domingo, 30 de julio de 2017

¿Y mañana? ¡Ay, mañana!

Por Miguel Yilales

@yilales

La mayoría de los venezolanos crecimos oyendo a un narrador coruñes. Un inmigrante que ama a este país como si fuese propio. Durante 10 mundiales de fútbol tuvimos a Lazaro Candal soltando frases que pasaron a formar parte de nuestra idiosincrasia. ¡¿Que hiciste papaíto?! ¡Que angustia, que nervios, que desesperación! y la que sirve de título a este artículo, son solo algunas de las ocurrencias de este gallego venezolano.


La situación que vivimos hoy en Venezuela está como para desempolvar y gritar todas esas frases a la misma vez porque si algo sentimos es una gran angustia, muchísimos nervios y una estresante desesperación. Sin lugar a dudas los ciudadanos del país tenemos años sobrellevando sobre nuestros hombros un pesado fardo para evitar la instauración de un régimen dictatorial, para preservar los valores democráticos y evitar que el país se perdiese en las manos de las peores piltrafas que nos han podido gobernar, unos guiñapos humanos que dejaron en pañales a las montoneras del Siglo XIX, que superaron con creces a los tiranos del Siglo XX (incluyendo a Castro, a Gómez y a Perez Jiménez) y que han procurado incansablemente  exterminarnos como un invasor que sabe que mientras  pensemos, respiremos y nuestros corazones palpiten, aspiraremos a ser libres e independientes.

Sin gente, sin votos

Esa es la cruda realidad a la que nos hemos enfrentado los venezolanos desde 1998 cuando llegaron al poder unos facinerosos que, enmascarados de demócratas, solo les interesaba construir un andamiaje político para, en el momento oportuno, destruir todos los principios y valores que propugna la democracia: la soberanía, la representación política, la alternabilidad en el poder, la representatividad, la defensa de los derechos de las minorías, la legitimidad de origen y desempeño, la igualdad, el pluralismo y, por supuesto, la división de los poderes públicos.


Para ello se sirvieron de elecciones amañadas, manipuladas y trampeadas en la que cada ciudadano representaba más de un voto. Debimos aprender a jugar un juego con desventaja, con el árbitro en contra y en el que las reglas eran cambiadas, de forma sobrevenida, a la conveniencia del régimen: primero se inventaron marramuncias para desaparecer la representación proporcional; luego que el voto electrónico era lo más seguro y cuando ya no pudieron manipularlo recurrieron al Gerrymandering de forma tal que con menos votos tuviesen más representantes. Todo eso les funcionó hasta que el rechazo mayoritario hizo que sus reglas jugarán en contra.

Hoy la realidad pinta diferente y por eso se valieron de un sainete pseudoelectoral para implementar un remedo de areópago, que en lugar de constituyente será disolvente porque para nadie es un secreto que solo se hizo para desbaratar la república y el Estado como lo conocemos e implementar una bufa republiqueta bananera en la que impere el populismo, la miseria, la desesperanza, la injusticia, la desigualdad, la opresión, la represión, la ignorancia, la ordinariez y la incultura, por cierto antivalores asociados al chavismo en todas sus acepciones: light, democrático, originario, radical, con o sin Chávez y el que se pelean a cuchillo Maduro, El Aissami y Cabello.

Se pagaron y se dieron el vuelto

Sabemos que numéricamente las cifras serán amañadas y que cualitativamente fue un proceso viciado, nulo de toda nulidad, sin controles, donde cualquiera podía “sentirse tentado” (así lo alertó la meretriz electoral) a votar varias veces y en el que los periodistas no podrán hacer su trabajo, así estén acreditados, porque lo público se volvió privado. Al final se pagaron y se dieron el vuelto.


Luego de consumado el fraude continuarán las violaciones de los derechos humanos, los atropellos gubernamentales, la escasez de productos y la inflación galopante, la delincuencia desbordada y el narcotráfico oficialista campante; los sobrinos Flores en una celda en Nueva York a la espera de sentencia; Cabello no dejará de ser el Pablo Escobar venezolano; los presos políticos no serán liberados; la FANB en su amancebamiento con los colectivos y nosotros en la calle, en rebelión cívica y en desobediencia para  desalojar del poder al tirano. Así que si le asalta la duda y se pregunta: ¿Y mañana? ¡Ay, mañana! Recuerde que tiene 3 opciones: continuar la lucha, irse del país o alistarse para buscar su carnet de la patria, doblar la cerviz y claudicar para vivir esclavizado.

Llueve... pero escampa

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