jueves, 26 de diciembre de 2013

Un venturoso 2015

Miguel Yilales
@yilales
En algunos lugares, el comienzo del año se festeja con la tradición de las 12 uvas, que de acuerdo al ritual deben engullirse con cada campanada del nuevo año y un deseo, algo así como pensar, degustar y no morir, atragantado, en el intento.
Después vendrán los brindis y los propósitos de alcanzar metas, para finalmente degustar la cena de fin de año.
Esta tradición viene desde la antigüedad. Los pueblos del mundo se dieron cuenta de que, trascurrido cierto tiempo, las estaciones se repetían, los cultivos volvían a crecer y las lluvias retornaban para regar las nuevas semillas. Un eterno retorno al principio.
Para los babilonios esa repetición de las estaciones era un motivo digno para celebrarse e instauraron un ciclo de 11 días de fiesta, que comenzaba cuando la primavera describía sus primeros trazos entre los jardines colgantes.
En cambio los egipcios recibían con algarabía las señales que preludiaban el nuevo año: el Nilo empezaba a crecer y el caudal se hacía propicio para la siembra.
Desde siempre, el nuevo año ha significado el festejo de un porvenir, una victoria que se desea pero que no ha ocurrido, un elogio a la esperanza cada 365 días.

Deseos que no empreñan

Antes de iniciar este artículo, el 52 del año, hice una lista de buenos deseos para mis hijos, para mi familia, para mi… todo iba bien hasta que comencé a elaborar los de esta Tierra de Gracia.
Y no es que no lo desee, es más lo anhelo, porque ser venezolano es aspirar lo mejor para nuestra tierra, afanarse por ser un país del primer mundo, con grandes vías, con menores índices de pobreza, sin indigentes, sin torres de David, sin rencores y odios por la política, donde no estemos divididos entre ellos y nosotros.
Pero desear un venturoso 2014, solo sería posible como parte de un desvarío.
Según las estimaciones de los economistas, lo que viene es joropo, el problema es que nos agarra sin alpargatas, porque el gobierno en su afán por ganar apoyos foráneos le dio por regalarlas a otros países.
Pero como las cosas no quedan ahí, decidieron 14 años después rectificar, no por los diálogos o por las leyes de amnistía que se estudian y nunca llegan, sino con el precio de venta de la gasolina, que en la onda del precio justo, se percataron era necesario aumentarla.
Asimismo como saben que el dólar oficial es inmanejable e irreal, quienes viajen a partir del 31 de diciembre deberán adquirir su cupo a través de las subastas del SICAD o con el precio referencial de este, según dejó ver el superministro que maneja el “Excremento del Diablo”, con lo cual devalúan sin devaluar.
El río Guaire que debía estar saneado para este 2014, aun sigue siendo depositario de aguas grises y negras de toda la gran Caracas, por lo que seguiremos siendo una ciudad que deposita sus detritos a las costas barloventeñas, uno de los parajes vacacionales de los mismos que la contaminan.

Un receso con olor a trabajo

En cuanto a la política, tendremos una larga pausa electorera, luego de que en 14 años hayamos tenido 17, si como se lee, 17 procesos eleccionarios. Es que el sistema diseñado por los constituyentes, con muy buen asesoramiento, estaba montado para que no tuviésemos períodos concurrentes y se evitaran procesos megaeleccionarios, con lo cual se podría hablar del sistema democrático perfecto.
La lucha contra la corrupción, viniese de donde viniese, quedó solo para la habilitación de los poderes extraordinarios presidenciales y los titulares de la prensa. Es decir en una pausa hasta las elecciones parlamentarias.
Asimismo ocurrió con la disminución de los índices delictivos e inflacionarios, esto por dos vías bien por la supresión de las cifras oficiales, no necesariamente reales, como lo ocurrido con la inflación de noviembre suprimida por decisión del Banco Central o con la violencia por criminalización de quien informe sobre ella.
Estas y otras razones me hacen desear un venturoso 2015, porque creo que entre los desaciertos del gobierno, lo errático de la oposición, el populismo desenfrenado, la corrupción roja desordenada y licenciosa, la escasez de los bienes de primera necesidad, la inflación escalando al top 1 del mundo, la inseguridad a niveles indescriptibles y sin líderes, pareciera que el 2014 no se alejará mucho de la realidad vivida en estos tres lustros revolucionarios.
A pesar de ello y de quienes critican que critiquemos, seguiremos tecleando y luchando para que el próximo año no tengamos que diferir los deseos de buenaventura para el 2016.

Llueve… pero escampa

jueves, 19 de diciembre de 2013

A cambiar el mensaje y… ¿el mensajero?

Miguel Yilales
@yilales
No hay nada más sabroso que una peña. Es que puedes sentarse en un bar, una tasca, un restaurante o en la casa a hablar con unos amigos de política y darte cuenta que el diagnóstico está claro, pero el camino empedrado.
Es que en un buen diálogo siempre se va a respetar a quien habla, se utiliza un tono adecuado, no hablan todos a la vez, se escucha antes de responder, se piensa en lo que otros dicen y, sobre todo, se admiten como validas las opiniones ajenas.
Hablar siempre ha sido y es el adelanto de la negociación y el posterior entendimiento. Lo encontramos en los diferentes ámbitos y niveles de crisis. Es útil en la esfera privada, en la convivencia más próxima y en las relaciones políticas.
Esta semana el gobierno llamó a un diálogo en el que se condicionaban su asistencia a ciertos parámetros: el reconocimiento a la Constitución de la República, aceptar la legitimidad de quien ejerce el poder presidencial y finalmente la aceptación del Plan de la Patria. Todos válidos sí en contra partida el gobierno reconociese la Carta Magna, a los poderes regionales electos y a los planes regionales legítimamente aprobados. Una quimera que no existe en el país.

No pregunte, obedezca

El problema se presenta cuando quienes llaman al diálogo lo hacen desde la premisa que planteaba aquel documento que empezaba “En todo este asunto de Cuba hay un nombre que resalta en mi memoria como el planeta Marte en su perihelio”.
Un ensayo escrito por Elbert Hubbard en 1899, en el que se relataba brevemente la anécdota de un soldado estadounidense que cumpliendo las instrucciones presidenciales recorre Cuba para entregar un mensaje al jefe de los rebeldes.
Hubbard resalta el hecho de que el soldado Rowan recibe el mensaje y se limita a entregarlo a pesar de que nadie le proporcionó información ni medios para entregar “Un mensaje a García”.
La Carta a García es un llamado a despertar la iniciativa, pero es también un pretexto para la mediocridad en los sistemas donde se pide obediencia. Eso el mundo militar lo entiende, es más lo práctica con acritud.
Quienes hoy dirigen a la oposición, lo vienen haciendo desde el 2005, decidieron aceptar el reto del monólogo gubernamental, a pesar de estar sometidos al escarnio público, con epítetos descalificativos e insultos a través de los medios de comunicación del Estado que no son, precisamente, para dialogar.

