domingo, 23 de julio de 2017

Hay que negociar con el régimen

Por Miguel Yilales

@yilales

Luego de la excelente jornada cívica, democrática y ciudadana del pasado 16 de julio había quienes pensaban que el trabajo político estaba hecho hasta que se enteraron de los resultados. Por una parte estaban los decepcionados porque se creyeron a pie juntillas unas supuestas proyecciones que daban más de 11 millones de voluntades y los otros, más ponderados, que consideraban un exitazo haber logrado la meta que superaba los 7,5 millones de venezolanos que vencieron el miedo, las manipulaciones y la falta de información, para salir a las calles a rechazar al dictador Nicolás Maduro y a sus secuaces.


A partir de ahí no todo ha sido color de rosa. Cada quien se creyó el cuento de los libros de autoayuda de que todos somos líderes de la lucha que se vive, muy válido si se trata de la vida pero inadecuado en los asuntos políticos (que tienen que ver con la polis y el bien colectivo), surgieron los que alentaron actitudes anárquicas y los que exigían la degollina del liderazgo porque hacían lo que ellos creían y no lo que las masas querían, muy similar a la jauría que es perseguida por el zorro y no a la inversa. 

Un buque a vela necesita el viento para navegar pero por mucha fuerza que venga desde barlovento, si no hay un timonel que mantenga el rumbo y un capitán que tome las decisiones de seguro que encalla, se extravía o da vueltas sin llegar a ningún lado. Sí esto lo llevamos a nuestra realidad política, veremos porque estamos donde estamos.

Liderazgo a los trancazos


Sabemos que a muchos les llegó el momento de dirigir como al niño que está en una piñata y recoge los caramelos porque le cayeron cerca o porque se les escaparon entre las piernas a los demás, son los que repiten lugares comunes aprendidos en el manual de Política para Dummies o fueron colocados por algunos dinosaurios para manipularlos y también están los que creen que la coerción es el mecanismo para demostrar el liderazgo y desprecian la convicción, lo cual nos asemeja a lo que tanto criticamos porque ¿Qué diferencia hay entre los métodos de los colectivos en el “23 de Enero” y los de cualquier otro grupo en otra zona de Caracas? Si bien los intereses pueden ser distintos, debemos recordar que en política los extremos se unen.


Cuando el diputado Freddy Guevara asumió la vocería para hablar de los resultados, nombró un par de cosas que en el actual léxico político venezolano son peores que una mentada de madre: la palabra negociación (no dijo qué y ese fue su error) y ofrecer una salida honorable (Sun Tzu lo llama puente de plata), lo cual fue el detonante para que gritasen: ¡Traición! los come candela de siempre, los que saben cómo salir del régimen pero lo guardan in pectore (como los cardenales que solo él y el papa saben que lo son), los que dan tuitazos destemplados porque no hicieron con los resultados de la consulta popular lo que ellos decían que se hiciera, los que antes siguieron obnubilados a un melindroso paracaidista y ahora están chinguitos porque un piloto les haga ojitos.


La anarquía nos devorará

Asumir la dirección en política es hacer lo que se debe, cuando se deba. Que unos avezados ciudadanos con aspiraciones políticas aleguen en su defensa que votaron y llamaron a votar engañados, bien porque su comprensión lectora no les permitió entender lo planteado o porque esas bravuconas les genera algunos réditos políticos es tan peligroso como caer en las redes de una entelequia que se autodenomina “La Resistencia”, que emite comunicados, que nadie sabe quién la dirige ni coordina y que es muy distinta al grupo de jóvenes, valientes y voluntariosos, que le pusieron el pecho (literalmente) a la protesta, que han sido asesinados y que sin ninguna experiencia ni articulación confrontaron a los esbirros uniformados.


Sobre el puente de plata ocurrió lo previsible: Nicolás Maduro lo rechazó porque la soberbia y las ojeras no le dejan ver la realidad, por la mala lectura del momento o porque Diosdado Cabello y los radicales lo tienen  cogido por las criadillas. En cuanto a la negociación creo que debe darse. Hay que negociar con el régimen los términos de su salida del poder, hay que negociar en qué vuelo se van a embarcar, hay que negociar qué día y a cuál hora se van, pero para que eso sea efectivo debemos coordinar y actuar de manera orquestada, masiva y contundentemente porque sino la anarquía nos devorará y puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Llueve... pero escampa

5 comentarios:

  1. Se necesitan líderes que manifiesten la verdad, no lo que los fanáticos quieren escuchar. Negociamos o nos matamos.

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  2. Interesante y concluyentes reflexiones de Miguel a las que agrego lo que en contenido se percibe pero debemos precisar. Es tiempo de hacer política.

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  4. Hola Miguel. Concuerdo contigo. Esos liderazgos agazapados siempre son sospechosos y peligrosos, porque si las cosas salen mal, no van a dar la cara. Una cosa es mantenerse en la clandestinidad, como lo hicieron quienes adversaron a Pérez Jiménez, y otra cosa es esconderse detrás de una seudónimo en las redes sociales y hablar pendejadas, dárselas de arrechos, sin ninguna obligación de rendir cuenta. Hasta tretas del G2 parecen.
    Inclusive los guerrilleros de los años 60 tenían un liderazgo identificado, aunque estuvieran en clandestinidad.
    Los políticos de la MUD son los que han dado la cara, con sus aciertos y sus errores. Han aprendido, paso a paso. Han aplicado sus aprendizajes y su éxito es evidente como se aprecia al régimen acorralado y con los pantalones sucios.
    Entre esos políticos, hay unos cuantos de nueva generación que representan ese liderazgo político emergente, una suerte de nueva "generación del 28". Son hombres y mujeres nacidos en los 70, 80 y hasta principios del 90 quienes hoy dan la cara por la Libertad y la Democracia de nuestro país. La gran mayoría son muy inteligentes, y muy bien preparados para los retos que afrontan. Y eso incluye la negociación apropiada que, con toda seguridad, vienen adelantando desde hace algo de tiempo. Esas negociaciones no pueden hacerse abiertamente. Tienen que hacerse en ambientes controlados para evitar más perturbaciones de las que ya hay. No es fácil conciliar tantos intereses. Y tienen sus propios ritmos e inercias. Se requiere inteligencia, mente y sangre fría.
    Un abrazo

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  5. Really nice and informative blog, Thanks for sharing

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