Miguel Yilales
@yilales
Muchas personas claman por
la intervención de las Fuerza Armada para la solución de sus problemas. Desde lo
doméstico, para el que cuentan con un amigo en la Guardia Nacional, hasta para los
grandes temas de la nación.
Cada vez que hay una
situación política grave, una de las primeras expresiones que surgen es “…y los
militares no van a hacer nada”.
Hay otros más conocedores
del tema, que pontifican cual debe ser la actitud correcta de actuar de los
integrantes de los militares que por ley tienen el monopolio legal de las armas
(porque el ilegal está en manos de pranes, que no existen (Iris Valera dixit)
pero gobiernan desde las cárceles), y le exigen pongan en orden al gobierno,
que en otras palabras es: depongan al gobierno.
Cuando Augusto Pinochet,
por clamor de las fuerzas vivas de Chile, derrocó a Salvador Allende, lo hizo
por amor a la patria y por ser el único capaz de salvar la república de las
manos ignominiosas que habían llegado al poder por el voto popular. Esta suerte
de redentor no abandonó el poder sino 17 años después ¿Y es que esos no fueron
los argumentos usados por esa suerte de mesías criollo, que se “sacrificó” con
un golpe contra el Estado al que había jurado defender, por ser el ungido de los
libertadores, garante de los ideales bolivarianos y heredero del último hombre
a caballo?
Lealtad no es patriotismo
Cuando revisamos la
historia de la fuerza armada venezolana, que no nació en el siglo XIX, como
ellos mismos creen, que no son herederas de glorias patrias, ni forjadoras de
libertades, porque surgen de la mano férrea de uno de los gobernantes más
déspotas que conoció nuestra historia, Juan Vicente Gómez, nos encontramos que
siempre han guardado fidelidad al gobierno de turno.
La salida intempestiva de
Marcos Pérez Jiménez, estuvo precedida por algunos movimientos insurreccionales,
pero no fue ni por asomo una rebelión cívico militar como algunos pretenden
hacer ver.
Ante los hechos de El
Porteñazo y de El Carupanazo, las Fuerzas Armadas mayoritariamente actuaron de la
mano del gobierno, así como también lo hicieron cuando la verdadera “planta
insolente” de barbudos milicianos cubanos pretendió invadirnos.
Hay quienes piensan que la
lealtad es patriotismo y tratan de representarlo a través de cánticos. Hay patriotas
que pueden tener lealtad, pero no en todos los casos los leales son patriotas.
Y es que algunos
patriotas, terminan convertidos en chauvinistas, como el inefable personaje de
la comedia La cocarde tricolore de
los hermanos Cogniard, en donde el actor con el nombre de Chauvin, personificaba
un patriotismo exagerado con la manía de culpar de los males propios a otros países,
regiones, pueblos y razas.
Sobre mi caballo yo, sobre yo…
No existe acuerdo entre
los filósofos sobre a que cosas o ideas es que se puede ser leal. Algunos creen
que se puede ser leal a un espectro amplio de cosas, mientras otros arguyen que
solo se puede ser leal a otra persona.
La Encyclopædia Britannica define la lealtad como la “adhesión al
soberano o gobierno establecido del país de uno” y también como “devoción
personal y reverencia al soberano y a la familia real” ¿Entonces porque extrañarnos
de la actitud de una Fuerza Armada Bolivariana, Socialista, Chavista y
Antiimperialista?
Cuando una fuerza armada,
cuyo fin ulterior es prepararse para la guerra, se cree el garante de la
República, se comprueba que distamos de ser un Estado. Cuando los ciudadanos
reclaman y exigen que sean los militares los que restituyan el orden
constitucional, contra un gobierno presidido o tutelado por los mismos
militares, se demuestra que distamos de ser una sociedad de ciudadanos.
Lo que los venezolanos
hagamos por salvar la institucionalidad y la República, por regresar a la senda
de la democracia, el desarrollo y el progreso, es nuestra responsabilidad, no
podemos esperar, por una fuerza armada que se encuentra en la comodidad de las
mieles del poder, leal a sus propios intereses.
Ellos van tras un
caudillo: Il Duce o el Führer, en ambos casos traducibles como
guía o conductor; siguieron a Mao «el Gran Timonel»; respaldaron a Ceauşescu el
«Conducător»; amaron a Kim Il Sung «Gran
Líder» y a su hijo, Kim Jong-il, el «Querido Líder» y en Venezuela elevan a los
altares de la patria al «Líder Supremo de la Revolución». Mientras los
ciudadanos no actuemos, la FAN le será fiel a quien le garantice su mejor vivir
y la República que espere el sueño de los justos.
Llueve… pero escampa
Excelente artículo, apreciado amigo.
ResponderEliminarGracias amigo, usted siempre con ese tonito
EliminarEstimado Profesor, comentando su artículo con el cual acuerdo en la necesidad imperiosa de una actuación personal más allá de la petición milagrosa que grupo o persona alguna resuelva en nuestro nombre, considero la lealtad como la conciencia plena de los valores personales para ser fieles a ellos, entendiendo que la patria reclama venezolanos con ciudadanía cambiando desde adentro como personas, para sumar en lo pequeño y lograr así la patria grande que todos deseamos.
ResponderEliminarGracias Ricardo por tu comentario, realmente estamos ante un gran dilema si no nos ocupamos como ciudadanos
EliminarLa Historia no se equivoca y puede repetirse, asi come oen chile o egipto, hay la posibilidad de una opcion Militar para restituir el orden?
ResponderEliminarya veremos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstimado Miguel.
ResponderEliminarExcelente análisis respecto al tema de la FAN como solución a los problemas del país. Recuerdo que poco después de haber pasado a la situación de retiro en el 2008, me invitaron a una reunión en la cual habían varios políticos y analistas generadores de opinión, y en la conversación salió el tema que tocas hoy, y les hice un análisis similar al que propones, y concluí explicándoles que si la solución del país es militar, entonces el problema no sería Chávez y todo lo que el representa, ya que él era militar, y este gobierno (o desgobierno como prefiero llamarlo yo) lejos de ser cívico - militar, es militar y nada cívico.
Antonio tienes toda la razón... siempre es más fácil pedirle a los militares que solucionen el problema y luego que... El problema no es el desgobierno somos nosotros mismos
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