Miguel Yilales
@yilales
En el país hay quienes les da por ponerle nombres raros a
los hijos. Somos expertos en rebuscar los nombres más complicados o en
entremezclar los de los padres, los abuelos y las madres para dar con aquello
con lo que van a mentar a nuestros hijos.
Nombres como Hitler, Superman, Hochiminh, Tutankamen del
Sol, Yesaidú (Yes, I do), Yusnavy (US Navy), Yusleidy (US Lady), Max Donald,
Air Jordan, Maiparner, Maolenin y Makgiber, abundan en nuestro registro civil.
Tuve un alumno llamado Caín. Que un padre llame a su hijo
Abel, la primera víctima de la historia bíblica, es comprensible, pero cómo el
primer victimario, es raro, pero así fue.
En otra parte un sacerdote se negó a bautizar a un niño
porque su madre Lucía y su padre Fernando, querían que su hijo representase el
amor que ellos se profesaban y que por ende se llamara Lucifer, por razones
obvias no le administró el sacramento.
Todo este cuento viene a que en estos días conocí a un
paisano, desencajado e inoportuno, que nunca estaba cuando se necesitaba y
menos cuando se quería, siempre llegaba tarde o no lo hacía, por lo que su credibilidad
estaba en cero, aunque no siempre fue así. Su nombre es Diálogo.
Diálogo, con
condiciones, es exitoso
Cuando los vietnamitas y los norteamericanos decidieron
reunirse en París para firmar un tratado que pusiese fin a la guerra, lo
llamaron a él. Los que se sentían vencedores pusieron condiciones para negociar
y los que querían terminarla, también pidieron condiciones mínimas para
participar. Diálogo tuvo éxito.
Nelson Mandela se sentó con Frederick De Klerk, luego de
saltarse el obstáculo de Pieter Botha, quien no quiso pasar el Rubicón
aceptando un Estado democrático. No quería condiciones para el diálogo. No
quería un Estado de iguales.
Mandela había puesto sobre la mesa varios puntos: una voz
igual a un voto; justicia independiente y común para todos; cese de las
milicias armadas y pluralismo político sobre la base de la ciudadanía (muy
similares a las exigencias que hacen los estudiantes) y llamó a Diálogo.
El primer gesto de De Klerk fue dejar en libertad a Mandela.
El primer gesto de Mandela fue conversar. Diálogo medió porque había
condiciones.
Diálogo llegó a creer que su presencia cambiaría el mundo,
que no importaba lo que sucediera a su alrededor él haría que las cosas se
calmasen.
Pero no todo es palmarés. En una oportunidad me encontraba
en un juego de béisbol y un árbitro cantó quieto una jugada que evidentemente
terminaba el juego. Muchos jugadores se molestaron y salieron a reclamar, pero
quien estaba llamado a calmar los ánimos expulsaba a todo el mundo. En eso salió
Diálogo a tratar de arreglar las cosas, entró al terreno para dar su aporte y el
régimen policial entendió que trataba de subvertir el orden y le dio una saparapanda
’e palo.
Tiempos y actores han
cambiado.
La expresión pelar bola, es 100% criolla. Puede que se trate
de que alguien no posea dinero, que está pronto a fallecer o que tenga una
situación difícil, los venezolanos sabemos quién reúne esas condiciones.
Un mozalbete llamado “Nico” (debe ser por la unión de las
sílabas de los padres) le dio por constituirse en el guapetón del barrio.
Acosaba a todo el mundo.
Nico formó un colectivo con el que atemorizaba. Pasaba el
día y la noche insultando a todo el mundo y obligaba que lo reconocieran como
el jefe de la zona. Golpeaba a las mujeres, maltrataba a los hombres, imponía
un toque de queda. Si algo le gustaba se apropiaba de ello y si reclamaban
mandaba a sus huestes a darle una ración de paz: plomo con gas.
Los vecinos cansados de sus abusos decidieron confrontarlo. Nico,
como todo fanfarrón, se asustó y buscó a Diálogo para que mediara.
Cuando Diálogo apareció, solo los viejos que ya se habían
acostumbrado a otros bravucones o que ellos mismos lo habían sido, estuvieron
de acuerdo con la propuesta. Los más jóvenes exigían al baladrón que depusiera
su actitud, desactivara a su banda de perdonavidas, diera muestras sinceras de querer
arreglar las cosas y permitiera regresar a los que se habían ido, pero Nico no
quiso condiciones porque quien tenía el poder no negociaba.
Por supuesto que Diálogo salió con las tablas en la cabeza,
porque sin condiciones nadie le creyó.
Es que si hay condiciones a Diálogo le va bien, pero sí
estas no existen le dan saparandas de palo, termina con las tablas en la cabeza
o con una bola de billar y una navaja, por lo que hay quienes dicen que
Diálogo, peló bola.
Llueve… pero escampa
Excelente artículo, apreciado amigo.
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