Miguel Yilales
@yilales
En el país cuando alguien
es dado a la mentira, al embuste, al engaño, a la falsedad o a la ficción,
sabemos como llamarlos: coberos o mojoneros, términos que aunque no aparecen
definidos por la RAE, son reconocidos como venezolanismos y por consiguiente
filológicamente válidos.
Cuando se inició esta
semana los venezolanos dejamos de preocuparnos por la escasez de alimentos y las
procesiones de mercados cual peregrino de las compras, por la inseguridad
galopante que enluta a familias enteras o por la inflación que cada día nos
agobia y nos hace más pobres.
A los connacionales dejó
de importarnos el hecho de que en Caracas mensualmente ingresen a la morgue más
de 400 cuerpos sin vida producto de la violencia o las vidas que son sesgadas
por la anarquía vial y la irresponsabilidad de quienes decidieron que los
motorizados, camioneros o autobuseros circulasen por dónde y cómo quisieran.
Qué importancia puede
tener que con el mejor sueldo mínimo del continente se pueda adquirir menos de
la mitad de la cesta básica y que para hacerlo, en esos cuchitriles que
promociona el gobierno, deban pasarse horas de espera bajo el inclemente sol,
sí lo que importa es que estamos en un “país chévere” al que vienen unos
malucos a atentar contra el hijo putativo del comandante eterno, una materia
jamás explorada y mucho menos comunicada en esta Tierra de Gracia.
Cuentos que son cuentos
Luego de 14 conspiraciones
denunciadas y 4 supuestos intentos frustrados para asesinar a Nicolás Maduro en
tan solo meses de gobierno, de verdad que muchos nos sentimos como parte de aquella
fábula de “Pedro y el lobo”, en la que el aburrimiento y el ocio hacía que el
pastorcillo le gastara bromas pesadas al pueblo con supuestos ataques de una
bestia que nunca llegaba y cuando llegó nadie le creyó. Hoy podríamos estar
ante la puesta en escena de “Nicolás y el lobo”.
Desde Álvaro Uribe Vélez
pasando por Roger Noriega, Otto Reich, hasta llegar al octogenario, enfermo,
achacoso y enclenque Luis Posada Carriles, todos han estado detrás de un plan
para asesinar a Maduro.
En toda esta trama, suponemos
fue un pajarito el que trinó y dijo que los delincuentes ya habían ingresado al
país, cuáles eran los planes, en que autobús se embarcaron y quien tomó la
fotografía, en lo único que fue vago (de vaguedad, no de desempeño en este caso) es en decir
los nombres de los autores intelectuales, esperábamos que un ser omnipresente y
que está en la capacidad de influir en la designación Papal, pudiese cantar con
precisión el nombre de los autores intelectuales, pero no lo hizo o no lo
entendieron.
Investigaciones con disimulos
Y es que los capturados,
al ser interrogados por los organismos de seguridad del estado, lo primero que
soltaron fue que venían a matar a alguien, lo cual es para preocuparse porque
decir alguien, es decir cualquiera, y en un país donde las muertes violentas
son la regla que confirman la excepción, podrían haberse referido a cualquier
hijo de vecina, con lo cual su encargo entrarían en las estadísticas de las
decenas de muertos semanales que tienen nombres y dolientes, pero que no
existen, para los organismos policiales.
Lo más insólito es que
unos expertos sicarios, asesinos y mercenarios, una mezcla de Rambo, Bourne y
Martin, necesitaran tener fotos de su objetivo, suponemos que debido a la
escasa exposición en los medios de comunicación y la ridícula cantidad de
vallas con imágenes del él.
La otra prueba presentada,
los uniformes militares con insignias, debiera ser seriamente investigada,
porque nunca nadie se ha uniformado en este país sin pertenecer a las fuerzas
militares, milicias, reservas, boy scouts y pare usted de contar. Nunca se ha
visto a nadie disfrazarse con camisa de campaña, para simular pertenecer y
comandar a un cuerpo que, en sí mismo, lo detesta. Con esta medida seguro se
podría dar con las personas que le suministraron pertrechos militares al excéntrico
personaje aquel que deambulaba por los alrededores de Miraflores con uniforme
creyéndose la reencarnación de un muerto, me estoy refiriendo al que se
pretendía “Che Guevara” y no a otro que algún distraído lector pudiese haber
creído.
Es que de tanto usar el
manido argumento de decirnos que ahí viene el lobo, los venezolanos estamos más
pendientes del papel higiénico que de las cobas de los mojoneros, no vaya a ser
que cambiemos la vieja maldición leguleya y digamos ahora “entre mojoneros y
coberos te veas”.
Llueve… pero escampa
este es el pais bizarro
ResponderEliminarRealmente es el país del absurdo
Eliminartanta vaina que si lo quieren matar que encontro nose que cosa que le dijeron y una serie de paja tan solo hagamos un ejercicio de memoria uds recuerdan al carajo aquel que se le lanzo encima en la asamblea Nacional ese tipo era un maracucho de apies pata en el suelo como mucho de nosotros no era ningun gringo con el estereo tipo de rambo yo pienso si ese muchacho burlo todos los sistemas de seguridad ese dia que quedara para un profesional por dios basta de distraernos con trapos rojos veamos los problemas que nos afectan dia a dia inseguridad desempleo escazes corrupcion en todos los niveles el saqueo que tienen en PDVSA con los petrodolares realidades palpables no cuentos como el del lobo que solo cabe en la cabeza de estos neorevolucionarios....
ResponderEliminartotalmente de acuerdo con tu comentario, gracias
EliminarAsí es, más claro imposible!
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