sábado, 13 de agosto de 2016

No hay costura para tanto descosido

Por Miguel Yilales
@yilales
Hace mucho, mucho, pero mucho tiempo a un reyezuelo se le ocurrió que, mientras convertía a pasos agigantados a una exrepública en su hacienda particular, pondría a sus conmilitones a administrar los sistemas de producción y distribución de alimentos, la construcción de viviendas, el asfaltado de las calles y en cuanta cosa se le ocurriera para hacerlos parecer imprescindibles, aunque en realidad demostrasen cuan prescindibles eran en su oficio.
Desconozco sí en más de 5 mil años, desde la antigüedad hasta nuestros días, a alguien, en su sano juicio, se le ocurrió que los militares podían servir para otra cosa que no fuese matar y destruir (así sea legalmente) pero el tirano, que mandaba en el feudo como su propio patio bananero, creó un programa en el que ellos cambiaban el fusil por el arado, la pistola por el azadón, el tanque por una vendimia de verduras y la disciplina por el conteo de pollos.
Este plan, dirigido desde una caribeña isla, mataba varios pájaros de una sola pedrada: desprestigiaba a quienes ya eran percibidos como vagos y sin razón de existir; contribuía con la destrucción del aparato productivo; de fracasar responsabilizaba a los únicos que se escudarían en la obediencia y de no funcionar, amarraba por las gónadas a los mediocres, quienes ascenderían mientras jalaban, y no escardilla, para el amo.
Del brete humanitario y el cateto sin ideas
De ese desquiciado y desequilibrado proyecto no quedó nada bueno: lo que eran tierras productivas son un desierto; lo que era un país que no sufría desabastecimiento, hoy coquetea con la hambruna de una postguerra; la nación en la que todos eran generosos para convidar a la mesa ahora solo pueden compartir la desesperanza de la espera de horas y horas para comprar una hogaza de pan y de donde surgieron mentes brillantes como las de Humberto Fernández Morán y su bisturí de diamantes, Jacinto Convitt y la lucha contra la lepra o virtuosos como Jesús Soto y Cruz Diez con sus movimientos artísticos tiene a niños que abandonan las escuelas porque deben hurgar los basureros para no sufrir borborigmos y poder conciliar el sueño.
Uno hubiese aspirado que, luego de ver tan nefastos resultados y tras el deceso del locatario de la hacienda, a quien le tocase heredarla, se le ocurrirían seguir caminos distintos que le permitieran revertir el desastre y desandar los pasos mal dados, pero nos cayó un cateto sin ideas, que en lugar de rectificar, radicalizó y profundizó los errores, que reforzó el círculo vicioso y agravó la crisis, que se empeñó en seguir el rumbo de su predecesor y continuó el fracasado modelo de controles y restricciones a las libertades.
El mundo entero da cuenta del brete humanitario que vivimos. No solo es Luis Almagro con su informe activador de la Carta Interamericana, es Ban Ki-moon quien desde las Naciones Unidas alerta sobre la tragedia que padecemos, es el Vaticano quien muestra profunda preocupación por la desventura que genera este apocalíptico socialismo boliburgués, son los países del Mercosur que se niegan a que, quien no puede con su propio país, presida el organismo multilateral y ahora son 15 países del continente quienes presionan internacionalmente para que Ña Tiby y su merced Nicolás dejen de apagar fuego con gasolina.
En crisis por irresponsables
El país está en una inmensa crisis. Aquí llegamos por la incapacidad de unos irresponsables que solo tienen méritos en el odio y la maldad. Ellos depauperaron a una nación con inmensas riquezas petroleras, auríferas, hídricas y humanas al promover la miseria, la ruina y la desolación.
Solo falta que los venezolanos cansados de las ilegalidades, obstinados de las arbitrariedades, indignados por tantos robos, iracundos de ver como destruyen al país y arrepentidos por haber permitido que unos delincuentes, tiranos y traficante de tóxicos llegaran al poder, salgamos a decir por todas las vías (no excluye las pacíficas, electorales, democráticas y constitucionales) que desconocemos a quien no pueda demostrar su origen, que no queremos estar dirigidos por quien tiene nexos con el narcotráfico o con familiares imputados por ese flagelo, que deploramos a unos golpistas que solo se han enriquecido a costillas de la sociedad y que aspiramos la repatriación de los capitales birlados al erario nacional por la plaga más corrupta que haya pisado esta tierra porque en el país no hay costura para tanto descosido.
Llueve… pero escampa

4 comentarios:

  1. Muy buena reflexión, colega. Lo más triste es que aún con todo y eso, hay millones de venezolanos que siguen creyendo y apoyando este desgobierno.

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  2. LLOVER SOBRE MOJADO...¿QUÉ HACER..? El liderazgo opositor, a pesar de sus innegables logros, asumir sólidamente el enorme descontento de la población...al parecer carecen y/o pierden la brújula al intentar capitalizar politicamente el mísmo. Han olvidado enamorar al ciudadano a pesar de las oportunidades que les brinda ese descontento que, ojo..! puede no ser definitivo...Se olvidan que no todos tienen acceso a la internet, no todos leen en la prensa o ven en TV (en la escasa ventana que permite el regimen) a los dirigentes opositores y/o expertos denunciando las tropelías e irracionalidad del régimen. Se han olvidado del activismo de calle, por ejemplo,de la distribución de volantes, pintas...de la difusión directa al ciudadano que permita darle a conocer la verdadera naturaleza del gobierno, contraponiendole las bondades del libre mercado,el respeto a la institucionalidad y el acceso a oportunidades que les permita superar su condición social, es decir, educar y otorgar conocimiento de manera sencilla y directa, proponiendole una vision de pais con claros objetivos concretos y viables, ello, le agregaría valor a la denuncia, enrriquecería el simple descontento canalizandolo politicamente, fortaleciendolo y consolidando ante la demagogia y la manipulación del régimen....

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