Miguel Yilales
@yilales
Desde hace tiempo he estudiado el mito
político y el empleo de mitos para hacer política, una práctica que en nuestro
país se podría equiparar a la afición de hablar de cualquier tema y materia sin
propiedad.
Por supuesto que crear mitos es más fácil si
lo hacemos de personas que han ejercido el poder económico, social o político
de un país. Que sí cantaba o sí bailaba, que sí era irresistible para el sexo
opuesto, que sí se ha leído todas las obras de la Biblioteca de Alejandría o
cree que Alejandría es una vendedora de libros de las que hace vida en la
Fuerzas Armadas, es lo de menos, lo importante es que usted crea el cuento que
le echen.
Eso ocurre con el que mientan el comandante supremo
y eterno. Y es que luego de 15 años ejerciendo el poder político en Venezuela,
con más de 3.656 horas o lo que es lo mismo 152 días ininterrumpidos de exposición
televisiva, de seguro encontraremos imágenes que podrían ser copiadas de
películas hollywoodenses o, más en su estilo, de novelas de Delia Fiallo.
Recientemente salió un opinólogo que le dio
por convertirse en semiólogo de la imagen para analizar un video musical en el
que aparece un dúo, un reguetonero y una actriz que representa a una joven con
cáncer. Según el improvisado analista el
abrazo que ocurre entre la chica y los cantantes, es la evocación de uno
similar acontecido entre el desaparecido presidente y una niña con el mismo
padecimiento.
“Aló,
Chino y Nacho”
Pero el ridículo no llega hasta ahí sino que
se profundiza en la explicación de que la imagen se uso con la finalidad de
mejorar los niveles de audiencia de los cantantes, garantizar la aceptación entre
el público venezolano y disminuir el rechazo que sienten los seguidores del difunto
mandatario por estos cantantes.
Resulta que el video del tema musical se
volvió viral y quienes no lo habían visto corrieron a ver de qué trataba, con
lo que el opinólogo debiera pasar su factura por honorarios por la publicidad
gratuita.
Así que sí se consigue en un aeropuerto con
Naomi Campbel, Danny Glover y Sean Penn no se le ocurra tomarse una selfie porque lo acusarán de copiar al
comandante; sí va a un concierto dirigido por Rafael Dudamel ni piense en
aplaudir la ejecución de la orquesta no vaya a ser que crean que se inscribió
en el partido de gobierno; sí aspira a ser electo presidente del condominio no
abrace viejita, ni bese muchacho ajenos porque puede ser acusado de imitador y
por supuesto no piense en usar aviones, carros, comer y, menos aún, ir al baño
por ser actividades exclusivas del líder único y eterno.
Lo que falta es que se haga un reality show en el que los fanáticos
llamen a los cantantes y no pueda decir “Aló, Chino y Nacho” por ser propiedad
intelectual del chavismo que nos desgobierna.
Asimismo le debe estar ocurriendo al
periodista español Emilí Blasco con su libro “El Búmeran Chávez. Los fraudes
que llevaron al colapso de Venezuela”, que encontró en un imitador de estadista
su mejor publicista.
Bumerán
contra mazo
La investigación periodística de Blasco, que
se alimenta con las declaraciones de unos cuantos cooperantes de la DEA, ha
servido para que el presidente de la Asamblea Nacional demuestre su espíritu
de camorrero con su garrote medieval y demande
a los directivos de los medios nacionales que reprodujeron lo que publicó el
diario español ABC sobre el texto.
Esa decisión es como que sí a usted le
prohibiesen citar a cualquier autor, retuitear a alguien o compartir lo que
otro escriba en su muro de Facebook, porque eso lo haría copartícipe de las
ideas y por ende corresponsable, con lo cual volveríamos a la era de la inquisición,
muy acorde con un régimen que está empeñado en llevarnos al siglo XV con sus
conucos verticales, el desarrollo endógeno, el trueque, la comuna, las ramas,
los curanderos y las enfermedades endémicas ya desaparecidas en el mundo
moderno menos en Venezuela.
Es que estos seudopublicistas, políticos chambones
y opinólogos ineptos deben haberse formado con un verdadero imitador de
pacotilla y supuesto manager de artistas, ahora transmutado en directivo de un
canal de televisión regional, que se queja de los incendios en El Ávila no por
el daño al pulmón vegetal de Caracas sino por el hollín que llega a las
ventanas de su pent-house, con lo cual demuestran que para mantenerse en el
poder tienen que ser inescrupulosos,
manipuladores, serviles, mentirosos, corruptos, deshonestos, crueles y malvados.
Llueve… pero escampa
¿Cuánto Vale el show?
ResponderEliminarNos ha costado una millonada y muchas vidas valiosas mi estimado Miguel.
Adicional a la lista de desastres que han echo y usted menciona para enquistarnos en el siglo XV (conucos verticales, el desarrollo endógeno, el trueque, la comuna, las ramas, los curanderos y las enfermedades endémicas) tenemos la crisis hospitalaria, la violencia desatada, la escasez de productos, el escatológico sistema cambiario y el afán de aniquilar las universidades. "Llueve... pero escampa"
ResponderEliminarAdicional a la lista de desastres que han echo y usted menciona para enquistarnos en el siglo XV (conucos verticales, el desarrollo endógeno, el trueque, la comuna, las ramas, los curanderos y las enfermedades endémicas) tenemos la crisis hospitalaria, la violencia desatada, la escasez de productos, el escatológico sistema cambiario y el afán de aniquilar las universidades. "Llueve... pero escampa"
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