Por Miguel Yilales
@yilales
Al escribir estas líneas aún se desconocen las rutas a
seguir, la actitud de la gente y, en definitiva, lo que ocurrirá el 1 de
septiembre cuando exigiremos se respete la constitución y se nos permita
ejercer el derecho a evaluar la gestión de la caterva que desgobierna a
Venezuela.
No puedo aseverar, y para hacerlo tendría que tener los
dotes adivinatorios del exadeco, exmepista, excausaerrista, expepetista y ahora
furibundo chavista, hasta que se “fume una lumpia” y le cambie el rumbo el
yate, quien aseveró que habrán muertos, violencia y sangre, con una certeza tal
que parecieran palabras del planificador de la tragedia o de quien la dirigirá,
que este será el apocalipsis del Socialismo del Siglo XXI o que estaremos ante
la cruzada final para arrasar con los impuros engendros revolucionarios (como
algunos desearían que escribiera) pero sí que daremos un paso muy importante
para lograrlo.
Ese exmaestro (esa cualidad no se pierde aunque hay
excepciones), ahora devenido en nigromante, debe saber que sí alguien no
estudia, no hace la tarea, se jubila y usa las chuletas de algún chulo del
Caribe, tiene todas las posibilidades de salir reprobado en la evaluación aunque
se encomiende a todo el santoral o regale baratijas en bolsas CLAP.
Están raspados
La evaluación electoral del peor administrador de nuestra
etapa republicana llegará, y cuanto antes mejor, si es que previamente no ocurre
alguna situación sobrevenida que distienda sus obreras tripas que, por el
tamaño de sus deposiciones, deben recorrer toda su mofletuda humanidad (incluida
la cavidad craneal) y el susodicho decidiera embarcarse en la Mula Sagrada, y la
llamo así sin alusiones personales o porque él tenga familiares agarrados con
los polvos en las manos sino para seguir la tradición y darle un nombre a la
aeronave presidencial.
Valórelos en seguridad, abastecimiento y transparencia
administrativa; en educación en cualquiera de los niveles; en economía con los
temas: libertad económica, control de la inflación o poder adquisitivo; en
salud con los tópicos: mortalidad infantil, desnutrición, construcción y mantenimiento
a hospitales y abastecimiento de medicinas; en áreas varias como turismo, relaciones
internacionales, industria petrolera y minería, medio ambiente, respeto a los
derechos humanos o cualquier otra, para que se percate que ni que sume las
notas obtenidas llegan a 9,5 puntos, es decir, están raspados, aplazados y,
como se decía, sin derecho a reparar.
Tan mal evaluados están que nadie los toma medianamente en
serio: anuncian la designación de generales que se encargarán de los rubros
alimentarios y uno duda que esos nombramientos saldrán en el resumen curricular
como el general de las caraotas, del huevo o de la yuca o hablan de que van a
hacer una película sobre el cadáver insepulto y unánimemente se piensa que Linda
Blair (por sus actuaciones previas) puede hacer de la Fosforito, que Jared
Leto, luego de su experiencia como El Guasón, podría interpretar a un
manipulador, mentiroso, patrañero, marrullero y perturbado siquiatra o que se le
pueda solicitar al Chapo Guzmán, por su conocimiento en los negocios, que interprete
al Chapo Furrial o Full Real (cualquiera de esas grafías es correcta).
Indignados y
obstinados
Esta semana un sacerdote peregrino (acompañado con Dios, un
rosario y la oración) y unos indígenas sin arco ni flecha empezaron a
movilizarse para Caracas y al gobierno no se le ocurrió otra cosa que obstaculizar
su derecho al libre tránsito con militares, milicias (los camisas pardas
bolivarianos) y policías; los rojos paramilitares, chavistas y fascistas
(disculpen el pleonasmo) amenazan al presidente de la FCU de la UCV, Hasler
Iglesias, con volantes y panfletos por convocar a una concentración estudiantil;
a la asambleísta y precandidata ecuatoriana Cynthia Viteri la deportan como sí
de una delincuente común se tratara y revocan la medida sustitutiva de libertad
de Daniel Ceballos en una muestra de su voluntad para exacerbar a sus huestes radicales.
Si eso ocurre por la actitud valiente
y decidida de un estudiante, un sacerdote, unos cuantos indígenas desarmados,
un líder político y una parlamentaria extranjera, imaginen el movimiento
telúrico que sentirán en Miraflores, en el CNE, en el TSJ y en los cuarteles
militares cuando los obstinados e indignados venezolanos, cual reverso de la
medalla de San Benito Abad, a una sola voz, gritemos: Vade retro Nicolás.
Llueve… pero escampa
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