Sin saldo positivo

Hace algunos años los dirigentes políticos le achacaron la culpa de los fracasos de la oposición a quienes la habían dirigido, por no ser políticos de oficio.
Así las protestas del 2002 y su derrota fue responsabilidad de la Gente del Petróleo; el paro del año siguiente atribuible a quienes dirigían la CTV y Fedecámaras; la protesta de la Plaza Altamira a los generales y almirantes que, invocando sus derechos, protestaban pacíficamente en lugar de alzarse en armas; a todos les pidieron la cabeza y todos terminaron en esa especie de guillotina que es el exilio o la pérdida de libertad.
Es así como a partir de 2005, eso incluye la abstención para las parlamentarias de ese año, la dirección empezó a correr bajo la tutela de los verdaderos políticos.
Los cambios no se habrían hecho esperar y la oposición hubiese dejado de ser oposición. Eso hubiese sido positivo, por aquello de la alternancia en el poder, pero la realidad fue otra.
La diferencia ha estribado en que hasta 2005 los responsables terminaron defenestrados y a partir de ese año los dirigentes, que no tienen saldo a favor que mostrar siguen de curul en curul, de alcaldía a gobernación o de gobernación a alcaldía, sin siquiera asumir las responsabilidades de los traspiés cometidos. Es que tomaron el rol de Tarzán, no sueltan bejuco sin tener otra liana a la mano, con lo cual se eternizan en el poder.
Y es que el mensaje no llega o el mensajero no es el adecuado, ese es el dilema que aún persiste en la oposición. Luego de 8 años los dirigentes siguen siendo los mismos que se postulan y se pelean todas las nominaciones. No llegan al poder pero no asumen responsabilidades. Ante ese panorama se hace necesaria una revisión del discurso y de los liderazgos.
Mientras un sector cree que todo se resume a Un mensaje a García, donde la autoridad es la verdad, hay otro sector que debe asumir la verdad como autoridad, según lo expresase Gerald Massey, y de ahí buscar los liderazgos que conduzcan al éxito. Mientras tanto seguimos bajo la lluvia y no es precisamente cantando.

Llueve… pero escampa

miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Hubo o no hubo ganador?

Miguel Yilales
@yilales
En nuestra historia ha habido personajes que han debido llegar a gobernar y no lo hicieron. Hay quienes estuvieron a punto de ganar pero perdieron y no por eso se declararon vencedores.
De ese grupo podríamos referirnos a 2 personajes que el azaroso destino los hizo casi presidentes, pero siempre fue, casi. Tanto José Manuel “El Mocho” Hernández como Jóvito Villalba, pudieron ser pero no fueron.
La historia contrafactual como ejercicio académico es válida y como fuente para la ficción también. A pesar del que hubiese pasado sí… la realidad seguirá tal cual es.
En estos días luego de las elecciones regionales, mucho se ha escrito sobre quien resultó ganador. El gobierno y la oposición se atribuyen el triunfo, con lo cual asumen que no deben revisar nada.
La realidad es que estamos frente a situaciones más complejas que requieren una lectura profunda de los resultados. Plantear la discusión entre victoriosos y derrotados es, en el habla popular, caernos a coba.

Elementos que edulcoraron la píldora

Hitler y Bonaparte, cada uno en su tiempo, se plantearon invadir la madre patria rusa convencidos de que lo lograrían, nadie en su sano juicio saldría a decir hoy que la derrota sufrida por los ejércitos napoleónicos o nazis, en su camino a la conquista de Moscú, fue una victoria.
Y para no ir tan lejos, la debacle de nuestra selección en las eliminatorias que nos permitirían acceder a la cita mundialista del balompié podría considerarse un éxito cuando no llegamos, claro siempre habrá quien encuentre una lección y como tal una ganancia, pero en términos absolutos ¿Quién habla del triunfo Vinotinto?
Sí la oposición se planteó la meta de hacer de esta elección un plebiscito y no obtuvo la mayoría del fervor popular, traducida en votos, no puede ser considerado una victoria. Sí el gobierno se trazó como objetivo pulverizar a la oposición y esta creció cuantitativa y cualitativamente (por las alcaldías conquistadas), tampoco puede incluirse en el palmarés gubernamental.
El gobierno se quedó con los crespos hechos en metas que eran vitales y en los que empeñaron sus mejores fichas, sacar a Ernesto Villegas y que lo derrotase Antonio Ledezma o que los artistas (¿?) más emblemáticos del chavismo hayan corrido en Baruta y Sucre para morder el polvo de la derrota, ni por asomo merece una ovación del gobierno; para el oficialismo la deslegitimación planteada por la oposición nunca se concretó y por el contrario se bañó de legalidad con unos resultados que le fueron favorables.

Reflexiones en ambos sentidos

Decir que el gobierno con poco más de 4 millones de sufragios obtuvo 240 burgomaestres (menos de los que tenía) y la oposición con poco más de 4 millones de votos obtuvo 75 alcaldías (más de las que tenía) es irrefutable. Expresar que la oposición conquistó victorias importantes en las capitales más pobladas del país es una perogrullada.
Que el mensaje del gobierno, a pesar del abuso de poder y de la manipulación mediática a su antojo, no permea en las ciudades es innegable, pero así como el mensaje gubernamental no llega a las ciudades el de la oposición no alcanza a los zonas menos pobladas.
De estas elecciones debieran surgir revisiones del gobierno y de la oposición.
Aunque suena utópico esperar un escrutinio democrático de un gobierno que no cree en la democracia, y que por el contrario se comporta despótica y de forma atrabiliaria como se desprende de sus discursos y actuaciones iniciales, sería lo deseable.
Lo que sí es necesario y anhelado es que la oposición deje a un lado los sectarismos internos, fructifique políticamente, de cabida a la pluralidad, la tolerancia y que se revisen los partidos tradicionales (agotados con una dirigencia periclitada) y las nuevas organizaciones (para que no terminen engolosinados por los triunfos). Que sí se habla de unidad la gente no perciba a un nido de víboras.
Seguir llorando porque no se puede hacer telepolítica es seguir de duelo y pretender enamorarse: o terminas el duelo o no te enamoras. Es el momento de evaluar los liderazgos y revisar el personalismo, enterrado con la Generación del 28 y resucitado por Hugo Chávez y por algunos opositores.
Mientras algunos se debaten entre “sí hubo o no hubo ganador”, creo que ganar Barinas, la cuna del comandante supremo y eterno, y Maturín, la del supremo y eterno subalterno que se cree Dios, dado su apellido, son tan joyas de la corona como Caracas y… esas no son conchas de ajo.

Llueve…pero escampa

jueves, 5 de diciembre de 2013

El Gulliver venezolano y su rojo Apartheid

Miguel Yilales
@yilales
Camuflado como un libro de viajes por países pintorescos, lo cual hace que aun hoy sea considerada, erróneamente, una obra infantil, es en realidad una sátira política, que Jonathan Swift escribió para criticar a la sociedad de la época y la condición humana. Hablar de “Los viajes de Gulliver” es hablar de política y no de cuentos para niños.
En estos viajes el capitán Lemuel Gulliver, quien siempre termina relacionado con el poder y con quienes lo ejercen, se encuentra en situaciones paradójicas: es un gigante entre enanos, un enano entre gigantes y un ser humano en una tierra poblada por caballos sabios que son más humanos que los propios humanos.
En Venezuela dialogar de esta sátira con algunos de los que ejercen el poder es hablarle de los cuentos que oyeron en su niñez y no de la política, lo que da cuenta de lo poco preparados que están para la misión que decidieron afrontar.
Lo más lamentable es que desconocen todos los estudios relacionados con la política desde la antigüedad hasta nuestros días, incluidos todos los teóricos que han pensado, escrito y analizado el tema.

Es más que intuición

Es así que mencionar a Aristóteles, Platón, Cicerón, Maquiavelo, Hobbes o Rousseau, es exponerse a que te vean con una mirada de desprecio por semejante afrenta, como sí de referir a sus progenitoras fuese.
Peor aún si se trata de explicarles los pensamientos que proponen Bobbio, Habermas, Walser o Rawls o las reglas de la economía que van desde Adam Smith, pasando por Marx hasta llegar a Amartya Zen, solo por nombrar a algunos, es como si se les hablase en chino, ruso, alemán, arameo, latín y griego entremezclados.
Pero en nuestro país si se ha escrito sobre política. Juan Germán Roscio, que solo los académicos nombran, logró construir un sistema de gobierno que combinaba los conceptos del republicanismo con el cristianismo, impensable en el siglo XIX, como lo estableció nuestra primera constitución.
Otros más recientes también escribieron, hicieron doctrina y crearon sistemas políticos. Amados u odiados, Rómulo Betancourt, Gustavo Machado, Teodoro Petkoff, entre otros, leyeron sobre política y dejaron un legajo de obra sobre la materia.
Algunos como Eduardo Fernández o Claudio Fermín creyeron que había manera de prepararse para gobernar, pero no los dejamos; otros juraron que lo importante era el olfato, sentir crecer la grama, saber lo que va a pasar antes que pase… y ahí se le salió una rueda a la carreta, que nos llevó a la prepolítica quintorepublicana que subyace en este gobierno.
Que el hombre use la intuición para dirimir sus asuntos es algo más propio de la prehistoria que de nuestros tiempos, ya que para saber si va a llover no nos basamos en el dolor de las articulaciones, sino que, a través de procesos científicos, se predice cuándo, cómo y dónde va a precipitar del cielo. Así pasa también en la política.

