domingo, 21 de mayo de 2017

La más grande mentada

Por Miguel Yilales

@yilales

 
En el tango "Volver" que compusieran Gardel y Lepera dice que 20 años no son nada, aunque en realidad sea mucho tiempo, en especial si quienes han gobernado al país se dedicaron a saquearlo, a destruirlo y a esquilmarlo. Es que puede que ese tiempo pase raudo y veloz, puede que sea un soplo en la vida o sea apenas un dulce recuerdo pero para los venezolanos ha sido una eternidad: los más viejos añoramos la democracia con su alternancia, el equilibrio de poderes y el imperio de la ley, los más jóvenes en tener la oportunidad de vivir una libertad que solo han conocido en películas y todos que podamos ser gobernados por personas distintas y no exclusivamente por las piltrafas pseudomilitaristas que nos ha tocado padecer en estos años de iniquidad. 

Los últimos siglos no han sido fáciles para el país. Los hemos iniciado tardíamente y siempre por culpa del tirano de turno. El siglo XIX debió esperar hasta la independencia de España, el XX por la muerte de Gómez y el XXI aún no inicia porque ni la desaparición física de Chávez logró que abandonáramos el Medioevo al que él nos llevó y por el contrario, con su sucesor, terminamos en el período prehomínido al que pertenece esa caterva de cavernícolas dirigidos por Maduro, Cabello, los hermanitos Rodríguez, Escarrá y, por supuesto, la momia viviente de José Vicente Rangel.

Una larga lucha

 

Aunque algunos saquen la cuenta de esta lucha en días y sientan que tenemos tan solo medio centenar de ellos en resistencia, me veo en la obligación de aclarar que para llegar aquí la lucha ha sido más larga: sí no hubiese habido unos actores políticos que confrontaron al régimen desde antes que se instaurara, hoy no estaríamos en esta resistencia; sí no hubiésemos tenido instituciones, gremios, universidades y familias constituidas con valores y principios arraigados, hoy no estaríamos dando la batalla para restaurar la república; sí no hubiésemos forjado venezolanos comprometidos con no dejarse arrebatar el país por un atajo de cuatreros, delincuentes y asaltantes de camino que solo les interesaba ver abultadas sus alforjas, hoy no estaríamos desobedeciendo a los esbirros que tratan de oprimirnos y sí no se hubiesen elevado voces, que en algún momento las catalogaron de altisonantes, hoy no habrían millones que no tienen empacho de gritarle y enrostrarle a la tiranía cuanto desprecio sienten por ella.

Paralizar al país, protestarle a diario a Maduro, llevar la agenda política porque el régimen perdió la iniciativa, hacer que sus peroratas se limiten a actos controlados con brazaletes como si de un resort se tratase, que las alocuciones por cadena nacional solo las oigan los funcionarios abyectos del régimen o quienes debemos traducir los rebuznos oficiales en español, que los mítines deban ser hechos por teléfono ante la evidente escasez de apoyo popular y por la insignificancia de unas huestes tarifadas que ya no se mueven ni por una devaluada y escuálida bolsa de comida, es consecuencia de la perseverancia, la constancia, la persistencia, la tenacidad y el empeño con que nos hemos plantado ante la autocracia chavista para impedir que termine de someternos. Ya estamos al nivel en que el gobiernucho de Maduro espera a ver qué hará la oposición para determinar su propia agenda.

Este es el camino

Eso demuestra que vamos por el camino correcto porque por fin la carreta  dejó de ir detrás de los caballos, los zorros no persiguen a los perros y el cardumen de peces chicos entendió que estando juntos, no hay pez grande que pueda con ellos. Eso ha generado las virulentas y violentas represiones del aparato militar y policial del Estado que se ha traducido en más resistencia a los abusos, a los atropellos y a las arbitrariedades.


De ahí que a unos les esperan las glorias del Olimpo de la civilidad, un altar que debiéramos construir para enaltecer a los mártires que han caído, al joven violinista Wuilly Arteaga que enfrenta bombas lacrimógenas con notas musicales y a todos los que a diario luchan sin estridencia pero con coraje para execrar a la tiranía chavista del poder; a otros les aguardan los procesos para ser juzgados por crímenes contra la humanidad, por violadores de derechos humanos y por exterminar a sus connacionales. Mientras llega esa anhelada hora, gritaremos a los 4 vientos lo que es vox populi, lo que Capriles expresó en la autopista, lo que todos coreamos y lo que será recordado como la más grande mentada.

Llueve... pero escampa 

2 comentarios: