domingo, 24 de septiembre de 2017

La culpa es de “Donal Trun”

Por Miguel Yilales
@yilales
En nuestro país no pegamos una. Siempre que estamos mal, hay algún giro que nos lleva a un peor nivel. Olvídense de Guatemala porque desde que llegó la plaga destructiva del chavismo pasamos a ser Venepeor. Nuestros índices económicos, sociales y políticos nos ubican como lo más pauperrimo en libertades, derechos humanos y ambiente democrático, es decir, Haití tiene más calidad de vida que esta maltrecha republiqueta.
Devastados sin necesidad de estar en la ruta de los huracanes que azotan el Caribe y que a cada rato terminan en la costa norteamericana o en el Golfo de México; destruidos sin que suframos los movimientos telúricos de las fallas tectónicas que van desde Chile hasta California o que tengamos esos volcanes que, de tiempo en tiempo, cubren el paisaje de humo, cenizas y alguna que otra lenguarada de lava.
Cualquier ciudad del país se encuentra llenas de huecos, con puentes cuyas juntas de expansión parecen escalones, con edificios recién construidos que ya están deteriorados, resquebrajados y a punto de desplomarse como consecuencia de haber empleado materiales de quinta (república); parques nacionales, que ni son parques ni son nacionales, convertidos en desérticos espacios como consecuencia de un régimen ecológicamente coprófago. Es que la desolación que se visualiza en las metrópolis que han sido afectadas por desastres naturales es nuestro modo de vida, que los monumentos hayan transmutado en refugios de desahuciados sociales es nuestro paisaje cotidiano y que la gente hurgue en la basura es nuestro pan de cada día.
Busca el culpable
La llegada de Hugo Chávez y sus pichones de dictadores al poder dio al traste con cualquier vestigio de desarrollo, destruyó la democracia que conocíamos para implementar una dictadura a la medida del establishment surgido de una cúpula militarista, corrupta, narcotraficante y delincuencial que no descansaría hasta pisotear nuestra ciudadanía y despilfarró los mayores ingresos que nación alguna haya tenido desde que el petróleo es petróleo.
Pero tempranamente (para muchos tardíamente) lo sorprendió la muerte por lo que la banda que lo acompañó desde 1992 asumió la misión de concluir su legado, de destruir lo que quedase en pie, de subyugar a los venezolanos para que los negreros del siglo XXI (que regentan la isla cubana) dirigieran sus destinos, de subastar el país al mejor postor (estuviese en las estepas rusas o detrás de la Gran Muralla) y de culpar de todos nuestros males a los malucos y perversos gringos.
Luego de 18 años en el poder, de pulverizar todo a su paso, de acabar con el suministro de medicinas, de desaparecer la comida de los anaqueles, de permitir la reaparición de enfermedades endémicas, de construir un narcoestado, de perseguir a todo el que pensase distinto, de transmutar a las instituciones en esperpentos apéndices de la dictadura y de convertirnos en el único país exportador de petróleo que no tiene gasolina para el consumo interno resulta que el responsable es “Donal Trun” (según  Maduro así se pronuncia, necio yo que decía Donald Trump).
Con visión de futuro
No importa si el Despacho Oval ha sido ocupado por 4 norteamericanos distintos, que hayan transcurrido 6 administraciones diferentes o que demócratas y republicanos se alternasen en el poder mientras que aquí se instauraba una dictadura porque quién asumió la presidencia en EEUU desde enero de 2017 es responsable de que el precio del petróleo bajase, de que el proyecto ferroviario se convirtiera en un gran elefante rojo, de que Odebrecht corrompiera a los “inocentes” líderes chavistas, de que se desborde el Lago de Valencia, de que el agua salga marrón por las tuberías, de que el servicio eléctrico sea deficiente, de que tengamos la peor conexión a Internet, de que los sueldos mensuales de los venezolanos equivalgan a una hora de trabajo en EEUU y de que todos los gobiernos occidentales vean con ojerizas a los chavistas porque son tan demócratas como Stalin, Milosevic o Mao.
Es que Trun (mi hijo me dice que es Trump), todo un visionario, le puso el ojo al país desde 1995 cuando una venezolana se involucró en uno de sus negocios y por eso se obsesionó con ser presidente para cobrarse lo de Alicia Machado y de ñapa destruir al Socialismo del Siglo XXI... lo cierto es que todo comunista, que se precie de serlo, siempre culpará a otros de sus ineptitudes e incapacidades y Nicolás Maduro no iba a ser la excepción.

Llueve... pero escampa