No es cuento, es una realidad

Estas son las premisas de los electores cada vez que están frente a los procesos eleccionarios venezolanos. Es escoger entre unos con ambición de poder, que desconocen al otro, que piensan que solo ellos existen por lo que deben permanecer en el poder por siempre y otros que creen en la alternancia en el ejercicio del gobierno y aspiran llegar al poder, por cierto una de las características de esa mala forma de gobierno que es la democracia con la excepción de las otras formas de gobierno que son peores, según lo expresase Winston Churchill.
Ante las disyuntivas de ir o no a votar, indiscutiblemente que se debe escoger por ejercer los derechos; sí hacerlo entre un Neanderthal de los que pululan en el desgobierno o un Cromagnon de los que abundan en la oposición no es el quid del asunto, lo importante es saber que estamos frente a un gobierno que se cree Gulliver, que por su descomunal tamaño es capaz de manipular para comprar votos, pero que algún momento adormilado, será sometido por millones de ciudadanos.
Hace algún tiempo un supuesto gigante que oprimía al pueblo, mantuvo por muchos años presos a un líder, que al salir libre unificó al pueblo y derrotó al monstruoso ser, con lo cual demostró que la fuerza la tenían los millones de liliputienses, que convirtieron al opresor en lo que era: un enano que se creía gigante o un gigante que era un enano. Es la historia que protagonizó Nelson Mandela y un pueblo contra el Apartheid. Esta también podría ser la nuestra.

Llueve… pero escampa

jueves, 28 de noviembre de 2013

Cínicos de profesión y por convicción

Miguel Yilales
@yilales
Hace mucho tiempo atrás vivió un filósofo famoso por sus excentricidades y porque permanentemente cuestionaba las prácticas ostentosas y los vicios de la sociedad.
Diógenes, que es a quien me refiero, en una oportunidad salió con una lámpara a recorrer las calles de Atenas para buscar un hombre honesto que nunca halló, porque nadie entendía que la felicidad estaba en las cosas sencillas, que en la naturaleza del hombre estaban todos los elementos para ser feliz y que en lo externo solo se encontraba la desdicha demostrada por la opulencia y la preocupación por lo material.
En estos tiempos que corren, donde lo más importante son las compras nerviosas de bienes innecesarios, a Diógenes también se le hubiese consumido el aceite de la lámpara, buscando un ser de otra galaxia.
Cuando la revolución llegó al poder trajo la alforja llena de buenas intenciones, con votos de pobreza y humildad, saliendo de todo lo superfluo para comprar todo lo superfluo, todos unos descocados que entendieron el cinismo con sus otras acepciones: impúdicos, procaces, desvergonzados y descarados.
Es que si en algo se han destacado en estos lustros, es en hacer lo contrario a lo que profesan.

Leales a la proclama y al ventajismo electoral

Recientemente el arbitro electoral, que exige respeto porque siempre ha demostrado “honestidad e imparcialidad”, dijo que le parecía normal que se escogiese la misma fecha de un proceso electoral, para ser leales, no a la democracia, sino a una supuesta última proclama de un inmortal que feneció, pero que se sigue comunicando a través de apariciones, reencarnaciones, transmutaciones y pare usted de contar, con lo cual aquella no sería su última perorata.
Si hiciésemos una encuesta, para usar un método de investigación, sobre la fecha en que el Libertador dictó su última proclama, de seguro nos percataríamos que solo los historiadores conocen a ciencia cierta cuándo ocurrió y cuál fue su mensaje.
Es que Juan Vicente Gómez, que pudiendo ser ignorante e iletrado como le catalogaban sus detractores sabía más de historia que estos seudobolivarianos, por lo que hizo coincidir la fecha de ese mensaje de unidad con la inauguración de la Fuerza Aérea y así mataba dos pájaros, no de los que revolotean en iglesias, de un mismo tiro.
Es que para los cínicos chaviduroburgueses, incluyendo a los poderes dependientes que hacen vida en el país, el grosero ventajismo electoral debe ser investigado una vez se cumpla el proceso, es decir con los ojos afuera y clamando por Santa Lucía.

A falta de trabajo, buscan que hacer

Por otra parte nuestros parlamentarios, que se quedaron sin el trabajo para el cual los contratamos cuando habilitaron al intérprete del mensaje divino, se van a dedicar a interpelar, es decir a desplumar, a todo aquel que les parezca.
Por esa vía han decidido llevar a la picota por instigar a delinquir al “ídolo de una generación”, alias con el que se conoce a un peligroso facineroso, con lo cual demuestran que no hay intocables y que caerá el que deba caer, así tengan que resucitar los casos que la justicia prechavista no juzgó.
Es que reviste de mucha gravedad que alguien de manera explícita ande amenazando con que va tirar a otro contra la pared y va a arrancarle la ropa, en especial cuando se están tomando medidas para que el consumo de bienes, no de somníferos aunque parezca que dormitamos como sociedad, nos haga supremamente felices.
Este es un tema que la Honorable Asamblea Nacional, único Parlamento que no parlamenta, debe atender con prontitud como lo hizo el Chico Superpoderoso, no obstante tener que legislar, dizque gobernar, inaugurar obras ya inauguradas, recibir serenatas y corear a todo pulmón “te pareces tanto a mi”.
Y si eso no fuese suficiente trabajo, debieran velar porque a su seno no lleguen personas equivocadas, que sean capaces de creer que tienen una alba epidermis por el partido en que militaron, y que reniegen de ser “afrodescendientes”, como se lo increparon a la diputada Rosaura Sanz, cuando debiera estar de la mano de los que han reivindicado la africanidad: el partido en el que militan Diosdado, Roy Chaderton, Rafael Ramírez y Nicolás, descendientes directos de Andresote, Pedro Camejo, José Leonardo Chirino y hasta de Kunta Kinte.
Es que con estos cínicos lo que provoca es tener la lámpara de Diógenes, no para iluminarnos en la búsqueda de un hombre honesto, si no para caerles a lamparazos por deshonestos.
Llueve… pero escampa

jueves, 21 de noviembre de 2013

El zar Nicolás y el Rasputín de El Furrial

Miguel Yilales
@yilales
Todavía hay quienes dicen que la Unión Soviética surgió como sucesora del Imperio Ruso, sin embargo hubo un período de cinco años entre el último gobierno de los zares en 1917 y la instauración de la URSS.
No es sino hasta 1922 que se crea la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética, con un sistema político de partido único, dominado por un partido único, bajo un gobierno nacional único con total concentración de poder y poderes públicos sumisos, enmarcado en una economía altamente centralizada, que le permitió subsistir 69 años hasta su desmoronamiento total.
De esa época hay dos personajes que van a marcar los cursos a seguir en la historia: el zar Nicolás II y su familia, a la postre elevado al santoral por la Iglesia Católica Ortodoxa rusa, y el inefable Grigori Rasputín.
A Nicolás le propusieron que se apegara a la constitución y aceptara las bondades del sistema de separación de poderes, al estilo de Gran Bretaña, pero la intolerancia de los que se creen invencibles y eternos y el deseo de aferrarse al poder absoluto, no le permitió visualizar la necesidad de los cambios.

