jueves, 29 de mayo de 2014

Barajita repetida… no llena álbum

Miguel Yilales
@yilales
Hace muchos años cuando en Venezuela se hablaba de coleccionar álbumes, nos referíamos a los discos de vinilo con los grandes éxitos del momento. Pasta que reproducía, magistral y fidedignamente, la música.
Ese término ha evolucionado en el tiempo. Desde mediados de los 80 a las niñas les dio por coleccionar barajitas de unos dibujos creados por la neozelandesa Kim Casali, en que dos figuras desnudas sin características sexuales, explicaban que era el amor.
Muchos años después la fiebre paso de algo muy femenino a algo muy vernáculo. Los coleccionistas ya no buscaban saber cómo era ese sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear, sino que los protagonistas eran los futbolistas.
Desde México 70 hasta nuestros días un emporio italiano se ha dado a la tarea de recordarnos, en cada mundial, la pasión por coleccionar cromos.
Los jóvenes, y los no tan jóvenes, de todo el mundo se dedican a recopilar barajitas. Hay muchachos que inventan juegos en que sí uno de ellos se descuida termina ruchado, ese venezolanismo que usamos para decir que se pierde todo. Claro que siempre se juega con las barajitas repetidas.

La tengo, la tengo, la tengo

En estos tiempos que corren en Venezuela, pendientes por la escasez de los innecesarios pañales, como la sociedad venezolana envejeció con la revolución (supuestamente hay 30 millones de venezolanos y 19 millones de electores, es decir solo hay 11 millones menores de 18 años), es imposible dedicarse a algo que hace el resto del orbe: coleccionar barajitas.
Recientemente, en ese gesto por inmortalizar al muerto viviente, hasta un álbum con su épica imprimieron, como no lo vi, de seguro dedicaron páginas completas a los combates en que no se rindió en un museo y las hazañas defendiendo la soberanía nacional en el Golfo de Venezuela, en el Esequibo y en la Zona Económica Exclusiva, con lo cual superaba por nacionalista y patriota a Jaime Lusinchi, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez.
Fuese que se trata del álbum “Amor es…” o de coleccionar a los jugadores que competirán por la Copa del Mundo en Brasil 2014, todo el mundo sabe, con la excepción de los agitadores del siglo XXI, que los álbumes no se llenan con barajitas repetidas.
Escuchar al inefable psiquiatra y exrector discípulo del otro psiquiatra y exrector (solo se diferencian, por ahora, que uno fue acusado y condenado por asesinato) señalar que se tienen las evidencias de la planificación de un magnicidio, ese manido guion usado hasta el cansancio, no puede sino recordarnos el valor de una barajita que nos ha salido en los sobres más de 50 veces.
Recuerdo que hace unos años dijeron que habían encontrado un lanzacohetes en la playa de Catia La Mar y en el morral abandonado había una fotografía del difunto eterno, con lo cual uno podía imaginar al sicario contratado, un Jack Bauer real, viendo la fotografía, a la espera para disparar cuando la rolliza figura presidencial se asomase por la ventanilla de la aeronave.

La democracia real está en juego

Ahora resulta que aplicando una especie de Ley Patriota, similar a la que implementó el imperio para violar la privacidad de las comunicaciones, garantizada en esa especie de papel higiénico de los socialistas del siglo XXI que es la Constitución, supuestamente obtienen de correos electrónicos privados, unas imágenes de preparatorias para otro magnicidio en el que los francotiradores practican con una diana con la silueta del blanco presidencial, algo totalmente inmaduro.
Presentar pruebas electrónicas sin validarlas previamente es otro elemento del supino y burdo montaje al que este régimen pretende someter a los venezolanos, luego de la paliza que recibieran en los municipios: San Cristóbal y San Diego.
Hay algunas viudas y viudos del pasado, quienes plantean que las elecciones sirvieron para demostrar el rechazo a la protesta, por el contrario creo que se evidenció que la democracia existe no por las elecciones sino por el ejercicio efectivo de los derechos constitucionales, entre ellos la protesta.
Pareciera que en la calle hay más sabiduría política que entre quienes están llamados a dirigir a la oposición o ya lo hicieron, se puede protestar, exigir y ser verdaderos demócratas en defensa del estado de derecho con elecciones y con la calle; mientras tanto dejemos que el régimen siga coleccionando esas inútiles barajitas repetidas.

