Miguel Yilales
@yilales
Normalmente al referirnos
a desastres pensamos en los efectos y las pérdidas que producen los fenómenos
naturales o eventos tales como los terremotos, las inundaciones, los tsunamis, los
deslizamientos de tierra, entre otros.
Cuando esos fenómenos
naturales superan los límites de normalidad decimos que estamos ante la
presencia de desastres y esos desastres adquieren proporciones de tragedia
cuando ocurren en medio de la improvisación y la ineficiencia gubernamental.
En menos de un año, por
diferentes causas y en los polos opuestos de la nación, han ocurrido sendos
accidentes en dos refinerías adscritas a la empresa, según los voceros
oficiales, más eficiente del mundo: PDVSA.
Cuando a PDVSA se le
hundían las plataformas petroleras, se le pudría la comida o se le caían las
casas, se entendía que era por haberse dedicado militantemente a cumplirle
órdenes a su comandante supremo y no a la esencia de su negocio, pero cuando en
las instalaciones de la principal industria nacional, los desastres naturales
ocurren por descuidos del factor humano, sabemos que estamos ante la presencia
de la más clara incapacidad gubernamental.
Pavosos, corruptos y mentirosos
Y es que vivimos con un gobierno
incapaz, que desde que asumió Nicolás Maduro, formalmente en abril pero que
preside desde mediados de diciembre, todas las decisiones le salen mal, la
situación del país ha empeorado y fracasan con todos los planes que se proponen.
Cualquier cosa que ha hecho (ajustes, controles, subidas de impuestos, reformas
económicas, devaluaciones, subastas) solo ha servido para que haya más pobreza.
Es que ni siquiera en las designaciones de las autoridades monetarias del país
han dado pie con bola.
Lo que dice un día no vale
quince días después porque la mentira es su modus operandi. Es un gobierno que
no prometió en campaña ni una sola de las medidas que ha ido aplicando, y que
incluso negó muchas de ellas, por ser propias de la derecha entreguista y
capitalista. Por esa vía ha devaluado, ha generado más deuda, y ahora se
empeñan en una supuesta política anticorrupción, falaz y embustera, que no dará
ningún fruto porque no persigue al verdadero foco de la descomposición política:
ellos mismos.
La gran mayoría de los
chavistas y chavistos (término adecuado al lenguaje revolucionario, así este destrozando
las reglas idiomáticas) no tienen como justificar los ingentes bienes de
fortuna, que de no estar en manos de testaferros, de seguro obligaría a la
Revista Forbes a cambiar su lista.
Videntes o charlatanes
Lo que sí es digno de
resaltar es que tienen una cualidad para enfocar el futuro, no como un acto de
planificación sino porque actúan como videntes capaces de presagiar el porvenir,
esclarecer lo que está oculto mediante visiones sobrenaturales, muy distinto a esos
gobiernos capitalistas e imperialistas que les da por concebir, programar y
ejecutar planes concretos.
Tan es así que se han
empeñado en promocionar a Ciudad Bolívar como sede de los Juegos Panamericanos,
lo cual no tendría nada de extrañar si en la zona existiera la infraestructura
necesaria no solo para las actividades deportivas, sino para el turismo conexo.
En la otrora Santo Tomás
de la Nueva Guayana de la Angostura del Orinoco no hay una sola calle
asfaltada, a pesar que una de las consignas oficiales es que en la zona hay
tres compañías de asfalto; no hay hoteles, ni infraestructura que permita
alojar a las delegaciones y a sus familiares; si no fuese por la majestuosidad
del Orinoco, costaría mucho competir con Buenos Aires y Santiago.
Hay algo que ellos saben
que los demás mortales desconocemos. Y entre ellas deben estar las normas de
seguridad con que protegerán los cafetines y cantinas de los gimnasios para que
no sucedan incidentes como la tragedia ocurrida en Puerto Ordaz, en el marco de
los Juegos Deportivos Juveniles, que por un golpe de suerte, solo sesgó la vida
a una periodista y dejó dos personas heridas: una niña de 12 años y un
vigilante.
Las consecuencias de avalanchas,
deslizamientos de tierra, granizo, sequía, huracanes, tormentas eléctricas, tornados,
erupciones volcánicas, incendios forestales, inundaciones, terremotos y hasta tsunamis
son superables en medio de la eficiencia y la eficacia gubernamental, pero
tenemos un gobierno que en sí mismo es un desastre, y no precisamente natural,
que ante la ausencia de catástrofes apuestan por su ineficiencia para producir
las tragedias.
Llueve… pero escampa
Bueno pero son eficientes en algo y en otra cosa también. Lo que pasa es que ninguna de las dos benefician al colectivo.
ResponderEliminarExactamente eso es lo que ocurre en esta roboilusión
ResponderEliminaralgun dia deberias hablar de la mentira en los modelos socialisstas y comunistas
ResponderEliminarPor que habrá tanta gente dormida? Es muy difícil ver lo que está en nuestras narices? La crisis de consciencia es aplastante. Y lo que falta, PACIENCIA, NADA ES PARA SIEMPRE!
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