¿De Nicolás II a Nicolás el único?

El último zar, que como el de aquí también se llamaba Nicolás (no porque el nuestro se comporte con poses imperiales, zaristas o monárquicas, sino por la coincidencia de nombre), tuteló el imperio ruso hasta su dimisión en marzo de 1917 y acabó sus días fusilado junto a toda su familia, por esa misma turba que en algún momento lo vitoreó.
Con una política interior que siguió la línea autocrática de su antecesor, como las de todos los que heredan cargos sin estar preparados para ello, hizo surgir importantes núcleos de disidencias en el pueblo que devino en agitación social, sumado al fracaso de unas fuerzas armadas mal entrenados, con militares obesos, burocráticos e inexpertos y la escasez de alimentos en las ciudades principales, fueron el caldo de cultivo perfecto para la caída de Nicolás.
Nicolás tenía el poder, concentraba el poder, acumulaba funciones y sin embargo salió expulsado de las funciones para las que, según el mismo confesaba, no estaba preparado, ya que las asumió ante la repentina muerte de su padre (por una enfermedad que aun no se demuestra haya sido inoculada).
En esa época hubo otro personaje que asesoraba a la zarina Alejandra y que sus recomendaciones aceleraron el proceso de deterioro del imperio. Era un místico, con los ojos azules y una mirada fija y penetrante que hizo que la zarina cayera obnubilada por sus influencias (aunque no hay evidencias de que el zar o la zarina lo llamaran “ojos lindos”); también poseía un verbo fácil y calculadamente ambiguo, con alta capacidad manipulativa basado, además de su físico y en su intuición, en su conocimiento de las Escrituras y en cierta tradición religiosa rusa que seguía las prácticas lascivas, lujuriosas y orgiásticas eran el camino dado a Dios, que no es lo mismo que a Dios dado.

El Rasputín y el Zar

En nuestro país hay un personaje “furrialero y full realero”, por su gentilicio y por lo acumulado, manipulador, de fácil verbo para insultar, ambiguo en sus posiciones, con unos ojos lindos como lo piropeara y lisonjeara un recio y eterno, aunque desaparecido, llanero, que se ha dedicado a doblegar mediante la compra de conciencias y que asesora al poder. Una especie de Rasputín criollo.
Luego de mucho torcer voluntades, en la Duma criolla, el Rasputín venezolano, aunque el original asesoraba a la zarina y no sabemos si este asesora a la zarinbatiente, logró en una de sus escapadas gallísticas, no por lo de las peleas de gallos por las que, de existir prueba fotográfica prometió renunciar, sino por los gallos y medianoche con que sancionan las leyes en este país, aprobó y entregó a Nicolás todos los poderes para que dicte leyes, es decir para que asuma los poderes especiales que lo conviertan en un Zar Tropical, con lo cual puede pedir que lo traten como su Majestad Imperial y decretar “Por la Gracia del Señor Emperador y Autócrata de toda la Rusia”, perdón de Venezuela, y listo.
Es que a ellos, Nicolás y Rasputín (los de antes y los de ahora) les obsesiona el poder absoluto. No entienden de equilibrio de poderes. Necesitan tener a sus pies a toda la sociedad y no se percatan, porque la ignorancia no tiene límites, que asfixian y truncan toda posibilidad de convivencia. Los hechos históricos no se repiten, pero si los paralelismo de las situaciones.
Llueve… pero escampa

jueves, 14 de noviembre de 2013

Las rebatiñas de Nicolás

Miguel Yilales
@yilales
Cuando la antigua Roma se convirtió al cristianismo debió asimilar las celebraciones paganas y adecuar sus festividades para que no quedaran en el olvido.
Es así como el antiguo mito solar del solsticio de invierno hubo que maquillarlo no solo con el nacimiento del Redentor sino que se le adicionó la figura de un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en los valles de Licia, y que hoy se le conoce como San Nicolás de Bari (ciudad italiana donde reposan sus restos) o San Nicolás de Myra (donde transcurrió su ministerio obispal).
Según nuestra cultura, la occidental porque no creo que en la oriental haya algo similar, la noche del 24 de diciembre los niños reciben regalos del Niño Jesús o de San Nicolás.
Indiscutiblemente que hacer ese delivery en un solo instante debía ser un problema, porque el globo era globo mucho antes de que Mc Luhan nos hablase de la aldea global, de ahí que Nicolás y Jesús compartieron la entrega de presentes.

Sin tradiciones

Cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva York, obviamente llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas, su patrono, que luego fue caricaturizado por el dibujante alemán Thomas Nast en sus tiras navideñas en Harper's Weekly, con esa figura bonachona, barbuda y con sobrepeso que conocemos hoy y que nada tiene que ver con San Nicolás de Bari.
Es a partir del siglo XIX que se afianza la costumbre de intercambiar regalos, regalar tarjetas y el deseo de consumir, lo cual fue aprovechado por el malvado imperialismo norteamericano, para expandir la Navidad por el mundo, dándole un carácter distinto al religioso.
Pero fue el pintor Habdon Sundblom, por encargo de la imperialista y capitalista Coca-Cola e intentando humanizar al personaje navideño, quien lo vistió con los mismos colores de la marca de gaseosas, rojo y blanco, lo cual pasó a ser el atuendo oficial del presidente del Polo Norte y comandante en jefe de los duendes y renos navideños.
En nuestras latitudes otro Nicolás, que nada de santo tiene, también se vistió de rojo y en su empeño “anticapitalista y antiimperialista” adelantó la Navidad.

De San Nico a Non Sanctus lás

Este Nicolás a diferencia del otro que vive en las proximidades del Polo Norte junto a la Señora Claus, le ha tocado deambular de un lugar a otro porque sus hermanas putativas se niegan a devolver La Casona y compartirla con la Primera Clausbatiente.
Los duendes navideños que ayudan a Nicolás, el del Norte (no de Santander), en la fabricación de los juguetes y otros regalos son laboriosos y dedicados para que todo funcione a la perfección, mientras que los de nuestra historia son una banda de enanos que se apoderaron de los poderes públicos y que en vez de producir se han dedicado al hurto, timo, fraude, dolo, estafa y cualquier otra vía para enriquecerse a cuenta del Estado.
El trineo mágico volador, tirado por los renos navideños, liderados por Rodolfo, un reno que ilumina el camino con su nariz roja, brillante y potente para orientarse en medio de la tormenta, aquí se convirtió en un avión de Cubana de Aviación, que usa bombillos rojos, brillantes y potentes pero para llevarnos directo al último de los círculos del Infierno, el noveno, donde van los traidores según la descripción que hiciese Dante Alighieri en La Divina Comedia, traición que en nuestro caso, por acción u omisión, permitió regalasen la Patria a rufianes con acento chino y caribeño.
La fábrica de juguetes del Polo Norte, dirigida por los gnomos, funciona y año tras año satisface la demanda de los más pequeños de la casa, pero la de nuestro cuento es una fábrica inoperante, endeudada, caducada, socialista y antiimperialista, que solo produce miserias y que luego de 14 años ha traído más pobreza e insatisfacciones.
En vista de ese panorama Nicolás, no el del Polo sino el otro, decidió tumbar la cerca para que la borregada saliese y no regresara hasta haber acabado con los pocos pastizales que quedaban en la redonda, no sabe que una cosa es sacar a pastar al ganado y otra distinta es arrearlo para hacer el pique, el llanero zamarro conoce de eso por ser su faena natural, un caraqueño o un cucuteño ¡No!
La rebatiña para vaciar los anaqueles es una política perversa y hace al poder efímero cuando no hay como, con que, ni con quien, reponer la mercancía; es que nuestro Nicolás cree que por vestirse de rojo es magnánimo y eterno como el otro Nicolás.

