miércoles, 3 de septiembre de 2014

En vez de sacudón, queríamos un milagro

Miguel Yilales
@yilales
Mis padres me inculcaron desde pequeño, como a la mayoría de los venezolanos, a seguir las tradiciones de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que si a ver vamos no difieren mucho de las otras iglesias que surgieron de la vida de Cristo.
De las enseñanzas ahí plasmadas y de las horas dominicales de ir a misa, siempre recuerdo los pasajes bíblicos que me llamaba la atención y que aun hoy desconciertan a todos, por tratar de algo incomprensible: los milagros.
De esos siempre me llamó la atención el episodio descrito por los cuatro evangelios canónicos del Nuevo Testamento, en el que Jesús da de comer a 5 mil personas con 5 hogazas de pan y 2 peces, comúnmente llamado la Multiplicación de los panes (léase que me refiero a ese producto desaparecido de las panaderías, hecho con harina, huevo y mantequilla) y los peces.
Lo simbólico de este hecho es que a pesar de la poca fe de los discípulos, la generosidad del muchacho que cargaba el pan y los peces, la multitud que seguía a Jesús y el obrar milagroso de Él, pudieron ser saciados los ahí reunidos. Así lo explican los textos bíblicos.
Desde esa época hasta nuestros días no se tiene referencias históricas de un hecho similar al narrado por los evangelistas. Para los cristianos es un acto de fe creer lo que dicen los textos, para los agnósticos un cuento bien echado.

Todo un milagro

Resulta que este año se obró un milagro similar que debiera ser documentado para la historia. En especial porque desde Marx, pasando por Engels, Trosky, Lenin y cualquiera de los que se han rasgados las vestiduras por demostrar que la religión es el opio de los pueblos, no había habido un discípulo de esas corrientes que nadara río arriba.
Pasó que un obrero, no carpintero, que nunca ha trabajado, se dio a la tarea de demostrar cómo se podía alimentar a una familia de 8 personas, durante un mes, con pollo y medio, 3 kilos de harina precocida y 2 litros de leche, porque él lo había vivido.
A cada comensal le tocaría por ingesta alimentaria (suponiendo que son 3 golpes diarios) 3 cc o una cucharada de leche, 4 gramos de harina es decir ni para una bolita de esas que se hacían para pasapalos y 6 gramos de pollo (sí se asume que pollo y medio, sin hueso, pesan 4,5 kilogramos) unas 5 veces menos que la ración mínima recomendada por los nutricionistas.
Lo milagroso aquí no es que la gente pueda distribuirse y hasta subsistir con las cantidades que compraba a su familia el milagrero de Miraflores, lo increíble es que con esa ingesta se pueda llegar a desarrollar tales niveles de obesidad como la que demuestra el émulo del cuentero de Sabaneta (lo digo por la recopilación del Arañero).
Es que estos comunistas, izquierdistas, socialistas que disfrutan de los lujos luego de oprimir a los pueblos, en la URRS o aquí, les encanta inventar historias que rallan en lo fantástico y en lo fantasioso.

Leyendas urbanas

Hace algunos años les dio por inventar, y ahora todos ellos se lo creen y dicen que es verdad, que el venezolano se alimentaba con comida para perros, pero nunca presentaron una sola prueba o siquiera uno solo de ellos que dijera “yo comí perrarina”, con lo cual podemos estar ante una leyenda urbana o ante la evidencia de una generación alimentada por perrarina, que se crío caninamente fieles y domésticos al régimen castrista como para formar un partido socialista.
Cuando reinaba el predecesor de este hacedor de milagros, siempre pensé que su régimen parecía salido del cuento de “Las Mil y una noches”, en especial por sus ejecutorias… aunque Alí Babá y los 40 ladrones eran niños de pecho, ante lo que han hecho los manilargos del socialismo del siglo XXI.
Ahora estoy convencido de que su heredero es como el Rey Midas visto en un espejo, mientras que el primero convertía en oro todo lo que tocaba, su reflejo Sadim (suena a primo de Husseim) todo el oro que toca lo convierte en bosta y para muestra vemos en lo que ha transformado al país, a la economía, al abastecimiento, a la seguridad y, en fin, la vida de los que aquí vivimos.
Es que entre sacudón y milagro, lo que realmente hubiésemos agradecido era un acto de prestidigitación en el que desapareciera a tanto incapaz que se ha enriquecido a costillas de la quiebra del país y que se fuesen a acompañar “al que no está”, total seguirían vivos y luchando, en su grata compañía, donde sea que esté, y que no se preocupe que los demás arriamos.

Llueve… pero escampa

4 comentarios:

  1. Saludos. Ud trabajo en el aeropuerto de maiquetia?

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  2. Miguel, te descubriste, eres tambien agente de Cipol. Estabas dateado con lo que iba a decir El Chofer.El articulo cae como anillo al dedo por el temblorcito de ayer. Te digo además que ese pollo de 4,5 kg. debe ser brasilero, los de aqui de vaina llegan a 2.5. y hoy en día el que sabe cuánto cuesta la perrarina tambien sabe que los pobres no pueden alimentar ni a sus perros con ese producto.

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    1. Absolutamente cierto, Sr. Sequera. Es desesperante escuchar cuando un chavista dice que los pobres comian perrarina en la IV y asegura que hoy se come mejor y además subsidiado (mas barato) y yo le digo: 1)Comerías tu, yo no conozco a nadie. 2)Si duermes en la cola y .... si tienes suerte que alcance hasta tu turno. Horrible lo dicho de la ingesta sumado a los riñones del tamaño de su cara para "convencer al pueblo"

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  3. Me parece muy acertado su artículo. Precisamente hoy 3 de septiembre que lo leo, presencié una discusión de dos pasajeros en un transporte público, en Ciudad Guayana, en la que un afecto al gobierno repetía lo de la perrarina, mientras el otro le preguntaba: ¿Ud. o sus hijos comieron perrarina alguna vez? Por supuesto que el chavista no tuvo respuesta. Lamentable que hay muchos que se lo creen.

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