Miguel Yilales
@yilales
Para iniciar esta misiva, tuve que hacer un ejercicio sobre como
introducirla, porque fui formado en lo ceremonial y en lo protocolar.
En nuestra república el trato protocolar, y el más excelso título que se
pueda recibir, según Bolívar, es el de ciudadano. Cuando inserté el término
ciudadano, lo primero que me vino a la mente fue su significado, bien porque lo
buscase en el mataburro (me refiero al diccionario y no a una propuesta de
tiranicidio), bien por la definición del republicanismo o de la Revolución
Francesa y en todas encontraba elementos que me impedían iniciar con ese trato.
Después traté de colocarle el de Ilustrísimo o
Excelentísimo, y lamentablemente el accionar del destinatario no se corresponde
con alguien insigne.
Igualmente quise colocar Hijo de la Patria, creo que a eso
se refieren en las redes sociales cuando colocan #HDP, por aquello de la patria
grande que Bolívar soñó, pero tampoco logré ubicarlo ni aquí, ni allá.
También pensé en colocar uno de esos títulos académicos que
la gente empieza a usar sin merecerlo, como doctor o licenciado, pero me pareció
ofensivo con quienes se han quemado las pestañas entre libros, y ahora frente a
las pantallas, para obtener esos grados académicos.
En cuanto al cargo que ejerce, es bueno recordar, que este
tiene legitimidad de origen y legitimidad de desempeño, y en ambos casos siempre
ha dejado mucho que desear.
Y por supuesto no usaré el trato pronominal de estimado
porque no quiero.
En el entendido que Maduro, a mi juicio, no calza en ninguna
de las categorías, decidí dejar en blanco ese pequeño asunto, para que fuese el
lector quien rellenase el tratamiento protocolario.
Quien mucho habla,
mucho yerra
Conozco a la Fuerza Armada que existió antes del régimen al
que usted ha pertenecido en los últimos 15 años. Y la conozco porque pertenecí
a ella por casi 17 años. Es decir, se de buena tinta, lo que usted desconoce.
En una de las tantas cadenas de radio y televisión, cuando
enviaba un mensaje a los militares señalándoles que la lealtad al comandante
supremo y eterno tenía sus beneficios, porque una vez pasados al retiro se les
premiaba con cargos públicos, me percaté de su supina ignorancia sobre la
materia militar, porque los militares deben su lealtad a la Constitución y no a
personas o parcialidad política, se deben a ideales y no a ideas trasnochadas y
vetustas y que se comprometieron a velar por eso que se llama patria, que es
distinto a lo que ustedes creen que es la patria: sus cuentas bancarias.
Además señaló que el grupo de militares que decidió pronunciarse
en la Plaza Altamira en contra del régimen gobernante, lo hicieron porque eran
unos traidores y que además les habían ofrecido villas y castillos para después
darles una patada donde la espalda pierde el nombre.
Esas conclusiones las sacó, según su propia confesión, porque
ninguno de los que se pronunciaron en contra de un gobierno, que ya era arbitrario
y déspota, ejercía cargos de elección popular en representación de la oposición.
Eres epifito o eres rémora
Como antes de ser escribidor, periodista y educador, fui militar
y estuve en Altamira, me da permiso para hacer dos pequeñas observaciones: si
este hubiese sido un sistema democrático y no se persiguiese a la disidencia,
seguramente la mayoría de esos oficiales estarían en su propio terruño, vivirían
para ver salir a este país adelante e indudablemente adversarían a su régimen,
como lo hacen desde el exterior, por el rastacuerismo con el que ustedes se
entregaron a La Habana; en segundo término quién le dijo que ahí se estaba en
la búsqueda de cargos, de haber sido así hubiese sido más fácil permanecer en las
filas de los cuarteles, guindado de las gónadas de lo que ustedes dicen que
vive, pero que, aquí entre nos, sabemos que no, para ascender.
Si alguien, que reniega de sus orígenes para encubrir su
pasado, que se pasó de asaltante de blindados (acciones revolucionarias) a asaltante
del erario público (que es lo mismo) y cree que todo se logra arrimándose a un
árbol más frondoso como cualquier epifito o actúa como una rémora al usar su
ventosa para adosarse a otro pez y así llegar a donde sus capacidades nunca lo
hubiesen permitido, hace este tipo de aseveraciones es porque no siente arraigo
por nada, ni nadie y solo le importa su propio beneficio a costa de la destrucción
del país.
El tiempo dirá quien se paró en el lado correcto de la acera.
Llueve… pero escampa
Una vez más: EXCELENTE Dr. Yilales.
ResponderEliminarrellenar, colocar un título se hace difícil y con lo argumentado menos, paso en ello.
ResponderEliminarTu persona como otros conocidos tienen buenas experiencias tanto en el campo militar como el tiempo vivido en Altamira, y ese a quien va dirigido no tiene ni la mínima idea, solo se lleva por lo que le susurran al oído. Se le estimada, en algún momento escribirá sobre ese sitio emblemático, recordando ¿Quién fue el ultimo en pasar el suiche?
muy buen articulo profesor, sin desperdicios....
ResponderEliminarGracias Profe, Excelente articulo...
ResponderEliminarEXCELENTE PROFESOR, SALUDOS DESDE MONAGAS...!
ResponderEliminarComo admirador de la Inteligencia me alineo a las felicitaciones...!! Gracias...!!!
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