martes, 30 de diciembre de 2014

Que Dios nos agarre confesados

Miguel Yilales
@yilales
Hace un año les deseaba a mis lectores “Un venturoso 2015”, en especial porque en Venezuela se vislumbraba un porvenir nada optimista para el 2014.
De haber sabido que predecir el futuro, aunque deseaba equivocarme de plano a plano, era algo tan fácil me hubiese puesto a competir con Hermes, Aisha, Adriana Azzi o Eddy Montilla para adivinarlo, claro trataría de ser un poco más preciso que un supuesto profeta americano que pronostica para el 2015 un panorama conflictivo y de mucho sufrimiento para esta tierra en desgracia, como sí eso no lo supiera hasta el más lerdo, a menos que esté en el poder, que parece los hace sordos y ciegos ante lo que se avecina.
Y es que pronosticar mirando los astros, lanzando los caracoles, leyendo el tabaco o la borra de café no es algo en lo que aspire a incursionar, pero profetizar el futuro de un país conociendo los antecedentes y los indicadores es, como dirían los norteamericanos, a piece of cake, por lo que puedo asegurar que lo que viene es joropo sin alpargatas.

Adivina, adivinador

Sabemos que el próximo año tendremos elecciones parlamentarias y que el oficialismo continuará con el fraude continuado a que nos tiene acostumbrado: el día de las elecciones el CNE emitirá una prórroga, en ese momento saldrá una gente, que los captahuellas no identificarán pero que votarán; nuevamente modificarán los circuitos electorales; habrá peculado de uso en la campaña electoral; nos calaremos la bendita baranda esperando los resultados y seguramente nos volverán a defraudar con algún chanchullo.
En cuanto a la justicia bolivariana nada nuevo que esperar, esta seguirá actuando solo a favor de los miembros del PSUV, ahora más cuando sus magistrados deberán proceder, no como se representa la justicia desde el siglo XV con una venda en los ojos, una balanza y una espada, sino con los ojos abiertos según las instrucciones dadas por el capo de la Asamblea Nacional el día que juramentó a los “magistrados mayoría simple” que ahora integran el máximo tribunal de la nación.
En lo que concierne a la política, esta estará sin timonel y sin rumbo, ya que el propio jefe del ejecutivo decidió delegar esa nimiedad en todos sus ministros, mientras él se dedica a enfrentar la guerra económica, lo cual pareciera una irresponsabilidad mayúscula, no porque no sepa de economía (que no sabe), ni tampoco por que no sea su responsabilidad (que creo desconoce) sino porque esa guerra fue anunciada en noviembre de 2013 y es ahora para el 2015 que se va a dedicar al tema.
Con respecto al discurso este se mostrará más errático, no porque alguna vez haya tenido coherencia sino porque al reactivarse las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, se acabará el discurso majadero y trillado que siempre ha usado la izquierda latinoamericana para encontrar en el vecino del norte las culpas de nuestras incapacidades, como si el despilfarro de más de un millón de millones de dólares, la corrupción, las expropiaciones, la falta de producción o la destrucción de PDVSA hubiese sido ocasionada por el Imperio, a menos que nos vayan a decir ahora que el "huésped de la montaña" era un agente de la CIA, infiltrado para destruir el país y nuestra economía, como lo fueron en un principio Noriega o Husseim.

Sigue la tempestad

Sí de los derechos humanos se trata veremos cómo continuarán las violaciones, que según el rojo poder inmoral (no fue moral su designación), no existen, con lo cual los 3 monitos no actuarán contra estos crímenes porque ellos están ahí para contribuir con un estado chavista, revolucionario y antiimperialista.
La oposición pasará los primeros meses del año dilucidando si se debe escoger a los candidatos a diputados por primarias o por consenso, luego cuanta es la cuota que les corresponde a cada uno de los partidos, para finalmente presentar los mismos nombres de siempre, algunas personas sin experiencia o sin convicciones que se pegarán al mejor postor y que en el peor de los casos saltarán la talanquera o no asistirán a las sesiones, con lo cual escribirá otra página sobre lo que no hay que hacer para sacar a unos autócratas.
Quisiera creer que los venezolanos despertaremos y empezaremos a actuar como ciudadanos, con deberes que importen tanto como los derechos, mientras tanto no me queda más que seguir deseando un venturoso 2015, aunque soplen vientos que anuncien tempestades difíciles capear, y que Dios nos agarre confesados.

