Por Miguel Yilales
@yilales
El mismo mes y año en que Caracas ardía por
los 4 puntos cardinales, como consecuencia de una insurrección popular, se
estrenaba en el cine mundial la película “Sexo, Mentiras y Video”. Según la
caterva gobernante “El Caracazo” fue el génesis de esta bazofia de revolución,
es decir, el pecado original que nos condenó al infierno en la Tierra, aunque
todos sepamos que es una conveniente mentira para justificar los arteros golpes
de Estado de 1992 contra el último intento por implementar medidas que nos
sacasen de un modelo paternalista
y nos convirtieran en un país moderno, con libertades económicas y con una
verdadera descentralización.
Esa película ha sido tan icónica que muchos
titulares de periódicos, episodios de las series de televisión y artículos
de prensa han jugado con el título del film, usualmente en la forma de sexo,
mentiras y otra cosa o algo, mentiras y video. Desde El Aprendiz (cuando Donald
Trump era un showman sin investidura presidencial) hasta Los Simpson han
emitido capítulos con ese nombre. Un fenómeno que ha cobrado vida propia, más allá del
impacto mismo de la película. Por ello es que un régimen fatuo, pantallero,
mentiroso, fraudulento y dirigido por un aprendiz de tiranozuelo tenía que
armar una tramoya con videos y mentiras por doquier, lo único que le ha quedado
a una revolución
que no engatusa ni a su propia gente.
Helicóptero, mentiras y videos
Es que esta semana la mala copia de
Goebbles, el mismo inefable ministro que daba los partes médicos de un
moribundo que trotaba, que jugaba pelota entubado, que se reunía por horas con
los ministros y firmaba decretos a pesar de estar en coma, salió a explicar que
un “traidor” no sólo había robado un helicóptero de la base aérea castrense que
sirve a Caracas sino que sobrevoló los edificios de los Poderes Públicos. Lo
insólito fue que por complicidad o ineptitud (a confesión de parte, relevo de
pruebas) no despegó ninguna aeronave a interceptar tan peligrosa amenaza.
A partir de ahí el comisario Oscar Pérez se
convirtió en un extremista que actuó como lobo solitario, dirigido por el
imperio norteamericano (cuando no), para atentar contra la República. Él condujo un ataque
desde un helicóptero no artillado contra la sede del TSJ. Perforó algunos
ventanales con su arma de reglamento y lanzó varias granadas que “no explotaron
por la rápida acción de los custodios del TSJ” (Maikel Moreno dixit) con lo
cual imagine a unos heroicos custodios acostados sobre las granadas hasta que
le colocan el pasador de seguridad (toda película de acción tiene una bomba que
es desactivada en la última fracción de segundo).
Para rematar le agregaron un preescolar,
que dizque aún tenía los hijos de unos trabajadores que habían salido de
laborar tres horas antes de los hechos, para convertir la decisiva y valiente acción de un funcionario
comprometido con la democracia en un despreciable acto de cobardía y traición. Resulta que el helicóptero,
que no estaba en el guion de Villegas, hizo una incursión sin víctimas, menos de las que
tiene, entre pecho y espalda, el expresidiario que preside el máximo órgano de injusticia del
país.
Se les cayó la careta
El libreto solo contemplaba las amenazas de
Nicolás Maduro de imponer los cambios de la Constituyente a troche y moche (por
las armas de no tener el favor popular), unas cajas (con logos del CNE) que
meterían de contrabando en
el Palacio Federal Legislativo para acusar a los diputados de conspiradores, la movilización de unos
tanques que ya estaban en alerta y las destempladas monsergas de un exalcalde lengua
mocha que llamaba al pueblo (nadie le paró) a defender a la revolución, lo
cual desviaría la atención de una írrita sentencia del TSJ que despojaba de las
funciones a la Fiscal General para dárselas al servil defensor del pueblo (minúsculas
adrede).
Lo cierto es que este show develó varias
cosas: que todo plan chucuto tiende a salir mal; que el alistamiento operativo
de los militares y las defensas aéreas capitalinas son una quimera; que por
mucho Estado policial no controlan a todos; que los diputados les ganaron de
mano; que nadie les apoya y que frente al bochorno solo les quedó recurrir a un
troglodita actorzuelo de reparto para que, a través de un video chimbo,
usara el manido argumento que el mundo es de los bravucones y no del hombre
justo que obedece a su conciencia, con lo cual se mostraron tal cual son:
cavernícolas con poder.
Llueve... pero escampa
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