Miguel Yilales
@yilales
Dicen que avergonzado por la pérdida de cabello, al
emperador Julio César sólo le quedó disimularlo con una corona de laureles.
Pero si hoy resucitara, el gobernante romano encontraría atónito decenas de
alternativas para prevenir, revertir o disfrazar su calvicie.
En el hombre, hasta el 99% de los casos la caída de cabello
es de naturaleza hereditaria o androgenética. Como todavía no se puede
modificar el ADN para evitar ese designio de los genes, cuando la calvicie
amenaza hay cuatro posibilidades básicas: resignarse, usar medicamentos,
colocarse una peluca u operarse.
Hacia el siglo XVIII, los jueces y nobles usaban prominentes
pelucas como símbolo de sabiduría. Hoy, en cambio, la idea es que se noten lo
menos posible... aunque muchas veces los intentos son infructuosos. Recuerdo al
actor Carlos Olivier recomendando una solución a la caída de cabello, que era
una costosa alfombra entretejida que fijaban al cuero cabelludo con una resina
de almendras.
Ser calvo te da la ventaja de no sufrir por el mantenimiento
del cabello, en especial en la situación que se vive en Venezuela en que no se
consigue champú, enjuague y los barberos ajustan los precios según el valor del
dólar.
Todo el mundo se da cuenta de la caída de cabello y a
sottovoce se ríen de quienes tratan de ocultarlo.
Capo di tutti capi
Todo esto viene a cuento porque por diferentes esquinas,
avenidas y autopistas han aparecido una serie de pintas y grafitis en las que
se lee: “Que caiga Cabello” o “Que se lleven a Cabello”, cosa que me ha llamado
poderosamente la atención porque no sabía que había tanto hincha a favor de la
caída de cabello.
Por supuesto que los adeptos del gobierno han entendido que
se trata de un ataque en clara alusión a algún personajillo, nefasto y perverso
de esta tragedia histórica que nos ha tocado vivir a los venezolanos en los 16
años de revolución bolivariana. Con lo cual parecieran asumir que toda alusión
al cabello es una clara referencia a Cabello, igual a que se molestaran porque
la gente sepa que lo maduro, tarde o temprano, se pudre.
Menos mal que a los publicistas no les ha dado por hacer una
campaña para una barbería o a esta no les ha dado por promocionar sus servicios
con frases como “hay que cortar el cabello”, “navaja afilada, maquina y tijera para
cabello” o “se te cae (el cabello), ráspatelo” porque podrían haber sido acusados
de intento de tiranicidio o condenados por la parcial, dependiente y sumisa
justicia roja por difamación, injuria, maledicencia, ultraje, agravio e insulto
por nombrar el cabello, que es distinto al Cabello que no rompe un plato pero sí
la vajilla completa (participó en golpes de Estado, destituyó alcaldes,
diputados y gobernadores y sus excolaboradores lo acusan de ser il capo
di tutti capi de la caterva gobernante).
Pero eso de que la sensibilidad este a flor de piel es otro
de los legados de un individuo que teniendo todas las posibilidades de
desarrollar el país por los ingentes recursos que entraron a las arcas públicas,
se atragantó con un discurso político demodé, fatuo y sin sentido en lugar de
generar beneficios por la vía del desarrollo individual, de la promoción de las
libertades y del trabajo productivo.
Ni con Tricófero de
Barry
Es que quienes llegaron para construir, destruyeron; quienes
estaban para generar riqueza nos depauperaron; quienes pudieron gobernar dentro
del marco de la ley y la constitución, lo hicieron a su margen; quienes
debieron defender la nacionalidad, la soberanía y la ciudadanía se entregaron
sumisamente a los pies de unos sátrapas caribeños que ya no encontraban a quien
chulear.
Si alguien me preguntase por la caída de Cabello, y en este
caso no me refiero al que nace en el folículo piloso, le diría que no es algo
que me quite el sueño, porque los años me han enseñado que no vale la pena
preocuparse por lo que es inevitable.
Las revoluciones y sus personajes creen que son eternas, son
como los imberbes que piensan que la juventud es para siempre y que la vejez
nunca los alcanzará. Así le pasa a Cabello que no entiende que tarde o temprano
caerá en desgracia, no hay manera de evitarlo, porque el poder es efímero y
temporal, y en esta revolución socialista, chavista y madurista en la que no
hay ni siquiera Tricófero de Barry, aquel reconstituyente que recomendaban las
abuelas, es mejor que se resigne o empiece a usar peluca, porque los
venezolanos vamos a disfrutar de esta alopecia gubernamental.
Llueve… pero escampa
Hermosa analogía...ansiada analogía anhelando que sea realidad
ResponderEliminarAmén!!! Esperamos ansiosos la caída de los cara de tabla.
ResponderEliminarNi cuchita querra estar en sus zapatos! Fuera Cabello y Maduro pudrete
ResponderEliminarExcelente artículo, esperamos todos que la lógica de la vida por fin, se cumpla en nuestro País, porque hasta ahora lo contraproducente y absurdo ha predominado!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRecuerdo haber leido un articulo donde indican que el cabello tiene la propiedad de transferir al portador un grado de intuición... mientras más largo más intuitiva es la persona, es como una extensión del cuerpo que permite sentir de manera más sutil las energías que nos rodean... Tambien los aborigenes en agunos paises de America llevaban el cabello largo pues según esta teoría les daba mayor sentido de orientación cuando tenían que recorrer largas distancias y eran mas seguros y acertivos en la toma de desiciones... Tal vez por esto las mujeres tienen más desarrolado el sexto sentido.
ResponderEliminarQuizá necesitamos una Presidenta haber si cambia el panorama de nuestra Patria... Venezuela!
Que artículo mas bueno concuerda con el muy recobarde bola de grasa del cabello.
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