domingo, 29 de enero de 2017

Aquí no se habla mal de Chávez

Por Miguel Yilales
@yilales
Los regímenes totalitarios son alérgicos a las críticas y muy propensos, por no decir que es lo único que les importa, a que les alaben y adulen por cada bocanada de aire que se respira, por cada gota de saliva que se traga y por cada vez que se pestañee. Hay quienes obligan a los gobernados a cantar canciones, poesías y hasta reverenciar fútiles estatuas en una especie de exaltación elogiosa del Líder Supremo.
Y aunque usted pueda suponer que en las líneas precedentes he descrito a nuestro tropical infierno venezolano, realmente me refería al atroz gobierno de un país asiático que hizo que una polémica ex miss venezolana (la misma que levantase polvareda entre Clinton y Trump) estuviese en el ojo del huracán por sus dislates. Es que todas las dictaduras siguen el mismo guion, no importa si ocurren en Corea del Norte o en Venezuela.
Desde que la más pestilente plaga llegó al poder se ha dedicado a instaurar el terror, como política de Estado, mediante retorcidas variantes de aniquilaciones políticas que han ido desde la persecución judicial al exterminio extrajudicial; desde el simple amedrentamiento a la inhumana tortura y desde la injusta cárcel al doloroso exilio de todo el que piense, es decir, de todo aquel que se les oponga, lo cual han complementado con la estrategia de negar la realidad, ocultar sus desaciertos, invisibilizar a sus críticos y responsabilizar a los demás (al Imperio, a los opositores, a los empresarios, a los productores y a los consumidores) por su torpeza evidenciada en sus innumerables errores, en sus disparates discursivos y en los desatinos en sus ejecutorias.
Prohibido pensar, disentir y criticar
Será por ello que al más perverso personaje de la revolución se le ocurrió la genialidad de prohibir que en las oficinas públicas se hable del responsable de este desastre, con lo cual evidenció, primero, el retraso con que llegó, si es que lo hizo, a la repartición de materia gris y como le rellenaron la cavidad craneal con desechos ventrales y gamelote seco; en segundo lugar que en las instalaciones estatales se conoce quién es el responsable de este desastre y cuán irresponsable y perverso fue, en su lecho de muerte, al transferir el poder a un troglodita social, ignorante cultural y aberrado político; y, por último, que no importa si se despotrica del descartable, prescindible y prolijo legatario.
Pretender que nadie vea lo que es evidente, aspirar que se puede ser feliz porque a algún idiota se le ocurrió decretarlo, anhelar una sociedad de incondicionales y eunucos mentales sin capacidad de criticar el enriquecimiento vulgar que tuvo la familia presidencial anterior o que la actual tenga miembros involucrados en el narcotráfico internacional son muestras de la idiotez de unos cavernícolas políticos que no viven la realidad nacional.
Igual ocurre con quienes esperan que se acepte tranquila, sosegada y taciturnamente que las armas de la República estén en manos de una entelequia desprestigiada, anodina, deshonesta, cobarde, indisciplinada, indigna, sin pundonor y de relajada conducta que ha servido de muleta a unos déspotas y que no se les reproche que se hayan aliado con delincuentes extranjeros (Fidel y Raúl Castro, los Kirchner, Lula y Dilma con Odebrecht, las FARC, el ELN, entre otros) y con los malandros nacionales (cárteles de la droga, pranes y colectivos paramilitares) para sustentar a esta tiranía.
Es la verdad y solo la verdad
Decir la verdad, hablar de lo que ocurre y llamar las cosas por su nombre no es hablar mal. Decir que Hugo Chávez fue el responsable del desastre que vivimos no es hablar mal de él sino desnudar la realidad que hoy pretenden ocultar con propagandas y manipulaciones. Expresar que los sueldos son miserables, que hay venezolanos muriéndose de hambre, que vivimos una crisis humanitaria en la salud y que la inseguridad nos lleva por la calle de la amargura no es hablar mal de Chávez, más bien es reconocerle que procreó, cuidó y alimentó a un monstruo (el chavismo es la Hidra de Lerna del Siglo XXI) para luego dejarlo al cuidado de alguien tan incapaz, perverso y vocinglero como él.
La realidad es que han destruido al país, nadie puede decir que hay un solo indicador, ámbito o parámetro en el que hayamos mejorado en estos 18 años y por eso aquí no se habla mal de Chávez, menos se le denigra o se le calumnia, aquí se habla de la realidad y de la verdad que vivimos los venezolanos.