Llueve… pero escampa

martes, 23 de diciembre de 2014

Los amateurs que dirigen a Venezuela

Miguel Yilales
@yilales
El arte de la política evoluciona en todas partes del mundo, menos en Venezuela, donde día a día se escribe con una “p” más minúscula. A pesar que en los últimos años todo el mundo se ha convertido en analista político, tan experto en la materia como los managers de tribuna que van a los juegos de beisbol y saben más estrategias que quien dirige al equipo.
Cuando uno es fanático, y en este país se nace fanático de algo porque sí, uno aspira que quien saque a los lanzadores, escoja la alineación o decida las jugadas a ejecutar tenga nociones del juego.
Un equipo juega temporada tras temporada, pero las consecuencias no pasan de ganar o perder juegos, del chalequeo de los amigos y de la rabia de no ver resultados positivos, pero con la esperanza de que en meses se reinicia otra temporada que empieza de cero.
Sí eso es en el deporte, imagínense como debiera ser en la política, en especial porque lo que está en juego es el país y sus habitantes, porque nunca un nuevo período empieza de cero al tener que cargar con los aciertos y desaciertos (en nuestro caso estos pesan más) de los gobiernos anteriores y, finalmente, porque las temporadas en política suelen durar muchos años (más de los que uno quisiera), sin tomar en cuenta que hay quienes se creen eternos y vitalicios en los cargos.

El arte de lograr lo posible

Resulta que cada vez que hay situaciones de apremio, crisis política o una situación económica devastadora para el país, quienes tienen las riendas del poder debieran entender que la “política es el arte de lograr lo posible”, como lo afirmaba Aristóteles, pero agregando la sentencia del escritor Amin Maalouf en que “situaciones sin precedentes requieren soluciones sin precedentes”.
Recientemente el régimen político que dirige los destinos de los venezolanos, luego de haber permitido que los períodos de los poderes púbicos se vencieran o no se renovasen ante faltas absolutas de los titulares o luego de jubilaciones forzosas, y presionados por un lobby internacional de la oposición para que se ajustaran al estado de derecho, decidió que era el momento de renovarlos.
Desde que iniciaron el proceso, comenzaron los vericuetos legales. Se convocó a la sociedad para que participara pero verificando sus orientaciones políticas, se chantajeó a la oposición con el manido cuento de que sí no participaban era por falta de talante democrático y se vendió la imagen de que dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada.
Pero al llegar al momento de la renovación de autoridades resultó todo un fiasco constitucional. El poder moral, que por su inmoral proceso de selección debiera cambiar de nombre, fue seleccionado por mayoría simple y no la calificada que exige la constitución.
Lo curioso e insólito, aunque en la cueva de Alí Babá todos saben cómo actuar, fue la sentencia del máximo tribunal del país avalando esta designación antes de que ocurriera la discusión.
A través de una solicitud de interpretación constitucional intentada por el general de división (hasta ese día teniente-capitán, pero ascendido según la página web del TSJ) que preside el parlamento, admitida, declarada su competencia y resuelta el mismo día de la sesión en el parlamento, sin necesidad de que hubiese un ponente (supongo que una suerte de complicidad compartida), decidió que todas las satrapías que decidiera una mayoría simple era constitucional.

Engaños, estafas y fraudes constitucionales

Con lo cual quedaron varias cosas claras: el capitán, que era teniente, es ahora general; que en la constitución entra todo lo que ellos quieran meter y que la oposición nuevamente sacó 20 en la boleta de buena conducta para demostrarle al mundo el talante antidemocrático de este régimen, pero 01 en los resultados.
Es por esto que decidieron que fuese el TSJ quien ratifique a las rectoras del CNE, renovándoles el período, y designar a los magistrados con mayoría simple, todo un juego de engaños, estafas y fraudes constitucionales a que nos tienen acostumbrados.
En el momento en que era necesario el consenso para lograr los votos para la designación de las autoridades, al régimen le dio por patear la mesa como hacía Chávez, sin entender que los tiempos políticos y económicos han cambiado.
Lo único que no cambia es la actitud de quienes hoy detentan el poder: berrean, amenazan, desentonan y patean la mesa, y eso es lo malo de tener a unos amateurs como mánager, que pierden así crean que están ganando.