Llueve… pero escampa

jueves, 7 de noviembre de 2013

La Dimensión Desconocida de la Revolución

Miguel Yilales
@yilales
Hacia finales de la década de los 50 del siglo pasado, Venezuela se movía al ritmo de la orquesta más popular de Venezuela, la Billo’s Caracas Boys y se vivía con la certeza de que hablar de política era una pasaje sin retorno a las celdas de la Seguridad Nacional. Era la política del terror militar.
Comienza el auge de las telenovelas televisivas destacándose “El Derecho de Nacer” y la transmisión de un programa que cuestionaba la verdad misma con episodios que recreaban un relato de fantasía, terror o ciencia ficción, rematado por un final sorprendente.
Escuchar la banda sonora de esa serie y al narrador, interpretado por Rod Serling, diciendo “Abramos esta puerta con la llave de la imaginación. Tras ella encontraremos otra dimensión, una dimensión de sonido, una dimensión de visión, una dimensión de la mente. Estamos entrando en… La Dimensión Desconocida”, era suficiente para que amas de casa, padres de familia e incluso los más pequeños quedaran subyugados a la pantalla chica.
Eran épocas en que The Twilight Zone la encontrábamos en la televisión.

El Macondo venezolano

Luego de muchos años, cuando parecía que nada podía sorprender a los venezolanos, en especial luego de pasados los primeros 14 años de este gobierno anterior que es el mismo actual, y disculpen las galimatías, vino el señor que conduce los destinos del país por voluntad del CNE a demostrar la verdadera dimensión desconocida que nos equiparaba al Macondo de “Cien años de soledad”.
Estamos en un país con cadáveres por doquier; en el que hacer un mercado es una carrera de obstáculos mezclada con las vicisitudes que debió pasar el soldado griego Filípides; donde los ciudadanos con “el mejor sueldo mínimo del mundo” deben subsistir con un poco más de un dólar diario, calculado al cambio Voldemort, porque el cambio oficial está predestinado solo a los atletas fantasmas que ni la ministra, ni su esposo, ni su basquetbolista suegro han visto, lo cual no es de extrañar sabiendo que hay un alma en pena deambulando por ahí, pero lo importante es que una empresa transnacional, y por ende apátrida, desapareció a los madurofollowers.
Parece ser que el servicio de microbloggin Twitter, en esos procesos inconsultos y arbitrarios que la empresa aplica para depurar cuentas, se dedicó a eliminar a los usuarios indocumentados y gasparines (no crean que sigo con lo de la aparición) que solo sirven para abultar el ego de quienes ven en el número de seguidores su grado de influencia.
Tal arbitrariedad hizo que el comandante inferior (solo puede haber un supremo) entrase en cólera. Es que la eliminación de cualquier fantasma podría suponer un ataque para borrar los fenómenos sobrenaturales de las apariciones, las reencarnaciones en pajaritos o las presencias que “aparecen y desaparecen solas” sin que nadie pueda peregrinar al lugar, lo cual debemos agradecer no vaya a ser que alguien madure la idea de instaurar horas de peregrinación a los túneles del Metro de Caracas.

Sin aguinaldos, sin aparecidos y sin seguidores

Si el CNE hubiese empleado la misma depuración que aplicó Twitter de seguro los resultados electorales hubiesen sido distintos, no solo porque los fantasmas siguen votando, sino porque hay exiliados que votan en el país estando en el extranjero, venezolanos express que nunca han oído el Alma Llanera o que fueron alimentados con bandeja paisa en su niñez y que se postulan a cargos para los que están inhabilitados por Ley.
Pero como la cosa no podía quedarse ahí, para celebrar que llegó noviembre se decretó el “Inicio de la Navidad”, que por primera vez desde que la instaurara el Papa Liberio en el año 354 no ocurre en diciembre, un hecho solo acaecido en el nuevo Macondo en el que la Natividad del Señor se anuncia con un mensaje de paz, reconciliación y amor en el que se ofrece “fuego al cañón” al que profese un culto distinto al oficial, según recitase un barbarito ministro.
Decretar el inicio la navidad antes de tiempo sin aguinaldos y amenazando con plomo a los que piensan distinto, preocuparse por los aparecidos y no por los que desaparecen por culpa del hampa desatada, enfurecerse porque el imperio y sus lacayos (me refiero a Twitter, Inc) depuran el fraude de las cuentas fantasmas, son indicios que el país vive realidades que superan a la ficción y en el que se espera por ese desenlace sorprendente que nos haga volver de La Dimensión Desconocida que es esta revolución.

Llueve… pero escampa

martes, 29 de octubre de 2013

En Venezuela ¿Quién manda a quien?

Miguel Yilales
@yilales
Desde que se emitiera la primera comedia de situación (sitcom) de la historia, protagonizada por Lucille Ball y Desi Arnaz, “I love Lucy”, hasta nuestros días las relaciones de autoridad y de amor (entendiendo este último también como lucha de poderes) han marcado el camino a seguir de los guionistas.
Cuando empezábamos a vivir los estragos de los errores por el desconocimiento de las leyes básicas de la economía que nos llevaron al Viernes Negro y que aun hoy padecemos por la incapacidad de quienes hoy gobiernan, la televisión nos deleitaba con lo que vendría a ser uno de los sitcom más exitosos de finales de los años 80.
RCTV transmitió durante 8 años, 196 capítulos de la serie protagonizada por Tony Danza, un ex jugador de Grandes Ligas que trabajaba como ama de llaves de una ejecutiva de publicidad, interpretado por Judith Light.
Por supuesto hablo de aquel seriado ¿Quién manda a quien? en la que no se sabía si el empleado o la empleadora llevaban las riendas de la relación laboral, y hasta amorosa, entre ellos. 20 años después en Venezuela nos encontramos con la puesta en escena de esa comedia.

Soborno, censura, farándula militar y felicidad suprema

En días recientes quien dirige los destinos del país, hasta que se dirima ese don de la ubiquidad de su nacimiento, realizó cuatro actos administrativos que reflejan que en Venezuela no se sabe quien es el jefe, ni quién manda a quién.
En primer lugar presentó ante la Asamblea Nacional un proyecto de Ley Habilitante para la lucha contra la corrupción, lo cual es un oxímoron por ser este uno de los regímenes más putrefactos de la historia venezolana, para lo cual no cuenta con los votos para su aprobación pero hace maromas para comprar la conciencia, es decir sobornar, al diputado 99.
En segunda instancia creó por decreto el Centro de Estrategia de Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa), cuyo fin ulterior es determinar que puede ser publicado por la prensa y que en principio debía reportarle a una “Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana”, organismo que solo existe en la mente de ñángaras castristas trasnochados.
Asimismo dio a los militares el control de un canal de televisión y los puso a administrar un banco universal, como si no fuese suficiente las veces que han quebrado el Sistema de Ahorro que opera el IPSFA (SISA) o su función fuese el show bussines del entretenimiento.
Y finalmente instituyó un viceministerio cuya denominación lo hace a uno creer fielmente que la suprema felicidad es cuestión de insania mental de quien se lo propuso a Nicolás Maduro, porque no debió haber sido idea de quien reconoció ante la Asamblea Nacional que hay situaciones como el cadivismo (sic), la corrupción, la escasez, la inseguridad, que nos aleja a años luz de la Suprema Felicidad Social.

