos 18 años de satrapía revolucionaria.
En los tiempos que vivimos, que han sido secuestrados por la más putrefacta casta política de nuestra historia, hay quienes creen que todo se trata de una dicotomía entre blanco y negro y que además no existen las escalas de grises y la diversa gama de colores.
Tan es así que han llevado las cosas a los extremos en que sí no comulgas con sus planteamientos envían a sus huestes, como carroñero a la carroña, a que te insulten; en que quienes dicen ser mejores que los que desgobiernan al país, usan sus mismas estrategias propagandistas; en que se clama por las libertades individuales pero se insta a arrasar de la faz de la Tierra a quien disienta, tenga diferente orientación sexual o creencia religiosa y en que se le exige a los demás conductas probas aunque se actúe en contrario en sus propias vidas, es decir son, en lenguaje bíblico, unos fariseos de la peor raigambre, que se dicen opositores hasta los tuétanos pero aceptan jugosos  contratos sin importar que venga de funcionarios corruptos o con dineros públicos.
Farsantes de marca mayor
Son como esos empresarios que exigen las libertades económicas pero no creen que los contratos deban ser discutidos o que los trabajadores puedan agruparse para hacer sus planteamientos al patrono; son como esos pánfilos que defienden las riquezas de un empresario y un régimen de libertades sin importar de dónde vengan los fondos que generaron esas súbitas fortunas; son como algunos artistas, actores, actrices, columnistas, escritores, humoristas, periodistas y locutores que le exigen definición política a todo el mundo pero se declaran Ni-Ni porque se deben al público, a la audiencia y a los lectores.
Cuando en Venezuela se vuelva a tener Estado de Derecho se tendrán que revisar las concesiones otorgadas a algunos medios de comunicación cuyos fondos son de oscuro proceder; las compraventas de empresas de distintos rubros en las que se desconocen los orígenes de los capitales; las compañías que fueron adquiridas con dineros del Estado y puestas en manos de testaferros de la cofradía golpista que nos trajo hasta esta desgracia y nadie en su sano juicio debiera cuestionar que las mercancías incautadas a esas empresas de maletín, corruptas y narcolavanderías sean rematadas, subastadas, confiscadas y entregadas a quienes más lo necesiten aunque de seguro saldrá quien denuncie esas acciones, como un golpe a las libertades económicas y a las reglas del libre mercado, aunque ni siquiera entienda la diferencia entre un mercado libre y libre mercado, entre mercadear con su cuerpo y la educación sexual, entre ser comunicador y caerle a microfonazos a la gente o entre protestar contundentemente y fingir como si de un orgasmo teatral se tratase.
Adalides de imposibles
Son unos paladines de las causas perdidas, que terminan convertidos en un mezclote de Superman, Batman, Flash, Mujer Maravilla y Acuamán, que levantan banderas para defender lo indefendible: sí un empresario especula que sea solo la ley de la oferta y la demanda la que dicte el consumo, a pesar que conformen (entre ellos) cárteles para fijar los precios o sí un empresario del show business, que de la noche a la mañana se convirtió en dueño de canales de televisión y emisoras de radio con recursos provenientes del narcotráfico o de células terroristas del Oriente Medio, que solo sea la audiencia y la falta de inversión publicitaria, por un boicot moral, los que determinen su quiebra.
Estos personajes se erigen en una especie de Torquemada criollos que tildan de piltrafa, arrastrado, delincuente y malandro a quien aspire cubrir sus necesidades básicas (esas que Maslow clasificó hace tiempo) y no piense en conceptos abstractos como libertad, justicia, independencia o ciudadanía como si fue que los franceses al día siguiente de la Toma de La Bastilla pensaban en Libertad, Igualdad y Fraternidad y no en saciar el hambre, vestirse o tener vivienda, y definitivamente con esa actitud no se hace política ni se conforman mayorías.
Llueve... pero escampa