Llueve… pero escampa

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Con mi visa no te metas

Miguel Yilales
@yilales
Hace algunos años un grupo de venezolanos iniciaron una protesta ante lo que era un abuso por parte del gobierno de turno. Para ello no se alzaron en armas, ni atentaron contra el Estado de Derecho, sino que agarraron unas pancartas y protestaron.
Corría el año 2001, que por la cantidad de acontecimientos que ocurren en este país pareciera que fue, como dicen los cuentos de hadas, hace mucho, mucho, mucho tiempo atrás, cuando escuchaba “con mis hijos no te metas”, en señal de protesta contra el decreto 1.011, que permitía al gobierno intervenir en el sistema educativo hasta convertirlo en un proceso de adoctrinamiento de niños y adolescentes.
La gente salió a la calle y empezó a protestar. Recuerdo que en esos días, en uno de esos actos en La Carlota, el presidente de entonces, rodeado de militares, se molestó porque el bullicio de ollas y cacerolas tronaban cuando él, en un acto de soberanía económica, política y de justicia social, vendía los aviones de PDVSA, porque a partir de allí se acabaría la costumbre de los gobiernos burgueses de la IV República de las colas en los aviones de la estatal petrolera, claro está él no tenía el poder premonitorio para saber que 13 años después los aventones aéreos continuarían, pero ya transmutados en socialistas.

La injerencia imperialista

Es que viajar a Brasil, La Habana o Westonzuela, ese enclave que se ha convertido en inversión boliburgues, tienen que ser considerados rutas socialistas, en especial luego de que nos hayan involucrado en una guerra económica internacional que ha limitado el número de vuelos desde y hacia Venezuela, no porque quienes gobiernan sean unas maulas, sino porque el interés imperial así lo ha establecido.
Un régimen que muestra los mejores índices de abastecimiento, inversión social, disminución de la pobreza, transparencia en el manejo de lo público y pare usted de contar, trata de ser desestabilizado por la envidia que producimos en países como Dinamarca, Suecia, Canadá, Suiza, Reino Unido, Chile, Uruguay y, por supuesto, los Estados Unidos de América.
Este último país luego de intentar invadirnos por diversos mecanismos, de enviar a Álvaro Uribe Vélez y a sus cachorros pitiyanquis venezolanos a fraguar procesos de desestabilización y fracasar, y en un acto de clara injerencia a la soberanía chavista, sancionó a unos funcionarios del régimen por violar los Derechos Humanos, como sí eso de tener estudiantes presos sin proceso, asesinar a ciudadanos por protestar, tener colectivos armados como los usados por Adolfo Hitler, emplear a las Fuerzas Armadas para funciones que no les son propias, torturar y violar, fuese algo tan grave.
Pero sus planes han sido develados por esa suerte de mezcla entre el Mossad, el MI-6, la CIA, el FBI, el G-2 cubano y hasta la extinta KGB, como lo es el sistema de inteligencia bolivariano, único en el mundo que descubre atentados, capturan armas, encuentra planes, pero no captura a nadie.

Yanquis go home

Por eso es que el día en que se conmemoraban dos de las tragedias más grandes que ha vivido Venezuela en este siglo, la aprobación de la constitución bolivariana (ultrajada de manera reiterada por quienes gobiernan) y el deslave de 1999 en Vargas, el régimen salió en defensa de la soberanía nacional y convocó una multitudinaria marcha (de autobuses venidos de todos los rincones del país, porque la gente no se vio) para rechazar las agresiones norteamericanas.
Discursos encendidos contra los norteamericanos, mezclados con frases nunca antes dichas como “yanquis go home”, estaban a la disposición durante todo el día para ser rematado con un juramento de Nicolás Maduro, con espada y todo, de luchar junto a ese valeroso, eficiente, entrenado y socialista cuerpo armado que son las milicias, hasta derrotar los valores del capitalismo que representa Mickey Mouse.
Sino fuese porque uno ha visto la cara de angustia que ponen cuando van a tramitar la visa a la Embajada de los Estados Unidos, las horas que pasan para reunir los papeles y practicar las preguntas que le puedan hacer y la cara de alegría cuando se las aprueban porque al fin podrán visitar Miami, Nueva York o las Vegas, de seguro que todos los jerarcas y seguidores del régimen saldrían a quemar sus visas en las plazas Bolívar del país en señal de protesta, como propusiera la combatiente y ministra Iris Varela, aunque en realidad lo que desean es berrear a moco suelto “con mi visa no te metas”.

