Por Miguel Yilales
@yilales
Hay caminos en la vida que además de confusos son inescrutables.
Fíjense que tenemos a personajes que luego de impulsar la guerra terminan como santos
adalides de la paz; otros que en el afán de aparentar bonhomía se dedican a la destrucción
de toda una sociedad mientras depauperan a sus connacionales; hay adulados que
son insultados pero aplauden porque no entienden más allá de la loa elemental y
están los que sueltan ideotas (que en sus bocas suenan a ideítas) para
aparentar algo de inteligencia aunque todos sepamos que los rebuznos, ocultados
con cara de sobrado ante el aplauso lisonjero, solo ratifican su supina inopia.
Es que unos nacen para estrellas y otros estrellados.
Así es como algunos incapaces han llegado a presidente en las
republiquetas bananeras (no me refiero a ninguna en particular). Pasan
desapercibidos al esconderse tras las sombras de sus mentores hasta que puedan
dar el zarpazo final, eso que llamamos la puñalada trapera, y quedarse con el
coroto que, en estos casos, es una silla gubernamental o quienes persistentemente
se desempeñaron como simples espalderos, cargas maletines, sigüises, recaderos
o mandaderos (hay los que son todo en uno) para que los designasen como
herederos.
Por supuesto que al final de la historia a estos,
depreciados y despreciables personajes, nadie los recordará así compren o se
hagan acreedores de reconocimientos y premios internacionales, en especial si
quienes los otorgan sufren del mismo síndrome de incapacidad desmedida para ver
la realidad que está ante sus propios ojos.
Adulan sin
inteligencia
En estos días al estrellado, y no por estrella, heredero del
Terminator venezolano, caribeño,
latinoamericano y mundial le dio por emular (no viene de mula) a su predecesor al
proponer la eliminación de ciertas palabras porque a él, que nunca pisó un
salón de clases o se paseó por los pasillos de alguna universidad, le parecía.
Por eso sugirió prescindir de la adolescencia, no porque los
infantes franquearan a la adultez sin pasar por GO ni cobrar 200 sino porque la
palabra tiene una etimología siniestra (no se relaciona con la nefasta
izquierda) ya que provenía del verbo adolecer (un dislate que admite muestras
de estupor, incredulidad o una carcajada).
Sí al destructor supremo, que tampoco entendía de lingüística
ni filología, se le había ocurrido (mediante leyes) execrar del lenguaje, por
despectivas, las palabras conserje, prostituta y sirviente, el legatario de
nuestro folclórico exterminador no se podía quedar atrás en eso convertir lo
insignificante y banal en primordial razón de Estado; lo perverso y lamentable
es que tengamos que calarnos a semejante cateto con posturas de intelectual.
Es como el otro estrellado, ese que se quedó con los crespos
hechos al no recibir los favores del cónclave castrocomunista de La Habana, el
mismo esperpento que nunca ejerció la profesión para la que estudió, el que necesita
rodearse de otros estrellados que le rían las morisquetas en su programa
televisivo mientras él que se carcajea como hiena (aunque también se comporta
como tal) y el que, junto a su hermano, ha demostrado que no son cojos ni
mancos para vivir del erario nacional, que asume como un halago los chantajes de
que sí el revocatorio es en el 2016 él sería candidato y que sí es después él asumiría
la vicepresidencia.
Pavo real desplumado
El capitán que blande un garrote, como si estuviese en las
cavernas, no comprende que en política hay elogios que matan. Que eso de exaltarlo
como el coco (el malvado asustador de niños) que no dejará piedra sobre piedra;
de etiquetarlo con el mote de espíritu maligno de la revolución (que
indefectiblemente sabemos que lo es); de revelarlo a modo de preclaro ejemplo
de la plaga que nos cayó encima desde que aparecieron a la escena política y
que se le considere como vestigio fundamental de la peste putrefacta que, cual
gangrena, destruyó todo el tejido orgánico de la institucionalidad venezolana,
es una estrategia como para andar acongojado, angustiado y desconsolado cual
pavo real desplumado.
En los infaustos momentos que padecemos, quien no tenga
firmes convicciones morales, se ilustre y se prepare está predestinado, como
los miserables personajes de esta panfletaria revolución, a vivir de los falsos
elogios o a aparentar que posee algo de materia gris. Los venezolanos no
tenemos porque escoger entre el malo y el peor de la revolución que, a final de
cuentas, es la misma miasma.
Llueve… pero escampa
Excelente descripción del albañil intelectual del gobiernucho.
ResponderEliminarExcelente descripción del albañil intelectual del gobiernucho.
ResponderEliminarEXCELENTE ARTICULO ME DELEITE CON LA LECTURA
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