jueves, 4 de julio de 2013

El camino es la contra rebelión

Miguel Yilales
@yilales
Al entrar a la Ciudad Eterna empiezan a confluir una serie de pasiones y emociones indescriptibles. Esta metrópolis fue el corazón de una de las más importantes civilizaciones antiguas; fue capital del Imperio romano y extendió sus dominios sobre toda la cuenca del Mediterráneo.
Para poder comunicarse los romanos llenaron de vías su territorio, ya que para ellos era vital que las legiones romanas llegaran hasta los confines de su espacio e hicieron que los caminos fuesen y viniesen a Roma. Desde esa época se dice que “todos los caminos conducen a Roma”, y si bien es cierto que la expresión comenzó a usarse literalmente, luego devino en lo que es su uso actual que al “final siempre se hallará un camino”.
A pesar que en Venezuela, durante años, nos habíamos quejado porque hasta para hacer un simple trámite había que viajar a Caracas, hemos llegado al punto que si bien hay muchos caminos, y no me refiero a los físicos, estos están llenos de obstáculos, piedras, deslizamientos, derrumbes y huecos, que impiden llegar al centro del poder político del país y, peor aún, al poder político mismo.

Major, Napoléon y Snowball

Y es que para llegar al poder político se hace necesario un sentido político a las acciones que se acometen, un líder y una sociedad dispuesta a seguirlo.
Cuando una persona tiene la capacidad de tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y usa las habilidades propias para influir en la forma de ser de las personas, haciendo que logren las metas y objetivos propuestos, decimos que estamos frente a un líder.
En la Venezuela del siglo XXI se nos hace más cuesta arriba encontrar esas características en los actores políticos. Puede verlos en las empresas, en las organizaciones, en las asociaciones, pero no en quienes están llamados a ejercerlo por el bien público.
Hay líderes que no entienden su responsabilidad ante la sociedad y prefieren actuar como aquel viejo cerdo Major que rebela a los animales en Manor Farm, para que por su propia mano administren y manejen sus asuntos, partiendo de la premisa de la igualdad. 
Major nunca se imaginó que la muerte lo alcanzaría y que serían sus herederos, Napoleon y Snowball, los que ejecutarían sus ideales.
Inmediatamente surgen las rivalidades entre Napoleón y Snowball. Napoleon quiere hacerse cargo de todo mientras que Snowball construir un molino de viento. Para hacerse obedecer Napoleón emplea a unos perros feroces y enormes, que robó cuando eran cachorros y que van a constituirse en una suerte de fuerza militar.
Los cerdos se aprovechan de los otros animales y rompen todas las reglas que hicieron después de la Rebelión. Todo lo destruyen. La vida en la granja cada día empeora más y los animales se olvidan del sueño original del comandante supremo de la rebelión.
Quien es Major, Napoleon y Snowball en esta nuestra Tierra de Gracia lo dejo a mis ávidos lectores

A poner las cosas en su lugar

Está sátira política, magistralmente escrita por el periodista y dramaturgo Eric Arthur Blair, bajo el seudónimo de George Orwell, es una crítica a la Revolución Rusa. La novela muestra como todas las revoluciones pueden comenzar con ideas admirables, pero se corrompen fácilmente, porque quienes obtienen el poder se pervierten por el poder mismo y resultan iguales o peores que las personas contra las que lucharon en un principio.
Es que hay mucho farsante, embustero y embaucador que se cree líder, y son incapaces de revisar su comportamiento y mucho menos de actuar coherentemente.
Hay quienes asumen el liderazgo y dejan a sus liderados a la buena de Dios para que sean ellos los que tomen las decisiones en la granja, la defiendan o se sacrifiquen por ella, todo para evitar que le endilguen el remoquete de golpista o no sean enjuiciados por la justicia revolucionaria.
Hay otros que soberanamente deciden declararse en desacato ante las decisiones espurias de un sistema judicial viciado, parcializado y entregado, pero inmediatamente salen los líderes a pedir permiso a uno de los perros de Napoleon para protestar pacíficamente en la calle.
Los obstáculos que imponen desde el gobierno y las torpezas para flanquearlos desde la oposición, demuestra que aun nos falta entender que ante “La rebelión en la granja” lo único que opera es una contra rebelión que ponga cada cosa y a cada actor en su lugar. 
Sabemos que todos los caminos no conducen a Caracas, pero tenemos que emprender uno que sí nos lleve.
Llueve… pero escampa

3 comentarios:

  1. Para algunos la rebelión fue el camino y parece que no han salido de allí.

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  2. y es que son pocas las personas que leen y se dan cuenta de que las historias políticas se repiten, hay antecedentes de todos estos movimientos que están implementando en Venezuela y queriendo que sea el definitivo, pero los resultados indican que no son viables y poco favorables, lamentablemente veo que la mayoría de los venezolanos tienden a creer fácilmente en promesas de alguien que con cara de lobo feroz lo ven es con cara de buen corderito, se vive una, otra y otra decepción pero lo olvidan muy rápido, les falla la memoria!!! porque aquí donde me encuentro aun no olvido la fatal noticia de los containers en Puerto Cabello con comida perdida, vencidas, podridas y nada paso, en otro país donde se respete la ley se destituye del cargo al responsable como minimo pero en fin Venezuela tiene complejo de quinciañera.

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