Llueve… pero escampa

jueves, 11 de diciembre de 2014

Venezuela está rodeada por delincuentes

Miguel Yilales
@yilales
Durante mucho tiempo se ha dicho que el país está en crisis, que no hay reserva moral y que estamos predestinados al fracaso. Siempre he diferido de eso, pero a veces creo que las cosas han cambiado y los otros tienen razón.
A diario se descubren nuevas formas de asaltar el erario público, los chanchullos están a la vuelta de la esquina, todo el mundo quiere meter mano porque “sí alguien se lo va a llevar, me lo llevo yo” parecieran decir nuestros honestos funcionarios.
De ahí salen las empresas de maletín que proyectan, licitan, ganan la buena pro de las obras y no las ejecutan; los que dicen que importan bienes, presentan solicitudes de dólares pero los productos nunca llegan y están los que simplemente le meten la mano en el bolsillo a tirios y troyanos para quedarse con lo que puedan.
Tan es así que las corruptelas están a la vuelta de la esquina: colitas en aviones, ventas de electrodomésticos chinos, expropiaciones a socios que se habían hecho millonarios con tratos preferenciales y luego negociados bajo cuerda, simples empleados que terminan convertidos en fructíferos empresarios luego de ser testaferros de generales, gobernadores, alcaldes y pare usted de contar.

No estaban muertos, estaban de parranda

Recientemente el ministerio de educación decidió que no era necesario presentar la fe de vida para demostrar que se estaba vivo, a las personas de la tercera edad las pusieron a cobrar por cajero electrónico para facilitarles la vida y hasta crearon un ministerio de la simplificación de trámites que hasta el momento no ha simplificado nada.
Resulta que el instituto de previsión social castrense, el IPSFA, decidió que en su nómina había muchos pensionados y nada más sano y legal que llamar a todos los viejitos a que dieran fe de que la Parca no se los había llevado, lo cual es extraño en quienes dicen que el que se murió sigue vivo.
Esperar que en una sociedad moderna, en medio de tantos avances tecnológicos, se cruzara la data por ejemplo con el sistema bancario (que de paso ellos tienen uno que va tras los pasos del Industrial) es mucho pedir, y no aspiro que lo hiciesen con la del CNE porque sabemos que hay muertos que viven, luchan y votan en cada proceso electoral.
El problema hasta aquí es de simples trámites administrativos, pero ahora el cuento es distinto. El presidente de ese instituto, un ejemplar militante de la cleptocracia que nos gobierna, decidió que quien no demostrase estar vivo le fuese suspendido el pago, una decisión extrañamente capitalista en un personaje que alega que su sangre es roja no porque tenga hematíes sino porque le corre el socialismo por las venas.
Pero la crisis se acentúa cuando los difuntos resucitan, es decir como decía la guaracha del maestro Billo, que no estaban muertos, sino de parranda y no son eficientes para reanudar el pago. Y vienen entonces las suspicacias de preguntar como en la campaña que llevó a la presidencia de la república al llanero (no me refiero al barinés sino a Luis Herrera Campíns): ¿Dónde están los reales?

Un deterioro moral que afecta a toda la sociedad

Es que el quebranto púdico con el que se acusa a diario al estamento político, lamentablemente también ha destruido a los militares y me refiero en lo particular a ellos porque hay quienes ven en sus integrantes una especie de revoltijo entre Leonidas, Escipión, Napoleón, Patton y, por supuesto, Bolívar, listos a salvar la humanidad y rescatar la democracia venezolana.
Resulta que unas fuerzas armadas no existen para poner o quitar gobiernos sino para defender a un país de sus enemigos, pero en Venezuela durante mucho tiempo se han inmiscuido en otros asuntos que no les son propios, quizás porque la constitución, en esos vericuetos legales, le da funciones para garantizar el orden interno (que para algunos es una carta blanca para cometer tropelías y para otros una patente de tutelaje constitucional) y una supuesta participación activa en el desarrollo (un paraguas en el que caben todo).
Pareciera, como escribió un amigo tuitero, que de forjar libertades pasaron a ser cuna de la revolución, lo cual es una aberración, y en el camino dejaron de atender la soberanía y la rectitud en el buen proceder, para luego perder la batalla contra la dignidad y quedarse con las cualidades de un felón.
Ellos no son el país y todos no somos delincuentes, pero como nos cuesta conseguir honestidad y probidad en el manejo de lo público.