lunes, 19 de diciembre de 2016

Estafados y robados

Por Miguel Yilales
@yilales
Esta última semana fue de angustia y sobresalto por los anuncios del ejecutivo nacional para garantizar la desestabilización política, monetaria y social del país. Es que nadie en su sano juicio puede creer que la dirección que ha pretendido imprimirle al país el paisano de Santos, Pastrana y Santander no sea el del caos y del desorden generalizado.
Fíjense que para solventar las irresponsables medidas económicas que instauró su predecesor, y que él ratificó (a pesar que todo el mundo le alertó de los errores cometidos), se le ocurrió que todos los billetes de Bs. 100 debían reintegrarse al Banco Central de Venezuela en 72 horas a través de la banca nacional o por intermedio del propio ente emisor en 10 días, luego de haber lanzado a la calle billones de billetes de la más alta denominación, de haber promulgado una resolución que obligaba a la banca pública y privada a cancelar las pensiones con esos billetes y de incrementar los límites diarios para retiros por cajeros automáticos, bajo la amenaza de la desmonetización de los papeles.
En medio del desorden que podía generar la devolución del 48% del dinero circulante en tan pocos días o en ciudades, poblados y caseríos que cuentan con pocas entidades bancarias o que no las tienen, al hijo putativo del huésped eterno del Averno o al genio que le maneja las estrategias comunicacionales (el mismo que que daba partes médicos falsos) no se leocurrió otra cosa que encadenar a las radios y televisoras (varias veces diarias) para agradecer a los venezolanos por la buena acogida de la "medida antimafia", sin percatarse que en las calles había cualquier cosa menos buena receptividad a tan desatinado disparate, en especial cuando, luego de entregar el dinero a los bancos, los cajeros automáticos te dispensaban los mismos billetes devueltos, un motivo más  para recordar a las progenitoras del ideólogo de tal medida.
Estatizar es robar
Vivimos en un país en el que obtener un punto de venta requiere largas listas de esperas, en el que no se ha implementado un sistema de pago del transporte público que no sea con efectivo, donde los estacionamientos, los abastos de las zonas populares, las estaciones de servicio y los pequeños comercios no poseen otra forma de cobrar que no sea mediante el intercambio de ese perverso instrumento que inventaron los chinos hace más de 1200 años y popularizado en todo el mundo durante el siglo XVIII.
Pero como no era suficiente poner a pasar aceite a los pensionados, a los adultos mayores y a los ciudadanos de la Venezuela profunda, al boquifloja que tenemos aposentado en Miraflores se le ocurrió que también podía insinuar y amenazar con la estatización de la banca, un hecho de amarga recordación para los que tuvimos que vivir las penurias de las intervenciones del Banco Latino, Banco de los Trabajadores de Venezuela y, recientemente, del Federal. 
Por supuesto que en armonía con el discurso presidencial al director de la policía política del régimen se le ocurrió invitar al presidente de un banco a conversar en su oficina en Caracas cuando este se disponía a abordar un vuelo en Maiquetía, lo cual generó rumores sobre su detención y como guinda, al obrero en jefe, le pareció oportuno jugar con las siglas de BANESCO y llamarlo "Banco Nacional Estatal Socialista y Comunista" con lo que encendió las alarmas por la posible intervención del segundo consorcio financiero del país.
No todos son mafiosos
Por supuesto que las reacciones no se hicieron esperar. Cuando la banca no pudo recoger todo el circulante, la gente se lanzó a las calles antes que los tildasen de mafiosos porque se quedaran con unos billetes sin valor en las manos. La desesperanza se transformó en indignación y luego se convirtió en rabia al oír las burlas y mofas de los desquiciados del gobierno que alardeaban porque "habían golpeado a las mafias de los billetes". Los conatos de saqueos, la violencia desatada, la indignación contenida y luego expresada tiene un solo responsable y es quien dice gobernar (aunque en realidad sea desgobernar).
Los demonios que desataron hicieron que el régimen reculara en su medida y aumentase los lapsos para la recolección de los billetes de Bs. 100, con lo cual quedó demostrado que quienes detentan el poder en Venezuela, a lo único que le temen, es a la calle, en especial, si esa calle siente, en lo económico, en lo político o en lo social, que fueron estafados y robados.
Llueve... pero escampa