Incapacidad y desatino

Pareciera que hay un comité político militar que nadie conoce y nadie ha visto; pareciera que hay militares en todas las instancias del poder participando en las decisiones, que por los resultados no han sido ni eficientes, ni eficaces; pareciera que hay un pajarito con acento caribeño (en sentido figurado, no como el que revoloteaba y trinaba en la iglesia) que toma las decisiones y que los nombres ministeriales que se le ocurren “no dan pie con bola”; pareciera que se permite que en La Casona, residencia presidencial, habiten quienes no le corresponde no vaya a ser que se descubran cosas con la estirpe que maduren un desalojo sin aviso y sin protesto.
Que en un solo día los afectos al gobierno nacional cierren las vías para que los trabajadores de la gobernación de Miranda no lleguen a Caracas, que los militares no enchufados del 4-F que debieron ser reenganchados por decreto presidencial protesten frente al TSJ por incumplimiento de lo prometido, que el gobierno imponga una fascista campaña con su guerrilla comunicacional en la que someten al escarnio público a líderes de la oposición y que un descabellado diputado amenace y se jacte de decir que espía y persigue a la oposición, solo es sinónimo del grado de despelote y anarquía en las líneas de mando de los hijos putativos del comandante.
Luego de 15 años aferrados a las esferas del poder, por lo menos debían tener claro que rol jugaba cada quien, pero en esta democracia tutelada, si es que tal cosa existe, siempre mandan los que tienen el control de las armas y aquí no se sabe quién lo tiene o ¿Quién manda a quien?

Llueve… pero escampa

miércoles, 23 de octubre de 2013

¿Corrupción? Yo no fui, ahí va el ladrón

Miguel Yilales
@yilales
Luego de los hechos de febrero de 1989 y de febrero de 1992, los periodistas José Vicente Rangel y Andrés Galdó, en sus columnas “Los hechos y los días” y “Laberinto”, se dieron a la tarea de denunciar el manejo de 250 millones de bolívares de una partida secreta del Ministerio de Relaciones Interiores.
Carlos Andrés Pérez fue acusado por malversación y peculado, que implicaba la utilización indebida de fondos del Estado y por 250 mil bolívares fuertes fue destituido.
Si hiciésemos un ejercicio veríamos que ese monto hoy serviría para comprar un auto compacto, un apartamento en pésimas condiciones o 2 televisores plasma de 64 pulgadas.
Nadie parece recordar que el cargo fundamental que, en definitiva, se formuló, no fue otro que haber financiado una misión policial que viajó a Nicaragua para contribuir con la seguridad personal de la presidenta electa Violeta Chamorro, y que entre los comisionados estuvo un conspicuo (no por ilustre) diputado, exalcalde y expolicía con problema de dislalia selectiva del fonema “r”, que hoy se muestra como adalid de la lucha contra la corrupción.

Yo te aseguro que yo no fui

Desde el año 1995 la organización internacional Transparencia Internacional publica el Índice de Percepción de la Corrupción que mide los niveles de percepción de corrupción en el sector público, entendiendo a ese flagelo como «el abuso del poder encomendado para beneficio personal».
De 180 países evaluados ocupamos los últimos lugares de la mano de Corea del Norte, Somalia, Afganistán, Iraq, Turkmenistán, Uzbekistán, Myanmar, Sudan y Haití. Todo un club de naciones honestas y democráticas.
Hay quienes creen que la corrupción se puede enfrentar por decreto. Otros juran que son prístinos paladines de la lucha contra la corrupción, como si nunca hubiesen ejercido un cargo público y sus gestiones no fuesen de dudosa ejecutoria.
Cada vez que se escucha, a quienes han gobernado y abusado del poder de manera absoluta, que ellos no son los culpables de la corrupción, es como sí se escuchara una versión particular de la canción de Pedro Fernández en la que jura que él no fue, en especial si dicen “cositas malas de mí”.

Ahí va el ladrón

El argumento usado para la solicitud de la Ley Habilitante es que servirá para la lucha contra la corrupción y quien no esté de acuerdo con ella es un corrupto. Nadie en su sano juicio se opondría a acciones concretas de sanidad administrativa, pero como la oposición ha solicitado que se destapen las ollas de los guisos rojos cuyo hedor pulula por doquier y no estar de acuerdo con la habilitante, se le acusa de deambular en galimatías.
Los adecos no gobiernan desde la destitución de CAP en 1993, los copeyanos desde 1984 cuando Luis Herrera Campins entregó el poder, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo nunca han regido el país. Desde 1998 estas organizaciones sí acaso han administrado algunas alcaldías y gobernaciones, pero son los responsables de la corrupción “doja, dojita” (Bernal dixit).
Hay que ser prestidigitador para decir que los niveles de corrupción que vive el país, luego de 15 años gobernados por la revolución, es culpa de Pérez, Caldera, Lusinchi, Herrera, Leoni o Betancourt.
Si existiese la mínima intención de lucha contra la corrupción debieran iniciar por nombrar a los magistrados del TSJ cuyos cargos son usurpados por suplentes con período vencidos, nominar al Contralor General de la República que está en un interinato desde el fallecimiento del titular y designar a los Rectores del CNE cuyo período feneció en mayo de este año. Esas vacantes o interinatos son una forma de corrupción.
Asimismo debieran investigar todas las formas de nepotismo que se ve en el gobierno, desde el florismo pasando por el nicolasismo, porque contratar a un hijo, un sobrino, los hermanos o los primos con cargo al erario público también es una forma de corrupción.
De igual manera revisar los saltos de talanquera de diputados como William Ojeda, Ricardo Sánchez o del 99, los cuales son otra forma de corrupción.
Estas y otras serían una buena señal para demostrar que hay intenciones para derrotar la corrupción, lo demás es un burdo, torpe y rustico show de la roboilusión, que es la principal forma de corrupción.
Hasta ahora los gritos estentóreos, histéricos y convulsivos, que desde la Casa de Misia Jacinta señalan que se combatirá la corrupción, solo sirven para indicar, como en el cuento aquel, “ahí va el ladrón”.

Llueve… pero escampa

miércoles, 16 de octubre de 2013

El títere que censuraba

Miguel Yilales
@yilales
En 1950 en los Estados Unidos ocurrió un magnicidio, de hecho es el único magnicidio ocurrido en toda la historia. Algunos podrán pensar que he cometido un gazapo y que la historia registra más asesinatos presidenciales o intentos de asesinatos: Abraham Lincoln (1er presidente asesinado durante su mandato), James A. Garfield (asesinado a los 6 meses y 15 días después de acceder al cargo) o JFK asesinado en un mes de noviembre, eso fuese cierto si estuviese historiando a la nación del norte, pero es a Venezuela a la que hago referencia, que para ese entonces ni era República, ni era Bolivariana, sino Estados Unidos de Venezuela.
Con el asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, se han tejido distintas teorías conspirativas desde la autoría de Marcos Pérez Jiménez (a la postre el gran beneficiado), pasando por la participación del imperio norteamericano que necesitaba un personaje más dócil en la primera magistratura, hasta llegar al lamentable desenlace de un secuestro realizado motu proprio por Rafael Simón Urbina, quien luego de ser gobernador, fue acusado y enjuiciado por enriquecimiento ilícito, por lo que decidió cobrar justicia por sus manos.

Entre fantoches y censores

Con la muerte del presidente, Teniente Coronel, comandante en jefe de la fuerza militar, se generó una crisis política que obligó a que se encargase del poder un civil, Germán Suárez Flamerich, que en todos sus actos aparecía franqueado de militares (como se podrá ver no escribo de Chávez, ni de Maduro y mucho menos de un alcalde detenido por corrupción, que luego salga a buscar justicia).
Una de las primeras medidas implementadas por el fantoche de entonces, impulsado por los militares detrás del poder o al lado de él, fue la designación de un experto sabueso policial, Pedro Estrada, para que se encargase de la Seguridad Nacional y acabase con el enemigo interno.
La censura a los medios de comunicación no se hizo esperar, los periódicos debían someterse al lápiz rojo de Tinoquito, mote con el que se conocía al censor gubernamental Manuel Vicente Tinoco.
La prensa se doblegó bajo el yugo de la censura y lo que es peor de la autocensura. La Esfera, Últimas Noticias y La Religión fueron bastiones contra la opresión. Luego se uniría El Universal y El Impulso hasta que el régimen implosionó.
Y es que tanto antes, como ahora hay diferentes mecanismos para censurar a la prensa. Bien por la compra de medios, la restricción de insumos o por la vía de la sanción, la persecución y la intimidación.