Llueve… pero escampa

jueves, 22 de mayo de 2014

Revolucionarios (y opositores) de pacotilla

Miguel Yilales
@yilales
Hay situaciones en que algo ocurre y termina sorprendiéndote de por vida, hay otras que vistas la primera vez, la segunda no sorprende.
Cuando se proyectó por primera la trilogía de la Guerra de las Galaxias, la escena donde Darth Vader le dice a Luke Skywalker que es su padre, fue memorable y sorprendente, pero para los jóvenes de hoy es una escena sin emoción porque la segunda trilogía le quitó el factor sorpresa.
En nuestra domestica política nos encontramos a diario con personajes que actúan repitiendo frases como para sorprender, sin darse cuenta que lo que menos hacen es causar asombro.
Pataletas y gritos son la forma de dialogar que conocen quienes se vuelven locos con una cuota de poder, que por demás es efímera, y si no lo creen pueden usar los servicios algún médium para que los contacte con el más allá.
Es como cuando hay un personaje que se dice presidente de una república pero necesita decírselo a sus gobernados o recordarle a los militares quien es el comandante en jefe, la primera vez puede sorprender, en especial cuando sus orígenes son difusos y su ascenso al poder inverosímil para la mayoría, pero la repetición de la cantaleta termina siendo fastidiosa y carente de sentido, a menos que hasta él dude de lo que llegó a ser.

Acúsalo con tu mamá

En estos días en un arrebato de rabia y de indignación a ese residente temporal, sé que suena a cuando a los extranjeros le dan ese estatus pero me refiero al palacio presidencial, le dio por botar a gritos a un burgomaestre por pedir por la liberación de los presos políticos y por tratar de explicar la situación de la inseguridad, una percepción que solo la ven quienes salen sin escoltas y terminan asesinados a golpes por unos zagaletones traficantes de drogas.
Los gritos estentóreos comenzaron por exigir, casi que a nivel de impetración, para que lo reconocieran y lo aceptaran como cabeza del Estado y del régimen que preside, a tal punto de agarrar la pelota y llevársela como hacía el personaje de cachetes inflados que vivía en una vecindad mexicana.
Que se le reconozca como responsable del desastre que vivimos, no es como para hacer una fiesta, pero las incongruencias son propias de los que no saben sobre que hormiguero están sentados.
Pasarse la vida despotricando del imperio norteamericano pero disfrutando de sus atracciones, parques, centros comerciales y seguir subsistiendo por las ventas de petróleo, no era muy revolucionario.
Siempre creí que la confrontación era para demostrar cual malvada era la política de los estadounidenses y que el mayor orgullo revolucionario era ser objeto de sanciones por parte de la nación del norte, pero resulta que apenas llegan las condenas, se envía a un extirapiedras y piromaníaco de autobuses a llorar ante un club de amigos porque le quitaron la pelota.
Los revolucionarios del mundo, con el Foro de Sao Paulo incluido, esperaban una actitud férrea y combativa de los paladines de la lucha de los desposeídos y herederos del hombre más grande parido por la historia, nada de salir corriendo a esconderse en los museos militares de los países de Suramérica.

Pacotilla de sobra

En respuesta a tal atropello, la primera acción de carácter independiente, soberano y de autodeterminación de esta nación es firmar multimillonarios convenios con las norteamericanas empresas socialistas Halliburton, Schlumberger y Weatherford, para demostrar cómo se puede desestabilizar todo el sistema mundial endeudándonos con nuestros agresores.
Pero ese fenómeno de inconsistencia y desvarío político no es exclusivo de quienes creen que gobiernan. Entre quienes aseguran que son opositores también está presente.
Hay quienes perjuran que por hablar en cadena nacional y que de ahí surgiese un rap, sus niveles de rechazo desaparecieron. Que la gente ría de sus ocurrencias y su mancebía política frente a los amateurs del gobierno, no significa que se convirtió en el pontífice de la estrategias políticas, como para proponer que el que no comulgue con su catecismo monte tienda aparte, primeramente porque no califica como guía moral o político y en segunda instancia porque su gesto lo asemeja a lo que el supuestamente rechaza: el autoritarismo militarista, castrista o chavista.
Es que en el régimen y en la oposición hay muchos autoritarios y arbitrarios de pacotilla que necesitan gritar y demostrar que son los jefes que mandan, para luego implorar porque les hagan caso.