domingo, 11 de diciembre de 2016

Caímos por inocentes

Por Miguel Yilales
@yilales
Desde los primeros años de la Era Cristiana, y sin pretender ser hagiógrafo, existe una tradición en la que la Iglesia Católica recuerda un infanticidio que le permitió al gobernante de turno eliminar a cualquiera que pusiera en peligro su poder (así se tratase de un neonato), lo que nadie se explica es cómo en Hispanoamérica se desvirtuó tan cruel y fatídico momento y se volvió costumbre que entre las personas se hicieran jugarretas y bromas en esta fecha y que los medios publicaran noticias inverosímiles para que cayeran los más incautos.
Es como si a alguien en pleno siglo XXI, que definitivamente no estaría en su sano juicio, hablase de paz pero amenazase a todo el que ose pensar distinto a él (que en realidad es pensar); que ordenase a sus huestes asesinar, exterminar y masacrar a gente inocente y para conmemorarlo le diera por bailar salsa, guaracha o a hacer el trencito con algún mandatario extranjero para crear la ilusión de una supuesta normalidad o que organizase un sarao con orquestas y artistas nacionales e internacionales luego de haber llorado, a moco suelto, por un dictador, con la sola intención de que los zombis que ellos mismos crearon en estos 18 años de involución revolucionaria, socialista y profundamente chavista no piensen en que las hallacas estarán verdaderamente esmirriadas porque no hay dinero que alcance, porque los ingredientes están desaparecidos de los anaqueles o porque solo se encuentran productos importados a dólares preferenciales pero vendidos a dólar libre, un método que engancha a mucho incauto.
Para llorar (y no de la risa)
Fíjense que el pasado 6 de diciembre la Asamblea Nacional conmemoró, con bombos y platillos, "el primer año de la recuperación de la democracia", según se desprende de los anuncios de la plenaria del parlamento, y uno no termina de entender cuando ocurrió tal hazaña porque aún se encuentran mandando los mismos que violan los derechos humanos, que no les importa mantener tras las rejas a inocentes, que destituyeron de facto (golpista es golpista) al Alcalde Metropolitano, tras despojarlo de facultades y de encarcelarlo por trabajar sin recursos, que esclavizaron a los venezolanos con la bonificación de sueldos miserables y que han sometido al país a la miseria y a la depauperación de lo humano.
Es para llorar (y no de la risa) que la celebración parlamentaria y los desatinos gubernamentales sean dignos de aparecer en las primeras páginas de los medios un 28 de diciembre aunque ocurran todo el año.
Desde que comenzó el 2016 se hicieron anuncios de cómo se desalojaría del poder a la caterva gobernante: que este año (al que le quedan días) lloviera, tronara o relampagueara se haría un referendo revocatorio pero caímos por inocentes; que en los primeros 6 meses del año se definirían los mecanismos para desalojar del poder al obrero que nunca había trabajado (y que tampoco lo ha hecho ahora) pero caímos por inocentes; que la Asamblea Nacional haría los pesos y contrapesos (que normalmente existen entre los Poderes Públicos en las democracias) pero caímos por inocentes. 
Todo el año de inocentes
Asimismo se aspiraba que se lograría reestructurar al Poder Judicial luego que se destituyese a los magistrados express pero caímos por inocentes; que por fin se tendría un poder electoral que atendiera los intereses del país y no los de la camarilla gobernante pero caímos por inocentes; que la función contralora del parlamento sería reinstituída con lo cual se  interpelarían a los funcionarios e investigaría los mil millonarios casos de corrupción, legitimación de capitales y robos de grandes sumas de dinero pero caímos por inocentes y que por fin los diputados, ministros, militares y primeros "combatienticos" que estuviesen involucrados con los diferentes cárteles que se han repartido el país cómo los delincuentes distribuyen un botín serían investigados pero caímos por inocentes.
Pareciera que gracias a la revolución de pacotilla que se instauró en Venezuela de la mano de los más grandes farsantes que hayamos conocido y a una "cándida e ingenua" oposición que llegó preñada de buenas intenciones, el Día de los Inocentes puede ocurrir en cualquier momento, lugar y hora con lo cual no se sabe sí la Fiesta de los Locos y las Locainas en Mérida y Trujillo; la de Las Zaragozas en Lara o el Baile del Mono en Caicara de Maturín se celebrarían, todo el año, al grito colectivo de caímos por inocentes.
Llueve... pero escampa

