Por Miguel Yilales
@yilales
Así como nuestro idioma tiene sus dificultades así mismo
ocurre con la política venezolana. Aquí la polisemia (varios significados para
una misma palabra) aplica por igual para el español y para el desempeño
público.
Aquí existe un órgano que tiene la responsabilidad de la
investigación penal y que bajo su égida actúan los acusadores pero que
discrecionalmente inventa cargos a los inocentes para mantenerlos tras las
rejas y prudencialmente se hace la vista gorda ante lo que se conoce como notitia criminis porque nadie denuncia y
si hay denuncias las desestima por infundadas, en especial, si es contra los capos
del partido al que pertenece la jefa de ese despacho.
Basta con revisar la memoria y cuenta que presentó la fiscal
ante la Asamblea Nacional, aunque por las cifras maquilladas pareciera un
cuento de memoria, para ver que hace tiempo abandonó lo que son sus funciones. Fíjense
que en la masacre ocurrida en Tumeremo, primero negada por el gobernador
Francisco Rangel Gómez y luego tildada de show politiquero por los diputados
oficialistas, no se inició la investigación hasta que se puso color de hormiga.
El heredero arruinado e indocumentado que dirige los
destinos del país, en uno de sus actos de populachería barata dijo que
investigarían lo ocurrido en Tumeremo por lo que militarizarían la zona, con lo
cual ya se sabía que no investigarían nada y que los militares por
analfabetismo funcional contaminarían la escena del crimen.
CSI militar
De lo primero, ya el defensor que actúa como fiscal dijo
hacia donde van las primeras pesquisas: hay unos colombianos involucrados. De
ahí seguirá la estructura argumental y polisémica del régimen: colombiano
significa que son paramilitares; por esas interpretaciones chavista paramilitar
es clara alusión a Álvaro Uribe; involucrar a Uribe es decir Barack Obama y la
derecha internacional; Obama renovó el decreto contra los funcionarios
corruptos aunque para el régimen es contra Venezuela (será por la gran cantidad
de chavistas involucrados) para ocultar la masacre que hicieron los marines
junto a la oposición apátrida que apoya el decreto. En conclusión la culpa de
la masacre es de la oposición.
De lo segundo valdría preguntarse ¿qué sabe el burro de pasta
de dientes si lo que come es pasto? Una cúpula militar (parece que este término
les contraría aunque lo aplican para la iglesia, los partidos políticos y los
sindicatos) que desconoce las mínimas normas de investigación policial más allá
de lo que hayan visto en las series de televisión, no investigará sino que
empastelará todo en la zona. Sus primeras actuaciones así lo demuestran: atacan
a los familiares de los desaparecidos y no a los que perpetraron los hechos.
¿Quién en su sano juicio le diría a los nazis que
investigaran el genocidio? ¿Alguien puede creer que este cuerpo militar
investigará los intereses del gobernador (que es general), que saludan
militarmente y le rinden cuentas? Un régimen totalitario que resucitó el delito
de difamación e injuria para perseguir políticamente a los periodistas (su
última víctima es David León Natera y El Correo del Caroní) ocultará, negará y
encubrirá cualquier información que lo pueda salpicar.
A botar lo inservible
Desde hace años (Chávez aún vivía) el ejército bolivariano
(en minúsculas por como ha sido su actuación) fue encargado de la custodia
militar del sur del país luego de que existiesen innumerables denuncias contra
ese cuerpo que el honor se encontraba en las divisas que pudiera manipular y
por su actuar pretoriano desde 2002, pero nada cambió en la zona: la minería
ilegal continuó, las mafias ilícitas dirigidas desde la cárcel de Vista Hermosa
(un oxímoron para el antro carcelario de Ciudad Bolívar) resguardan a los
ciudadanos con calcomanías con la imagen de Nelson Mandela, el contrabando de
oro y piedras preciosas a la orden del día y las desapariciones extrajudiciales
como sistema paralegal. Es decir otra polisemia política.
Estamos ante unos desalmados que prefieren ver morir a todos
los venezolanos antes que llevar a juicio a los responsables de los desmanes
que se han cometido en nombre de este bodrio de revolución, que dicen gobernar
para todos aunque eso signifique solo para ellos y que les parece sano jugar
con la esperanza de la gente. Cuando las cosas entran en proceso de
descomposición, huelen mal, no sirven y la solución es botarlas y en Venezuela
ya la situación pasó de Maduro a podrido.
Llueve… pero escampa
Y lo que nos falta profe y lo que nos falta...
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