Llueve… pero escampa

sábado, 21 de enero de 2017

Palabras necias... palabras de Nicolás

Por Miguel Yilales
@yilales
Recomendaba el sabio rey Salomón, o por lo menos así lo recoge la Biblia en el Libro de los Proverbios, que "no se debía hablar al oído de los necios porque despreciaría la sabiduría de las palabras", expresión que el conocimiento popular, mutatis mutandis, adaptó como "palabras necias, oídos sordos". 
Nuestro problema ha sido que hicimos lo contrario y tenemos más de 18 años  parándole a cuentos carentes de sentido, infelices, apocados, zopencos y zoquetes que han sido proferidos por unos malandros con poder.
Por eso es qué hay quienes aún creen los discursos fatuos del que dice administrar el Estado aunque se sepa que terminarán en largas peroratas de malos chistes, burdas burlas, mentiras compulsivas, amenazas irresponsables e incoherencias revolucionarias; hay quienes aceptan que el mensaje a la Nación, que como de costumbre estuvo plagado de falacias y ficciones, solo lo podía presentar ante una mancebía de incondicionales que llegaron a esos cargos sin reunir los requisitos y saltándose los procedimientos (en flagrante violación a la constitución que supuestamente garantizan) y hay quienes juran que las cuentas entregadas iban sin cifras porque son un secreto y no el rotundo fracaso de un sistema desvencijado que nos ha llevado a la prehistoria política.
Más habladuría sin sentido
Durante años la bazofia gubernamental se ha empeñado en convertir las formas, las tradiciones, los usos y las costumbres, que diferencian a un Estado de una anarquía, en un espectáculo rocambolesco por lo exagerado e inverosímil de sus actuaciones. De ahí que cuando anuncian una agresiva ofensiva para derrotar a los factores desestabilizadores de la economía todos sabemos que son palabrería incoherentes.
Luego de meses de anunciar que el país sufría un ataque despiadado a la economía como consecuencia de una guerra, que ha servido de excusa para cualquier cosa, deciden tomar cartas en el asunto (¿?) y cambiar el cono monetario: ordenan la impresión de billetes pero estos no llegan por falta de pago, dan órdenes y contraórdenes para sacar de circulación los billetes viejos sin que hayan llegado los de reemplazo y responsabilizan al malvado imperio porque aún no se consiguen los billetes nuevos, ya que intervinieron para perjudicar a nuestra soberana nación como sí los refugiados en Europa, la amenaza de ISIS, la inestabilidad del Oriente Medio, el avance de la China imperial, la incertidumbre por el inicio de la administración de Donald Trump o el terrorismo internacional les dejara tiempo ocioso.
Sin embargo no levantan el control cambiario para evitar la fuga de divisas y luchar contra la especulación sino que se inventan un "dorado" negocio con un disque empresario, que ha surgido por deshonesto, chavista y oportunista (disculpen lo reiterativo y redundante), para que regente unas casas de cambios en las fronteras como si fuesen unas casas de citas en las que sólo gana el proxeneta porque es capaz de arrastrase e inventar cualquier perorata para que no se le escape el negocio de entre las manos.
No todo queda ahí
Pero los disparates discursivos llegan a extremos inimaginables cuando se les ocurre que para demostrar cómo administran la violencia legítima se inventan unas maniobras militares que terminan en panfletarios cuentos de unos bufones que alardean del poder de fuego de un país pacífico pero armado con chatarras y por la vocinglería revolucionaria que jura que persuade a un hipotético enemigo con borrachines, personajes sin oficios y sujetos sinvergüenzas que, por anhelar un uniforme, se inscribieron en una milicia de pacotilla a la que nadie respeta y que es el hazmerreír internacional.
Pura verborrea que les sirven para ufanarse de la capacidad de movilización de tanques que se accidentan, de buques que no navegan y si lo hacen se varan, de aviones que vuelan desarmados para evitar carreras por descomposiciones estomacales y de helicópteros que desaparecen como sí el Triángulo de las Bermudas se hubiese mudado a la selva amazónica.
Estamos cansados de que el inquilino temporal de Miraflores, con su ilegitimidad de origen y de desempeño, siga con esas palabras necias que, aunque en el pasado embelesaron a algunos por las babosadas populistas que profieren los encantadores de serpientes que abundan en las revoluciones, solo sirven para que "por ahora" hagamos oídos sordos hasta que, por su insania y por nuestra cordura, lo desalojemos.
Llueve... pero escampa

