Por Miguel Yilales
@yilales
Dice un viejo proverbio árabe que sí dos actores políticos tienen un enemigo en común deberían poder trabajar juntos para obtener una victoria conjunta contra él. El ejemplo más significativo de la puesta en práctica de “el enemigo de mi enemigo mi amigo es” lo vimos en la II Guerra Mundial cuando norteamericanos y británicos hicieron un frente común con los soviéticos para confrontar a la amenaza nazi.
En ese entonces el primer ministro británico Winston Churchill para justificar su alianza con Joseph Stalin, que luego reconocería (antes de su muerte) como uno de sus mayores errores políticos y del que estaba profundamente arrepentido, dijo que “sí Hitler invadiera el infierno, yo haría un discurso en la Cámara de los Comunes con referencias favorables al Diablo”.
Ese es el argumento que utilizan algunos gurús de la política para justificar una alianza con el chavismo original y puro para derrotar al chavismo derivado y degenerado (de Maduro) olvidándoseles que ambos son responsables de este desastre, que son ramas torcidas del mismo tronco enfermo y que una vez limadas las asperezas circunstanciales son capaces de confabularse para seguir profundizando el legado de Chávez que no es otro que más muerte, más desolación y más destrucción.
Dicen los conocedores de las Peleas de Gallos que para competir, además de su “castío” (casta, raza, cruces y color) los gallos deben prepararse para la riña: estar alimentados, con músculos fortalecidos y que no vean a sus contrincantes (ni sean vistos por ellos) para que no pierdan la fiereza. De ahí viene la expresión de gallo tapado también usada en la política.
Que no se olvide
Por eso es que algunos han planteado que la actuación de la Fiscal General Luisa Ortega Diaz, chavista furibunda y defensora del legado del mayor embaucador que haya tenido la república desde que Colón avistase Paria, debe ser respaldada no sólo porque se volteó y se enfrenta al madurismo sino porque debe ser reconocida (acorde al sexismo oficialista) como la gallina tapada que nos ayudará a salvarnos del chavismo cuando en realidad está tratando de rescatar lo rescatable de ese decadente prostíbulo que es el socialismo del siglo XXI.
Si ella va a actuar para desmontar el aparato chavista que lo haga. Si luego de casi 19 años se dio cuenta del desastre que ayudó a construir y está arrepentida ¡Bienvenida! pero no pretendan que olvidemos que tiene 10 años al frente del Ministerio Público; que Franklin Brito y Rodolfo González fallecieron en su gestión; que Araminta González, Lourdes Afiuni, Ines González, entre otras, fueron ultrajadas y vejadas siendo inocentes; que ella ha estado vinculada al chavismo desde sus comienzos y que su hermano es golpista originario; que pidió las penas más altas contra los policías metropolitanos condenados por los hechos de abril de 2012; que solicitó la extradición y enjuiciamiento del expresidente Carlos Andres Pérez por la represión policial y militar durante El Caracazo mientras se hizo la vista gorda por denuncias de torturas y homicidios atribuidos a la fuerza pública durante las protestas de 2014; que ha defendido como justo el encarcelamiento de Leopoldo López y de otros presos políticos y que sabía de la ilegalidad en el nombramiento de los magistrados del TSJ y con su cómplice silencio avaló las actuaciones en contra de la Asamblea Nacional.
Hasta el 2018
Los entendidos en el arte de regir los asuntos públicos, promotores que el fin justifica los medios y que todo es negociable (incluso los principios) son los mismos eruditos estratégicos que creen ingenuamente que con los vasos comunicantes con la disidencia chavista es suficiente para lograr el desplome de Maduro y que ellos, en un acto de desprendimiento, entregarían el poder a una transición opositora.
Es que estos notables habladores de pendejadas son los que plantean que es preferible volver a los orígenes chavistas antes que propiciar su caída definitiva porque, a su sabio entender, en la oposición no hay ningún liderazgo preparado, comprometido y dedicado que haya planteado un proyecto de país distinto, con lo cual muestran su prepotencia porque, entre líneas, dejan entrever su deseo porque los consideren a ellos como la única opción para que haya opción, mientras tanto promueven gallos tapados (que en este caso es gallina) para que les aguanten el coroto hasta el 2018, si es qué hay país y si es qué hay elecciones.
Llueve... pero escampa
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