Llueve… pero escampa

miércoles, 14 de mayo de 2014

Los iluminados del desastre y la destrucción

Miguel Yilales
@yilales
En el país el sincretismo es parte de la cultura. Desde el proceso de conquista y en especial desde que se iniciaron las primeras olas de negros provenientes del África.
Toda esta historia de sincretismo viene a cuento porque nosotros desde la época colonial hasta nuestros días hemos conciliado lo disímil. Así tenemos que se va a misa pero se lee el horóscopo o se estudia académicamente pero se cree en lo esotérico.
En la política criolla se ha creído en pipas ensalmadas o en pepas de zamuro, hay quienes se dicen herederos de salteadores de caminos y otros que señalan que por sus venas hay linaje del Libertador.
Un sector de la oposición, en esa búsqueda de su tabla de salvación esotérica, decidió creer que las predicciones de un supuesto profeta. Y en esto el régimen no se podía quedar atrás.
A pesar que en sus filas hay personas dedicadas a la quiromancia, esoterismo, predicciones, misticismo y hasta la nigromancia (aunque parece que la conexión es muy mala), decidieron que personajes importantes empezaran a incursionar en estas lides.

Las Moiras de la revolución

En la película “Hércules” de Disney, aparecen las Moiras, personificaciones del destino en la mitología griega. Son tres mujeres horrendas, ancianas y deformes, con un ojo que comparten entre ellas. En nuestra historia este trío amorfo, terrorífico y decrépito es masculino.
Las tres Moiras chavistas, decidieron ponerse sus túnicas rojas y explotar sus atributos: Cloto es quien hila la hebra de vida con una rueca y un huso; Láquesis mide con su vara la longitud del hilo de la vida y Átropos quien corta el hilo de la vida y elige la forma y el momento en que debe morir cada hombre.
Así tenemos que un militar felón, atrabiliario, devenido en millonario empresario, con hijos con aspiraciones artísticas así no sepan cantar aunque el dinero lo puede todo, resolvió demostrar sus dotes como iluminado y le ha dado por desentrañar todas las conspiraciones que del más allá le puedan revelar. Es por eso que ha descubierto quienes son los conjurados, cuales son sus planes, a quienes van a despachar para el otro lado. El va tejiendo las historias más inverosímiles y sin empacho involucra hasta los más inocentes.
El siguiente es un médico psiquiatra, manipulador, perverso, que en cada intervención pareciera excitarse cuando está cometiendo actos de crueldad en otra persona, que no tiene recato en manifestar su animadversión contra un dirigente opositor y espetarle que le cae malísimo. Este frenópata, aunque él debiera ser objeto de estudio para sus colegas, le ha dado por determinar el futuro de las personas, del país, de la revolución. Y no se percata que puede terminar como el rector que lo graduó.
Y finalmente el más perverso, el más despreciable de todos, y no es precisamente el personaje trompetista de un programa televisivo, es el que corta los hilos de la vida. Un siniestro militar que ataca campamentos de estudiantes, que arremete contra las universidades, que usa la fuerza policial de manera brutal y que emplea metras para eliminar a opositores, perdigones disparados a quemarropa para desfigurar, gas del bueno para asfixiar a la sociedad.

No adivinan, ejecutan

Lástima que estas moiras chavistas no usen sus dones para explicar porque hay tales niveles de escasez y desabastecimiento en un país con una de las reservas petroleras más importantes del mundo; por qué en Guayana con uno de los sistemas de generación hidroeléctrica más significativo del mundo se va la luz; por qué en Caracas y en otras ciudades del país hay racionamiento de agua; por qué luego de estar diez años promocionando el uso de bombillos ahorradores, un guiso implementado por el infalible comandante, ahora hay que cambiarlos por led por ser menos contaminantes.
Es así que saben que van a haber asesinatos selectivos antes que ocurran, que van a alzarse militares antes que agarren los fusiles, que los paramilitares aparezcan financiados antes que los financien, que van a secuestrar gente antes que los secuestradores estén interesados por ellos. Para ellos la fortuna se construye sobre los cadáveres de sus enemigos, que por cierto son venezolanos.
Es que en este sincretismo a tres maulas, delincuentes, forajidos, bandidos y holgazanes les ha dado por convertirse en los oráculos de la destrucción que es esta revolución: adivinan lo que les da la gana y cuando no las pegan, las ejecutan para que se cumplan.