domingo, 15 de enero de 2017

Caciques sin indios

Por Miguel Yilales
@yilales
Luego de mucho nadar, de pasar tempestades y de evadir diferentes escollos llegamos al 2017 y las perspectivas son peores que las de su antecesor: no sabemos cómo llegamos aquí ni tenemos esperanzas de saber hacia dónde vamos, en especial porque en apenas 15 días terminaron de destruir los jirones del estado de derecho que ha dejado la revolución bolivariana en estos 18 años: sin separación en los poderes públicos, con desprecio por los derechos humanos, con irrespeto a la inmunidad parlamentaria y donde se exacerban los mecanismos para terminar de convertir a una exrepública en un feudo del oscurantismo medieval.
Quienes dirigen al país están convencidos que se puede seguir implementado las mismas pésimas decisiones del año pasado y que eso no tendrá ninguna consecuencia; que la ruina de cientos de miles de venezolanos no tiene importancia porque el incremento de los precios del petróleo servirá para ocultar la miseria y la indigencia; que se pueden comprar voluntades con registros fraudulentos y carnés que segregan a unos venezolanos de otros menos venezolanos porque adversan a este esperpento chavomadurista (que inició Chávez y continúa su heredero).
La radicalización continúa
Las primeras acciones gubernamentales estuvieron orientadas al juego de la sillita. Para ello llamaron a los vicepresidentes, a los ministros, a los gobernadores, a los diputados y a cuanto ñángara con uña para que estuviesen prestos al enroque de cargos. El resultado fue que, entre los grupos enfrentados del chavismo, los más hábiles para sentarse fueron los radicales, tirapiedras, encapuchados y exguerrilleros que sacaron de los cargos a los que se fueron pa' villa.
De ahí surgió la implementación de un comando antigolpe, dirigido por lo más talibán de la fauna política revolucionaria, presto para iniciar una cacería de brujas que le permitiese acusar sin pruebas, montar expedientes fraudulentos, encarcelar a nuevos inocentes, buscar los mecanismos para ilegalizar a los partidos políticos y garantizar la persecución de la disidencia política, en especial a aquella que le es incómoda a sus objetivos y planes de destruir la institucionalidad. 
Frente a esta movida de radicalización política por parte del régimen, a la oposición (que aún no regresaba de las vacaciones decembrinas) "no le quedó más remedio" que continuar con el proceso de destitución (por abandono del cargo) y decidirlo por mayoría parlamentaria pero sin juramentar a quien debía suplirlo en sus funciones hasta tanto se hagan las nuevas elecciones, notificarle al cuerpo diplomático y a la comunidad internacional sobre tan trascendental decisión ni hacer una campaña que hiciese que los venezolanos, obstinados de tanta incapacidad, los acompañasen en la calle para exigir la salida del Palacio presidencial del destituido o por lo menos generar la crisis política que lo desalojase del poder.
No ha pasado nada
Según esa especie en este momento nadie ejerce la presidencia (no hace diferencia que esté quien dice que lo hace) porque el país sigue al mismo garete que llevamos desde que unos incapaces decidieron asumir el socialismo como la panacea política y que solo nos ha dejado una gran desolación, la inflación más alta del mundo, niveles impresionantes de desabastecimiento, bandas delincuenciales que se dividen al país como un botín, cárteles que trafican desde influencias (Odebrecht) hasta sustancias ilícitas (narcosobrinos), una industria petrolera hipotecada a transnacionales, una moneda inservible, súper devaluada y sin poder adquisitivo, unas mafias jurídicas que distribuyen injusticias, unas autoridades electorales que no organizan elecciones y una violencia desbordada que nos ubica como el país menos recomendable para el turismo.

Lo lamentable de todo esto es que en el país no pasa nada por culpa de unos "líderes" que un día piden que los acompañen a la lucha política para al siguiente espetarle a sus "liderados" que, como en el dominó, los mirones son de palo; que imploran por apoyos incondicionales para los candidatos que ellos escojan a dedo para luego decir que no son culpables si estos son ineficientes, incapaces o si saltan las talanqueras; que claman porque se les de un voto de confianza en sus decisiones, como quien da un cheque en blanco a un estafador, así estas parezcan poco asertivas, inoportunas y carentes lógicas. Es que de lado y lado hay caciques sin indios por hacer las cosas mal.
Llueve... pero escampa