Censura que el oprobio queda

Como los controles han sido insuficientes, ante la irreverencia de la prensa, el gobierno (ahora sí hablo del presente) decretó la creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESSPA), nombre rimbombante para los nuevos “tinoquitos” y sus lápices rojos, rojitos.
Un organismo que “…evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la nación, asociada a la actividad enemiga interna o externa, provenientes de todos los organismos de seguridad e inteligencia del Estado y otras entidades públicas y privadas, según lo requiera la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana".
Es decir gracias a esto descubrimos que hay enemigos internos, como en 1950, y que los verdugos obedecen al partido militar de turno, como en 1950.
Es que los regímenes totalitarios que esconden su naturaleza de lobo bajo la piel suave de oveja, propugnando un falso nacionalismo que en realidad es entreguismo, con grandes negociados que dejan a sus miembros jugosas comisiones, donde se irrespeta a la autonomía de los poderes, por desprecio a los postulados de les encyclopédistes o porque quienes dirigen esos poderes son fichas del partido, siempre requieren mostrar la mano férrea contra sus enemigos políticos y recurrir al asesinato, la tortura, las cárceles, el exilio y la censura rigurosa de la prensa.
En Venezuela se practica una censura disfrazada de legalidad. Se prohíbe por decreto el libre ejercicio del periodismo. Se multa a los valientes y se les tortura física y psicológicamente. Se impone el terror buscando desesperadamente el silencio.
Es bueno recordar que a partir de 1958 casi nadie va a recordar al títere, muy pocos añoran al titiritero. Cuando el guiñol baja el telón, surge la verdad y el oprobio persigue a los impíos que arruinaron y devastaron su propio terruño. Hay que verse en el espejo de la historia, llámese uno Germán o Nicolás.

Llueve… pero escampa

miércoles, 9 de octubre de 2013

Con la “B” de Maduro

Miguel Yilales
@yilales
La imagen legendaria es de vital importancia en la política contemporánea. Tan es así que sobre los hechos y los personajes que han hecho vida en ese mundo siempre se han tejido mitificaciones.
Manuel García-Pelayo, en su obra “Mitos y Símbolos Políticos”, dice que el hombre se apega a los mitos, es decir a las representaciones mágico religiosas, con la finalidad de trascender a este mundo y en la mayoría de los casos para que sean aceptados sus conceptos y representaciones por sus congéneres.
El mito no es un acto intelectual sino afectivo, que se basa en la captación inmediata y totalizadora, de una “verdad” relacionada con las tendencias de un pueblo, de un partido, de una clase.

De la literatura a la realidad

En el mito del Rey Arturo este ha pasado a la iconografía popular como sinónimo de inteligencia, honor y lealtad. Su espada Excalibur, un símbolo del poder legítimo. Camelot, un lugar idílico de igualdad, justicia y paz. El hecho de que Arturo y sus caballeros se reuniesen en torno a una Mesa Redonda, parece indicar que Arturo era, conforme a la expresión latina, un primus inter pares.
Ya más en nuestras latitudes Rómulo Gallegos se montó en sus obras sobre el mito de que la civilización siempre derrotaba a la barbarie, verdad que ha terminado trastocada en mito, luego de la llegada al poder de la revolución bonita.
Y el presidente Chávez cabalgó sobre el mito de la invencibilidad: “el siempre vencedor, nunca vencido”. Para él la teoría de Clausewitz de que la guerra es un acto político, le sirvió para usarla a la inversa, en el que todo acto político era una guerra. Con los poderes públicos rodillas en tierra postrados ante la Revolución y mediante el fraude continuado del uso del erario público para hacer proselitismo político, obtuvo su fin.
Hitler también se cubrió de mitos. Él también hablaba de su invencibilidad, que solo era comparable con su imbecilidad de creerse victorioso y eterno, aun sitiado por los rusos.

De la Democracia a la Asnocracia

Cuando Herman Escarrá, antes de ser tránsfuga ideológico, definió a los últimos 14 años como la “Asnocracia”, creíamos que hacía uso de un lenguaje retórico y poético, no que fuese realidad.
Ser el sucesor, heredero y favorecido, por encima de la casta militar golpista originaria, del monstro político que era Hugo Chávez no es fácil. Sus anécdotas y cuentos muy dados en el llanero, no son lo mismo de los labios de un caraqueño, cucuteño o bogotano, no porque el sea de alguno de esos lugares, sino por las dudas razonables que ha tejido el mismo Nicolás Maduro sobre su origen, bien como estrategia del mito o por temor a ser desenmascarado.
Nicolás Maduro, al no tener capital político y formación académica, pero sí una angiografía en Wikipedia, tenía que formar toda una mitología a su alrededor.
Pareciera que la estrategia escogida fue la de rodearse del mito de la ignorancia, no tanto como un intento por ridiculizar el conocimiento, en tiempos del socialismo del siglo XXI vinculado con las élites, sino para ser el más popular y el más gracioso.
Desde ahí que empezó a trastabillar idiomáticamente, buscando ser llamado el bruto de la partida. Y tiene que ser una estrategia bien montada por los cubanos, porque a nadie se le ocurriría que esto de los millones y millonas, Chávez el Cristo Redentor, la ninfomanía de los dólares, el heroico bloqueo a Cuba (¿?), sea producto de la ignorancia real de ningún ser humano.
Aunque luego de escuchar a Nicolás por horas y horas en su alocución ante la Asamblea Nacional para pedir todos los poderes políticos extraordinarios y ejercerlos sin limitación, es decir para ser dictador, y no escuchar una sola idea coherente, más allá de los intentos por hacer reír a los diputados de oposición que estoicamente aguantaban para no arquear en el hemiciclo, me han hecho entender que el problema no es el mito, sino su realidad, lo cual pudiese no importar sino viviéramos esta tragicomedia.
Además lo extraño de ese camino es que en mis años de docencia y en mi largo transitar profesional aun no he conseguido al primer padre que diga con orgullo “mi hijo es el más bruto de la clase” o “felicita a mi hijo tiene todas aplazadas”.
Pero como esa ha sido una estrategia para crear el mito alrededor del primer mandatario nacional, debieran decretar que a partir de ahora en nuestras escuelas los niños empiecen a preguntar “Maestra: con qué se escribe con “V” de vaca o con “B” de Maduro”.

Llueve… pero escampa

miércoles, 2 de octubre de 2013

No es la cuarta, ni la quinta, es la reversa

Miguel Yilales
@yilales
En Venezuela se acabó desde hace una década todo vestigio de tolerancia, esa forma de ser del venezolano afable, amable, cordial y agradable fue trastocado por un discurso desestabilizador y de guerra que se incoó en los tuétanos de unos resentidos que llegaron a gobernar para exacerbar una supuesta lucha de clases que no se corresponde con nuestro mestizaje.
No importa que tengamos ciudades que dignamente se reconocen por su idiosincrasia como de la cordialidad o de los caballeros, por su paisajismos como la de los Crepúsculos, por su clima como la tierra del sol amada o por lo cosmopolita como la sucursal del cielo, porque hoy algunas de las aquí nombradas, no es para desestabilizar, están entre las 50 ciudades más peligrosas de América y de eso no hay responsabilidad.
Es que al momento de buscar responsables, siempre hay a quien echarle la culpa. El grupo que gobierna el país como su hacienda particular desde hace 15 años, es decir 3 lustros o quinquenios del período civil de nuestra democracia, siguen achacándole sus errores al pasado, como que sí su periplo gubernamental no fuese también parte del pasado.
Haciendo un ejercicio mental, imaginemos que Carlos Andrés Pérez hubiese culpado del Caracazo (1989) al gobierno anterior de Carlos Andrés Pérez que nacionalizó el petróleo en 1976. Es que nadie en su sano juicio se le ocurriría tal cosa, pero sabemos que juicio es lo que escasea en esta Revolución.

