martes, 8 de abril de 2014

Diálogo, peló bola

Miguel Yilales
@yilales
En el país hay quienes les da por ponerle nombres raros a los hijos. Somos expertos en rebuscar los nombres más complicados o en entremezclar los de los padres, los abuelos y las madres para dar con aquello con lo que van a mentar a nuestros hijos.
Nombres como Hitler, Superman, Hochiminh, Tutankamen del Sol, Yesaidú (Yes, I do), Yusnavy (US Navy), Yusleidy (US Lady), Max Donald, Air Jordan, Maiparner, Maolenin y Makgiber, abundan en nuestro registro civil.
Tuve un alumno llamado Caín. Que un padre llame a su hijo Abel, la primera víctima de la historia bíblica, es comprensible, pero cómo el primer victimario, es raro, pero así fue.
En otra parte un sacerdote se negó a bautizar a un niño porque su madre Lucía y su padre Fernando, querían que su hijo representase el amor que ellos se profesaban y que por ende se llamara Lucifer, por razones obvias no le administró el sacramento.
Todo este cuento viene a que en estos días conocí a un paisano, desencajado e inoportuno, que nunca estaba cuando se necesitaba y menos cuando se quería, siempre llegaba tarde o no lo hacía, por lo que su credibilidad estaba en cero, aunque no siempre fue así. Su nombre es Diálogo.

Diálogo, con condiciones, es exitoso

Cuando los vietnamitas y los norteamericanos decidieron reunirse en París para firmar un tratado que pusiese fin a la guerra, lo llamaron a él. Los que se sentían vencedores pusieron condiciones para negociar y los que querían terminarla, también pidieron condiciones mínimas para participar. Diálogo tuvo éxito.
Nelson Mandela se sentó con Frederick De Klerk, luego de saltarse el obstáculo de Pieter Botha, quien no quiso pasar el Rubicón aceptando un Estado democrático. No quería condiciones para el diálogo. No quería un Estado de iguales.
Mandela había puesto sobre la mesa varios puntos: una voz igual a un voto; justicia independiente y común para todos; cese de las milicias armadas y pluralismo político sobre la base de la ciudadanía (muy similares a las exigencias que hacen los estudiantes) y llamó a Diálogo.
El primer gesto de De Klerk fue dejar en libertad a Mandela. El primer gesto de Mandela fue conversar. Diálogo medió porque había condiciones.
Diálogo llegó a creer que su presencia cambiaría el mundo, que no importaba lo que sucediera a su alrededor él haría que las cosas se calmasen.
Pero no todo es palmarés. En una oportunidad me encontraba en un juego de béisbol y un árbitro cantó quieto una jugada que evidentemente terminaba el juego. Muchos jugadores se molestaron y salieron a reclamar, pero quien estaba llamado a calmar los ánimos expulsaba a todo el mundo. En eso salió Diálogo a tratar de arreglar las cosas, entró al terreno para dar su aporte y el régimen policial entendió que trataba de subvertir el orden y le dio una saparapanda ’e palo.

Tiempos y actores han cambiado.

La expresión pelar bola, es 100% criolla. Puede que se trate de que alguien no posea dinero, que está pronto a fallecer o que tenga una situación difícil, los venezolanos sabemos quién reúne esas condiciones.
Un mozalbete llamado “Nico” (debe ser por la unión de las sílabas de los padres) le dio por constituirse en el guapetón del barrio. Acosaba a todo el mundo.
Nico formó un colectivo con el que atemorizaba. Pasaba el día y la noche insultando a todo el mundo y obligaba que lo reconocieran como el jefe de la zona. Golpeaba a las mujeres, maltrataba a los hombres, imponía un toque de queda. Si algo le gustaba se apropiaba de ello y si reclamaban mandaba a sus huestes a darle una ración de paz: plomo con gas.
Los vecinos cansados de sus abusos decidieron confrontarlo. Nico, como todo fanfarrón, se asustó y buscó a Diálogo para que mediara.
Cuando Diálogo apareció, solo los viejos que ya se habían acostumbrado a otros bravucones o que ellos mismos lo habían sido, estuvieron de acuerdo con la propuesta. Los más jóvenes exigían al baladrón que depusiera su actitud, desactivara a su banda de perdonavidas, diera muestras sinceras de querer arreglar las cosas y permitiera regresar a los que se habían ido, pero Nico no quiso condiciones porque quien tenía el poder no negociaba.
Por supuesto que Diálogo salió con las tablas en la cabeza, porque sin condiciones nadie le creyó.
Es que si hay condiciones a Diálogo le va bien, pero sí estas no existen le dan saparandas de palo, termina con las tablas en la cabeza o con una bola de billar y una navaja, por lo que hay quienes dicen que Diálogo, peló bola.

Llueve… pero escampa

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