domingo, 4 de diciembre de 2016

Del Chávez yesterday al Maduro today

Por Miguel Yilales
@yilales
Cuando la humanidad estaba a punto de iniciar un nuevo milenio se planteó metas que le permitiera enfrentar los retos que se avecinaban: los cambios tecnológicos, el control del ciberespacio y la búsqueda de mejores condiciones de vida para todos los seres humanos. Estábamos a las puertas de un mundo que cabría en la palma de la mano.
Pero no todo era color de rosas. Mientras unos navegaban hacia el futuro, otros seguían anclados en el presente y los menos buscaban desenfrenadamente cómo ir marcha atrás, rumbo al pasado, con la falsa creencia de que todo tiempo pretérito era mejor, sin percatarse del error que se comete por ignorar la historia o por creer las fábulas de un encantador de serpientes.
En nuestra Tierra de Gracia nos dio por el último caso: luego de haber tenido la democracia más sólida del continente apostamos por permitir se instaurara el totalitarismo; después de haber tenido los mejores índices económicos y las mejores expectativas de futuro preferimos aferrarnos a una aventura de la desventura; a pesar de haber sufrido las consecuencias del caudillismo y salido de él, con la muerte del gomecismo, nos lanzamos a los brazos de un falso mesías; y que luego de haber derrotado al militarismo con acciones políticas, que pasaron por la clandestinidad, la resistencia cívica, las persecuciones y las despiadadas torturas, recaímos subyugados bajo la castrante bota castrense.
Sin credibilidad política
Lo peor fue que tras enfrentar los fallidos intentos de las invasiones cubanas y luego de que los militares venezolanos derrotaron a las huestes fidelistas que quisieron instaurar un régimen comunista continental, unos traidores salidos de las mismas filas castrenses le sirvieron el país en bandeja de plata al sátrapa del Caribe para que no sólo lo destruyese sino que lo esclavizase.
Por ese barranco decidimos transitar, y tenemos 18 años recorriéndolo, en un vehículo al que le quitaron los frenos, que tiene los cauchos lisos, que no tiene luces y que ha tenido 2 conductores que han demostrado haberse sacado la licencia de conducir en una bolsa de detergente regulado. Del primero nos salvamos porque la muerte se lo llevó a una suite en la V paila del Infierno (esa a donde van los traidores) y del segundo aún padecemos los desatinos como chofer pero con la esperanza de salir de él.
En esta última semana el heredero del cadáver insepulto, ese que nació en varios lugares y en ninguno registrado, el que llora a moco suelto por difuntos o destituidos presidentes extranjeros, el que baila salsa cuando sus hijos putativos son hallados culpables por narcotraficantes, el que se inventa guerras, ataques y enemigos para desviar la atención de los verdaderos problemas de los venezolanos, el mismo que ha demostrado hasta el cansancio que su palabra empeñada vale y sirve para lo mismo que un billete de 2 bolívares, le dio por ratificar lo que todos sabíamos: que nuestro problema lo representan él, los secuaces con los que gobierna y los cómplices que le hacen la comparsa para percibir algún beneficio político (mediante elecciones para repartirse pírricas cuotas de poder) o alguna rentabilidad económica (a través de millonarios contratos).
Mentirosos compulsivos
Resulta que ya nadie con la excepción de algunos ingenuos opositores, de esos que siempre le dan el beneficio de la duda o de los que terminan sorprendidos porque los cogieron en su buena fe, cree en él o en su disparatado e irresponsable régimen: el Mercosur, el organismo multilateral en el que su predecesor se empeñó en meternos en desmedro de nuestros socios naturales que era el mercado andino, le cerraron la puerta en la nariz, clausuraron las ventanas por donde pensaba invadir y taparon hasta los albañales, no vaya a ser que sufran alguna plaga, de ratas rojas o de cucarachas revolucionarias, de las que pululan en nuestro país.
Por esa vía dijeron que no tienen cabida en el organismo los que se endeudan y no pagan, los que incumplen los protocolos de adhesión, los que violentan los derechos humanos, los que encarcelan a quienes piensen distinto, los que amedrentan a médicos por cumplir el juramento hipocrático y los que se ufanan porque instaurarían una especie de Edad Media latinoamericana, en especial cuando la gran mayoría de países rema en sentido contrario a la cascada revolucionaria, socialista y chavista que instauró el Chávez yesterday y que pretende seguir el Maduro today.
Llueve... pero escampa