Miguel Yilales
@yilales
Hace muchos años, casi doscientos, un
caraqueño, que en ese momento era un mozalbete de 30 años, decía que no había
peor miseria que ser jefe para no serlo.
Años más tarde cuando los andinos llegaron
al poder y gobernaron desde 1899 hasta 1958, con apenas un receso en el Trienio
Adeco y el efímero gobierno de Rómulo Gallegos, trajeron también sus costumbres
y dichos al lenguaje.
Es así como en el decidero popular se decía
que "jefe era jefe manque tuviese cochochos", con lo cual se referían
a que el dictador de turno así tuviese en la cabeza ese fastidioso insecto
hemíptero, anopluro, con milímetros de largo y boca con tubo a manera de trompa
para chupar sangre conocido como piojo, era el jefe porque se le hacía caso.
Todo eso fue valido hasta que se ejecutaron
los Juicios de Núremberg. Los militares, dirigentes, funcionarios y
colaboradores del régimen nacional socialista de la época, que coincidencia que
esas dos vocablos estén presentes en el tinglado revolucionario, chavista y
antiimperialista que nos gobierna, trataron de escudarse en el cumplimiento de
órdenes, pero a pesar de eso se determinaron sus responsabilidades y fueron sentenciados
por atentar contra la humanidad para satisfacer las ambiciones
políticas del líder supremo y eterno, Hitler.
Tanto
en el béisbol como en la política
Para hacerse obedecer hay que tener
tesitura moral, principios y valores, capacidad para convencer y dirigir; otros
infunden miedo y los menos ordenan y nadie les acata. Y es aquí donde estamos
los venezolanos, con un régimen que ordena la paz, la felicidad, el
abastecimiento, el amor, las celebraciones, pero que ni ellos las cumplen.
En el lenguaje beisbolero hay posiciones
que son especialmente difíciles. Hablamos de la esquina caliente para
referirnos a la tercera base, posición que le corresponde atrapar rollings contundentes, el campocorto y
el segunda base que tienen que cubrir mucho terreno detener rodados difíciles y
lanzar con precisión a primera base y el primera base que debe recibir todos
los lanzamientos de sus compañeros con agilidad. Cuando estos jugadores no
hacen su trabajo se dice que no le paran una bola a nadie.
En política como en el béisbol, sí los
líderes ordenan se espera que el cuadro pare los rodados, es decir, las bolas
bateadas. Durante la colonia las órdenes de la corona se acataban, pero no se
cumplían, lo cual revelaba lo irreverente que se era ante el despotismo y que no se paraban las
bolas venidas del lanzador imperial.
Recientemente el compañero Nicolás Maduro, uso
la misma expresión que emplea su camarada presidente Diosdado Cabello (por la
Asamblea Nacional y nunca porque mande más que Maduro), reconoció que no le
paraban los rollings que bateaba, es
decir, no le paraban bolas, en estricto sentido beisbolero.
Es
una orden, por favor obedezcan
Durante una de las largas peroratas en
cadena de radio y televisión, el comandante subalterno, confesó que ordenó
el acuartelamiento del Sebin, pero estos se fueron a la calle a disparar a los
manifestantes, con lo que cabría preguntar ¿Quién ordenó se violara el
acuartelamiento? ¿Es que acaso ante ese batazo el jefe del Sebin decidió no
parar las bolas en su posición?
Luego ordenó que el servicio de transporte
masivo Metrobus, dejaría de prestar servicio para el Este caraqueño con lo cual
señalaba que los sectores donde vive la oligarquía fascista venezolana, es
decir Petare, las Minas de Baruta, Santa Cruz del Este, entre otros, serían
castigados, para luego recular ante la posibilidad de que el rolling se le fuese
entre las piernas y nadie parase bola.
Asimismo prohibió que el 51,8 % de los
caraqueños que lo adversan, según resultados del CNE, no entrarían a Caracas,
con lo cual suponemos instalaran un chip, para no usar los triángulos de
colores o estrellas de David con que los nazis identificaban a los enemigos, para detectarlos. Ahora
¿Cómo no se entra a donde se vive, se trabaja, se duerme? Otro rodado que nadie
le va a parar.
Cuando un gobernante se hace el sordo a los
reclamos, propugna arbitrariedades y violaciones a los derechos humanos como única
forma para hacerse obedecer, de seguro perderá el juego por sus malas
decisiones.
Mientras tanto hay un pueblo que decidió no
parar ninguna de las bolas que batea quien detenta el poder, eso es desobedecer
sus órdenes por ilegítimas, puede decretar feriados, fiestas carnestolendas o unificar
al Rey Momo con el Cristo Rey, tener cochochos o no y aun así hacer que nadie le pare.
Llueve… pero escampa
Bien podríamos decir que ese bateador emergente está en cuenta de tres y dos, además de no entender las señas del coach
ResponderEliminarClarito...
ResponderEliminarhasta con infield hit le llenan las bases y anotan carreras, es q tiene un equipo q no lo acompaña, Maduro no es Gerente, ni Manager, no sabe jugar y no siquiera recoge la bola...
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