Llueve… pero escampa

martes, 6 de mayo de 2014

¡Qué locura!: El inspector Rodríguez (Torres)

Miguel Yilales
@yilales
En Venezuela los crímenes por razones políticas siempre han existido. La sociedad se ha visto envuelta en traiciones y conspiraciones que han buscado acallar al poder o que desde el poder tratar de silenciar a la disidencia.
De hecho nuestra independencia también se vio envuelta en estas situaciones. A Bolívar trataron de matarlo en 17 ocasiones, logrando escapar de todas ellas porque la Diosa fortuna, un amor escondido o hasta la mala suerte de otros, le favoreció. Y él no se quedó atrás.
La muerte de Boves hizo que las hordas llaneras se agruparan bajo el mando de Páez, Cedeño o de los hermanos Monagas; con Santiago Mariño en campaña en el oriente y Manuel Piar en el sur, al Libertador le tocó sortear los obstáculos que representaban los liderazgos regionales.
Bolívar necesitaba demostrar, más allá de sus cualidades, quien era el que mandaba. Y el fusilamiento de Piar cumplió ese objetivo.
De hecho en el Diario de Bucaramanga, el 25 de mayo de 1828, Perú de la Croix atribuye a Bolívar lo siguiente “…la ejecución del general Piar aseguró mi autoridad, evitó la guerra civil y la esclavitud del país, me permitió proyectar y efectuar la expedición a la Nueva Granada y crear después la República de Colombia: nunca ha habido una muerte más útil, más política y, por otra parte, más merecida”. Y como dicen los abogados a confesión de parte…

Entre conspiradores te vea

Es indiscutible que estos reencarnados del siglo XIX, que han instaurado la chambonada del siglo XXI, también han recurrido a esas prácticas.
Pero no solo de ahí debe venir la enseñanza. De seguro en esos viajes caribeños y en esas conversas idílicas bajo el cielo habanero, el dinosaurio amado por la izquierda latinoamericana, y no me refiero a Barney, debe haber contado cómo ocurrió la muerte misteriosa de Camilo Cienfuegos y quién delató la ubicación de Ernesto “Che” Guevara, porque de seguro un servicio de inteligencia tan eficaz, como el cubano, ya debe haberlo determinado.
Ahora el magnicida en grado de frustración (creo que así se le dice al que trata de matar a la familia presidencial y no lo logra) transmutado en paladín de la justicia, nos presenta que se han iniciado una serie de asesinatos selectivos para desestabilizar al régimen.
Él, una mezcla de Sherlock Holmes y Hércules Poirot, suministró una lista en la que están todos los opositores al Comandante Eterno y a su heredero, y los acusó de estar conspirando. Algo así como elemental, que sí son opositores trabajen para desalojar del poder a quien lo detenta, con lo cual descubrió el agua tibia de la conspiración y de los crímenes selectivos.

Retírate “Moncho” Martínez

Aquí un fiscal del ministerio público encargado de imputar a los banqueros por su participación en los hechos de abril 2002, murió en una explosión. A muchos se les olvida que los primeros en la escena del crimen, no fueron los organismos policiales, sino un inefable personaje que llegó y nadie sabe si a contaminar las evidencias o a verificar el mandado. Ese crimen selectivo aun no se ha dilucidado y a lo mejor nuestro sabueso, émulo de Scooby Doo, logra esclarecerlo.
Adicionalmente este caribeño Columbo podría decirnos el porqué secuestran a una periodista, que decide no declarar sobre su caso por razones de seguridad, quién la amenaza para que el canal de noticias, que no tiene corresponsales en las todas las capitales del país, decida enviarla para un exilio gélido, casi como hacían los camaradas bolcheviques con los disidentes en las estepas rusas.
Igualmente podría esclarecer como es que un alto mando militar que desconoció a su Jefe, trasladándose en los helicópteros Súper Puma, terminan estrellados y el que se salva le ofrecen una embajada, la cual “acectó” (sic) y qué “carta desgraciada, puño y letra de mi amado” tiene en su poder para esa larga gestión en tierras lusitanas.
Todos esos cangrejos policiales podrían ser resueltos si hubiese la voluntad política y la intención de llegar a la verdad, así dentro de unos años no tendría el Pedro Estrada del siglo XXI, que andar aclarando que ejecutaron todas esas acciones e inculparon a inocentes para preservar el poder.
El inspector Rodríguez (Torres) ve conspiraciones por todos lados (él sabe de eso, currículo en mano). Su problema es que, según el ministerio electoral, hay más de 8 millones de conspiradores que aspiran reconstruir el desastre del robo de ilusiones que es esta revolución.
Llueve… pero escampa