Sectarismo e intolerancia

En días recientes la pianista venezolana Gabriela Montero le tocó vivir la intolerancia en un concierto en Brasil. Intolerancia al arte por expresar en su obra “Expatria” que la violencia y la corrupción tomaron por asalto el país, que hay una inmensa mayoría de compatriotas que no pueden decir como se ha perdido la patria, que un camionero ahogándose en su propia sangre no importa frente al saqueo de la mercancía que transporta, que la política corrupta, deshonesta y que sirve a los interés de aquellos que se están enriqueciendo, solo ha producido más miseria.
Eso generó improperios y ataques de un tarifado. La audiencia y la orquesta se solidarizaron con ella. La pianista valientemente ignoró al desadaptado y trató de comenzar, pero ante el saboteo del sátrapa, se levantó del piano y le espetó desde el fondo de su alma y corazón “yo soy venezolana y sé exactamente lo que estoy diciendo y por qué lo estoy diciendo”. Hay quienes dicen ser presidente, comandante en jefe y hasta esposo de la primera “combatienta”, que ni siquiera pueden demostrar sus orígenes y menos gritarlo a viva voz sin que le salga el acento cubano o su cuna colombiana (Walter Márquez dixit).
El que Montero se sintiese execrada, como lo fueron en su época Serguéi Rajmáninov quien nunca pudo regresar a su Rusia natal por culpa de una revolución; Frédéric Chopin quien saliendo de su Polonia para perfeccionar su arte, lo más cercano que estuvo de su tierra fue aquella que llevó en una copa de plata, regalo del día de su partida y Serguéi Prokófiev uno de los compositores rusos más prolíficos del siglo XX quien fue acusado de “formalista” y censurado por su poco realismo socialista, lo que conllevó que su esposa Lina fuese enviada a los gulag hasta la muerte de Serguéi, al ser acusada de espionaje por visitar a las embajadas, pareciera ser el signo con que pretende tratarnos esta revolución: socialista, trasnochada, periclitada y caducada.

Tira la palanca y endereza

De seguir por esa vía dentro de poco debieran acusar de agentes extranjeros a todos los deportistas que se acercan a la embajada americana a solicitar la visa para jugar en el mejor béisbol del mundo, a los miembros del PSUV que abjuran del imperio pero corren prestos a fotografiarse con el mayor símbolo del consumismo norteamericano Mickey Mouse, a los miembros de la familia presidencial, la anterior y esta, que con su cupo de Cadivi hacen de las suyas en los mercados capitalistas del mundo, bien sea en Shangdong, París o New York y a los que dominen esa perversión de idioma universal que es el inglés, no vaya a ser que por ahí se fragüe la conspiración.
Como dice el cantante dominicano Juan Luis Guerra en su canción “La Guagua”, en Venezuela tenemos que tirar la palanca y enderezar el rumbo, porque vamos en reversa. No es la 4ta, ni la 5ta, es la reversa. Gracias a la aldea global de McLuhan todos sabemos que es una guagua y quien está manejando en reversa.

Llueve…pero escampa

miércoles, 25 de septiembre de 2013

De Cubazuela a Chinazuela

Miguel Yilales
@yilales
Cuando Mariano Picón Salas contrató a Ángel Rosenblat para que se radicara en Venezuela como profesor de castellano y latín, nunca se imaginó que llegase a fundar la Cátedra de Filología de la Universidad Central y dirigir el Instituto de Filología Andrés Bello de esta casa de estudios, desde donde aportó e investigó sobre los usos y la forma de hablar de los venezolanos.
Cuando Rosenblat era consultado sobre los orígenes del nombre de nuestra tierra, opinaba que no había duda de que Venezuela era un diminutivo de Venecia, porque la idea, aducida como origen del nombre, de que los palafitos sobre el Lago de Maracaibo les hicieran recordar a los descubridores a Venecia, parecía verdadera.
Aunque si nos vamos a la fuente del idioma nos encontramos que el sufijo “uela” no es solo un diminutivo, si no que también asume con algunas palabras un valor desdeñoso: se usa en compuestos despectivos como mujerzuela, escritorzuelo, bestezuela, ladronzuelo. 
Saber sí el cartógrafo italiano Américo Vespucio al ver los palafitos del sintió nostalgia por la antigua Venecia o sí por el contrario fue con desprecio que lo comparó, no es lo importante, más allá de la carta que escribiera a Piero di Medici, lo valioso es que la idiosincrasia del venezolano permitió que la libertad e independencia de América fuese una realidad.

Herederos y traidores

Al nacer el Libertador Simón Bolívar la Capitanía General de Venezuela tenía apenas 6 años de creada, éramos parte del Reino español y por consiguiente súbditos del rey, es decir nació bajo el gentilicio español y de no haber sido por la disolución de Colombia, el hubiese muerto colombiano, aun así eso no impidió que se alzase en armas, usase sus propios bienes de fortuna y no descansara hasta llevar la independencia más allá de su terruño.
Paradójicamente sus herederos, los que fueron llamados por mano del creador a continuar la segunda independencia, los únicos que entendieron el pensamiento bolivariano y lo pudieron concretar en acciones de gobierno, los que reivindicaron la ignominia de las traiciones sufridas por el Padre de la Patria desde 1830 hasta 1998, han sido los que han destruido su mayor sueño.
Cuando el Comandante Eterno, otro oxímoron eso de la eternidad finita, comenzó a gobernar lo hizo con un discurso que apuntaba en un sentido y con acciones que señalaban en otro. Lo importante era mantenerse en el poder y para ello debió aliarse con lo más prehistórico de la política mundial: Fidel Castro.

Sanguijuelas de la patria

El régimen castrita cuando ha puesto interés en alguna parte del orbe, ha actuado como en esas películas en que unos invasores extraterrestres quieren llevarse los recursos del planeta para garantizar la vida de su propia especie. En el celuloide y en el mundo real unas sanguijuelas.
A cambio de petróleo regalado nos han dado médicos que no lo son con lo cual reaparecieron las enfermedades endémicas erradicadas durante los gobiernos civiles de la democracia; han suministrado entrenadores deportivos que no deben ser de los mejores porque, con algunas excepciones en individualidades atléticas, no somos una potencia mundial o regional en esa materia; en el área de la electricidad han suministrado plantas eléctricas, bombillos, hasta un militar, Ramiro Valdés, experto en represión pero no en generación, por lo que seguimos viviendo un oscurantismo, no solo gubernamental, sino en nuestro diario vivir; se han involucrado en la cedulación, los registros y notarías, la seguridad y defensa, la industria petrolera, las comunicaciones y la distribución de alimentos y en todos esos rubros registramos los peores índices del continente.
Cuando Cuba no tenía más que ofrecer, les enviamos un presidente y devolvieron un cadáver insepulto (según el Mayor General Jacinto Pérez Arcay), entonces el hijo putativo decidió buscar a quien entregar el país.
Es así como Nicolás Maduro decidió que para mantenerse en el poder debía hipotecar el futuro de los venezolanos a los chinos, entregándoles reservas petroleras, construcción de infraestructura, explotación minera y compra de productos manufacturados, a cambio de dólares frescos para la crisis y la campaña electoral que se avecina.
Bolívar lucho por hacernos libres, sus “herederos” por esclavizarnos. Razón tiene el profesor Alexis Márquez que lo peyorativo de “zuela” no está en el sufijo, sino en la raíz del que deriva el nombre, bien sea, Cubazuela o Chinazuela.

Llueve… pero escampa