Miguel
Yilales
@yilales
Cada país, como cada cultura, tiene su forma de
celebrar los eventos importantes en la vida. Venezuela no es la excepción. En
este país, la palabra boda significa guateque, bochinche y rumba. Es toda una planificación
desde el momento en que una pareja anuncia su compromiso hasta que llega el
gran día. Tan bueno debe ser que hasta hay quienes reinciden no una, sino
varias veces.
Desde
que Antonio Guzmán Blanco estableció el 1 de enero de 1873 el matrimonio civil
en Venezuela, este tiene preeminencia sobre el vínculo sacramental. A partir de
ese momento, el matrimonio civil debe realizarse antes que el matrimonio
eclesiástico.
Hasta
el propio presidente en ejercicio, Guzmán Blanco, legalizó su matrimonio eclesiástico,
casándose civilmente con Ana Teresa Ibarra el 14 de febrero de ese mismo año,
para dar el ejemplo en el cumplimiento de la Ley.
Entre la duda y la
incertidumbre
Nuestro Código Civil prevé, en su artículo 69, los requisitos para
contraer nupcias, entre los que destacan la elaboración de un expediente que
contenga el acta de
esponsales, la fijación de los carteles y la copia de las partidas de
nacimiento de los contrayentes.
Sin embargo, el artículo 70 exime de presentar los documentos
indicados en el artículo anterior, cuando los contrayentes deseen legalizar la
unión de hecho en que hayan estado viviendo.
Y es precisamente ese el artilugio que fue usado por la “primera
combatienta” y el “primer mandante” para no consignar los documentos necesarios
ante la autoridad civil que legalizó la unión.
En un país en el que está en duda los orígenes de Nicolás
Maduro, esta hubiese sido una oportunidad de oro para aclarar las dudas, que
maliciosamente ha venido tejiendo la oposición venezolana, en torno al lugar de
nacimiento del presidente en ejercicio, cuya elección sería írrita si no es
venezolano. Una nueva violación constitucional de la que no debemos
preocuparnos, según el Secretario Ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo.
Cuando los calumniadores de Carlos Andrés Pérez
querían atacarlo siempre alegaban que este no había nacido en Vega de la Pipa,
en la jurisdicción de Rubio en el estado Táchira y que por el contrario era
originario de Cúcuta, Colombia. A quienes les tocaba defenderlo mostraban la
partida de nacimiento que despejaba las dudas formales.
En estos tiempos, Nicolás Maduro, no trata de aclarar
sus orígenes, sino que contribuye a ocultar y a manipular la información. Un
día dice que sus inicios están en Los Chaguaramos, pero sin presentar prueba de
ello; en la iglesia donde dice que lo bautizaron no hay registro de sus datos y
en sus esponsales, por demás muy secretos, se acogió a la legalización del concubinato
para evitar consignar cualquier documento.
Es que es más fácil alimentar las bolas que salirle
al paso, como ocurriría en cualquier país del mundo que no tutelen los Castro.
Boda Sensacional
Lo realmente raro en todo esto, es que siendo la fiesta una de las partes favoritas de
los venezolanos cuando se habla de boda,
no se llevó a cabo o por lo menos se mantuvo en la estricta intimidad.
Es injusto que, los primeros pantalleros de la nación, y me refiero a eso por
el número de horas, minutos y segundos que han dedicado a exponer su vida ante
las pantallas televisivas, hayan privado a “su pueblo” de ver la Boda Sensacional
en cadena nacional, narrada por Winston Vallenilla, con grito de familia
incluido.
Uno se habría imaginado hasta alfombra roja para
recibir a los contertulios invitados al ágape, con paseo en carro descapotado y
lanzamiento del primer buoquet nacional
desde el Balcón del Pueblo.
Lo que sí no hubiese
pasado en este himeneo, era aquella escena bíblica que describiese Juan, sobre las
Bodas de Canaán, en el
que Jesús al escasear el caldo de vid debió convertir seis tinajas de agua en
un vino de gran calidad. De seguro el “hijo” del Comandante Supremo habría
recurrido a los milagros de Merentes para importar las especies a libar a
dólares preferenciales y decir que el intercesor ante Dios para el nombramiento
de un Papa americano también le había hecho a él un milagrito.
Mientras tanto, Nicolás y Cilia, hablan de Luna de Miel recorriendo el país con los recursos financieros
del Estado, en un supuesto gobierno de calle, que hasta los momentos solo tiene
para mostrar la más alta inflación del mundo, la mayor inseguridad de América y
el gobierno más ineficiente que pueda registrar la historia venezolana.
Llueve… pero escampa
de verdad que esto es fin de Mundo, como es posible que esto ocurra y no exista alguien con el poder de des-enmascararlo, aunque se que existen temores que impiden tal acción como es el de perder la vida, muchos aun dudan de que en Venezuela pase, piensan que esos desaparecidos, presos o muertes solo ocurren en Colombia y se equivocan!!!
ResponderEliminarmuy bueno de verdad , hasta me hizo reir
ResponderEliminarSupongo que no la transmitieron porque no había arroz para lanzarle a los esposos
ResponderEliminaren tiempo de escasez le pudieron lanzar tomates
Eliminaren tiempo de escasez le pudieron lanzar tomates
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