Miguel Yilales
@yilales
En Venezuela los crímenes por razones
políticas siempre han existido. La sociedad se ha visto envuelta en traiciones
y conspiraciones que han buscado acallar al poder o que desde el poder tratar
de silenciar a la disidencia.
De hecho nuestra independencia también se
vio envuelta en estas situaciones. A Bolívar trataron de matarlo en 17
ocasiones, logrando escapar de todas ellas porque la Diosa fortuna, un amor escondido
o hasta la mala suerte de otros, le favoreció. Y él no se quedó atrás.
La muerte de Boves hizo que las hordas
llaneras se agruparan bajo el mando de Páez, Cedeño o de los hermanos Monagas; con
Santiago Mariño en campaña en el oriente y Manuel Piar en el sur, al Libertador
le tocó sortear los obstáculos que representaban los liderazgos regionales.
Bolívar necesitaba demostrar, más allá de
sus cualidades, quien era el que mandaba. Y el fusilamiento de Piar cumplió ese
objetivo.
De hecho en el Diario de Bucaramanga, el 25
de mayo de 1828, Perú de la Croix atribuye a Bolívar lo siguiente “…la
ejecución del general Piar aseguró mi autoridad, evitó la guerra civil y la
esclavitud del país, me permitió proyectar y efectuar la expedición a la Nueva
Granada y crear después la República de Colombia: nunca ha habido una muerte
más útil, más política y, por otra parte, más merecida”. Y como dicen los
abogados a confesión de parte…
Entre
conspiradores te vea
Es indiscutible que estos reencarnados del
siglo XIX, que han instaurado la chambonada del siglo XXI, también han
recurrido a esas prácticas.
Pero no solo de ahí debe venir la
enseñanza. De seguro en esos viajes caribeños y en esas conversas idílicas bajo
el cielo habanero, el dinosaurio amado por la izquierda latinoamericana, y no
me refiero a Barney, debe haber contado cómo ocurrió la muerte misteriosa de
Camilo Cienfuegos y quién delató la ubicación de Ernesto “Che” Guevara, porque
de seguro un servicio de inteligencia tan eficaz, como el cubano, ya debe haberlo
determinado.
Ahora el magnicida en grado de frustración
(creo que así se le dice al que trata de matar a la familia presidencial y no
lo logra) transmutado en paladín de la justicia, nos presenta que se han
iniciado una serie de asesinatos selectivos para desestabilizar al régimen.
Él, una mezcla de Sherlock Holmes y Hércules
Poirot, suministró una lista en la que están todos los opositores al Comandante
Eterno y a su heredero, y los acusó de estar conspirando. Algo así como
elemental, que sí son opositores trabajen para desalojar del poder a quien lo
detenta, con lo cual descubrió el agua tibia de la conspiración y de los
crímenes selectivos.
Retírate
“Moncho” Martínez
Aquí un fiscal del ministerio público
encargado de imputar a los banqueros por su participación en los hechos de
abril 2002, murió en una explosión. A muchos se les olvida que los primeros en
la escena del crimen, no fueron los organismos policiales, sino un inefable
personaje que llegó y nadie sabe si a contaminar las evidencias o a verificar
el mandado. Ese crimen selectivo aun no se ha dilucidado y a lo mejor nuestro
sabueso, émulo de Scooby Doo, logra esclarecerlo.
Adicionalmente este caribeño Columbo podría
decirnos el porqué secuestran a una periodista, que decide no declarar sobre su
caso por razones de seguridad, quién la amenaza para que el canal de noticias,
que no tiene corresponsales en las todas las capitales del país, decida
enviarla para un exilio gélido, casi como hacían los camaradas bolcheviques con
los disidentes en las estepas rusas.
Igualmente podría esclarecer como es que un
alto mando militar que desconoció a su Jefe, trasladándose en los helicópteros
Súper Puma, terminan estrellados y el que se salva le ofrecen una embajada, la
cual “acectó” (sic) y qué “carta desgraciada, puño y letra de mi amado” tiene
en su poder para esa larga gestión en tierras lusitanas.
Todos esos cangrejos policiales podrían ser
resueltos si hubiese la voluntad política y la intención de llegar a la verdad,
así dentro de unos años no tendría el Pedro Estrada del siglo XXI, que andar
aclarando que ejecutaron todas esas acciones e inculparon a inocentes para
preservar el poder.
El inspector Rodríguez (Torres) ve
conspiraciones por todos lados (él sabe de eso, currículo en mano). Su problema
es que, según el ministerio electoral, hay más de 8 millones de conspiradores
que aspiran reconstruir el desastre del robo de ilusiones que es esta revolución.
Llueve… pero escampa
Como siempre.. en el clavo.. es más este inspector, tal vez este mezclado con una especie de el súper agente 86, y aquel inspector que trabajaba en la pantera rosa.
ResponderEliminarEl inspector Clouseau era más inteligente y este inspector Rodríguez es mucho más torpe
EliminarTu estilo de reflejar el acontecer y colocar las situaciones hacen ameno su lectura, q d todas maneras hace preocupante, por decir, la clase d personajes q ocupan cargos y no tienen clara idea d como gerenciar. Esto es para escribir una telenovela al estilo dectetivesco mafioso. Se le saluda, escriba el libro aquel
ResponderEliminarAgradecido por esas palabras... el libro está en proyecto
EliminarHBO, que le gusta producir en América Latina, tendría con este inspector mucho material para crear una serie que supere todas las audiencias. Definitivo la realidad siempre supera la ficción.
ResponderEliminarAsí es mi dilecto amigo... esta realidad ha superado cualquier ficción y serviría para escribir guiones completos
EliminarExcelente Miguel, parece mentira que los hilos del poder se muevan de manera tan oscura. fuerte abrazo.
ResponderEliminar