Llueve… pero escampa

jueves, 4 de diciembre de 2014

El cuento del gallo pelón

Miguel Yilales
@yilales
Cuando estudiaba, aun no he dejado de hacerlo, el alfabeto tenía 29 letras, ya que se incluían los dígrafos ch y ll como letras. Luego las cosas cambiaron y pasamos a tener sólo 27 letras.
Les reseño esto porque hace muchos años nació un genio cuyo apellido comenzaba con la letra “C”, aunque antes de 2010 decíamos que era con “Ch” (no se les ocurra pensar que voy a escribir del Tribilín de Sabaneta).
Hacia 1939, mucho antes de que nacieran la mayoría de los responsables de este desastre que nos gobierna, el indiscutible e inigualable Charlie Chaplin, a escasos meses de iniciada la II Guerra Mundial, creó una obra maestra en la que parodiaba lo que estaba por ocurrir.
En la película “El Gran Dictador” aparecen dos personajes: un regordete militar, de escasa cabellera, bocón, que le encantaba gesticular y amenazar y un dictador con bigotes, de escasas ideas, de pocos modales y fanfarrón (aunque por la descripción un lector distraído pudiesen creer que salieron de esta revolución bonita, pero no es así): Astolfo Hynkel y su par italiano Benzino Napaloni.

A jugar lotería

En esta sátira, Chaplin quien vio lo que iba a ocurrir mucho antes que Petain y Chamberlain, criticaba agriamente las acciones como la represión contra la disidencia, la persecución al que pensara distinto y la limitación a la libertad de expresión, de no ser porque eso ocurría en el ficticio país de Tomania, nadie se imaginaba que eso iba a ocurrir en la Alemania de los años siguientes y mucho menos en la Venezuela de hoy.
Acontece que en estos meses hemos visto a nuestro tropical Hinkel y su camarada parlamentario Napaloni, desesperados porque luego de clamar por el ataque imperial que les permitiera demostrar la garra antiimperialista de unos muy veteranos y obesos milicianos, la única conflagración que llegó fue la del “precio justo” de lo único que producimos.
De nada sirvieron las máximas del führer bolivariano que indicaban que tendríamos “petróleo para mil años y debíamos compartirlo con los más pobres, a precio preferenciales y a largo plazo”.
Resulta que dilapidamos ingentes fortunas, como quien se gana la lotería, empieza a hacer fiestas para celebrar y ayuda a sus vecinos para que salgan adelante, para luego percatarse que quedó más pobre de lo que era antes. Nos peleamos con el que pagaba a tiempo y alcahueteamos a los camaradas de parranda, ahora que necesitamos que paguen, tenemos que recurrir a prestamistas para que asuman la deuda.

Persecuciones y atropellos

Ante tanto fracaso y luego de perder por puntos y nocaut con la economía, la diplomacia, la cultura, la educación, la inseguridad y el desabastecimiento, pusieron en práctica la estrategia de la distracción política y judicial, como tantas otras veces.
Para ello ordenaron al independiente, pulcro y eficaz Ministerio Público que imputara al ser más malvado de la política venezolana por atentar contra la estabilidad nacional, no porque fuese responsable del envenenamiento de los 40 reos en Uribana, ni porque hubiese entregado la soberanía nacional a Guyana, ni mucho menos por haber cambiado el petróleo por espejitos chinos sino por exigir la renuncia de los responsables de este desastre, acción tan democrática como las elecciones y tan constitucional como la protesta.
Los regímenes totalitarios, del signo que sea, siempre les da por perseguir a los que piensen distinto, así lo hicieron los nazistas, los franquistas, los maoístas, los pinochetistas, los castristas y, no se podían quedar atrás, los chavistas. Este año se inició con la cárcel a Leopoldo López, luego la destitución y prisión a alcaldes opositores y ahora la imputación a María Corina Machado.
Mientras el mundo clama porque cese el acoso político en Venezuela, el régimen responde “que si quieren que les cuente el cuento del gallo pelón”; cuando se pide que se respeten los derechos humanos, la revolución contesta “que si quieren que les cuente el cuento del gallo pelón”; si alguien alza la voz pidiendo responsables por la inseguridad, las muertes en las cárceles, el desabastecimiento, en cadena nacional dicen “que si quieren que les cuente el cuento del gallo pelón”; si se desea libertad para los presos políticos, que cesen las torturas o haya independencia en los poderes públicos, las focas rojas cantan a coro “que si quieren que les cuente el cuento del gallo pelón”… hasta que los venezolanos seamos los que les contemos a ellos el “cuento del gallo pelón”.

Llueve… pero escampa