Por Miguel Yilales
@yilales
Dicen que el que juega por necesidad pierde por obligación ¿Cuántas
historias se han escrito sobre personas que ganan el premio gordo de la lotería
y al cabo de algunos meses están más pobres que cuando ganaron? No en vano los
casinos nunca pierden.
En mi casa los juegos de envite y azar estaban prohibidos,
lo cual era extraño porque mi papá, como buen oriental, siempre le gustó el
juego, hasta que le dieron un ultimátum, de esos que entran con amor: ¿la
familia o el juego? No volvió a agarrar unas barajas. Sin embargo aprendí que
en el dominó los mirones son de palo y que un pone piedras normalmente juega
para los contrarios, con lo cual uno termina con dos enemigos y un traidor; que
en el truco, que es un juego de pícaros, tramposos y mentirosos (hay que tener
habilidades), no solo bastaba saber cuáles cartas tenían más valor, sino como
hacer y coger señas; y que sí se trataba de jugar al póker estar al tanto de que
se depende de las cartas que te da el crupier y de la capacidad para blufear y percibir
cuando blufean.
Al apostar se puede ganar o perder. Y aunque la habilidad
pueda hacer la diferencia, el azar juega un papel cardinal. Ahora bien sí usted
decide hacerlo con cartas marcadas, con ponedores de piedras o desconociendo
las reglas, la culpa es suya y solo suya cuando lo dejen con una mano adelante
y otra atrás.
Leitmotiv de la política
Dedicarse a la política requiere similares condiciones a las
del que juega ya que debe reducir la
probabilidad de resultados desfavorables y aumentar la de los favorables,
mediante acciones estructuradas no solo pensando en el azar, sino en el
conocimiento del contrario, en el análisis de la situación, en el cálculo
probabilístico, es decir, en un episteme que reduzca al mínimo ese componente
impredecible que le arrebata la victoria al más experimentado y diestro
apostador. Creer que en política no es necesario
asumir posiciones firmes, no saber cuándo retirarse ni cuándo jugar duro es
candidez, y en política la inocencia es una supina irresponsabilidad.
La oposición apostó (y parece que los sorprendió el destino)
para llevar al Parlamento a un grupo de personas sin experiencia, muchachones
poco fogueados y lo que es peor sin discernimiento, sensatez y luces del
importante rol que les tocaba cumplir. Impúberes (aunque vaca chiquita siempre
es becerro) que les cuesta articular dos frases para hacer un planteamiento
coherente, que proponen lo que no pueden cumplir, que les ha dado por mostrar
sus cartas sin escudriñar las posibilidades de éxito y que han dilapidado la
fortuna adquirida en ese azaroso golpe electoral por festejar sin medida,
gastar en los amigotes que se les han adosado como rémoras y comprar voluntades
para que los adulen mientras le dure la ganancia. No han administrado ese
capital para que se traduzca en la toma del poder, que a fin de cuentas, es el leitmotiv de la política.
Desgañitarse para meter miedo cuando se mete la pata,
amenazar con levantarse de la mesa cuándo se decidió jugar con las cartas
marcadas y apostarlo todo en una sola jugada porque “ahora sí se tiene la
suerte de su lado” es tan ingenuo como blofear al acusar a los demás de ser narcotraficantes
o drogadictos solo para ocultar que la procesión familiar, militar, ministerial
y gubernamental va por dentro, y denota que estamos en manos de ludópatas y
apostadores de la política.
Negocia que algo
queda
Dirigir, gobernar y liderar requiere cualidades y
conocimientos que no todos tienen. A los expertos políticos del olfato, esos que
abundan en la oposición, les pareció innecesario rodearse de expertos negociadores
o designar a versados en la materia (tener
un cargo rimbombante, estar inscrito en un partido o ser un gobernador, pone
piedra del dominó, no los hace expertos) en la mesa de negociación. Fueron a envidar y a apostar con unos
truhanes que blofean, engañan y manipulan y se obnubilaron con unos crupieres
que siempre barajaron a favor del régimen.
Por eso los
convencieron de que los modos, las formas y las palabras no tenían
importancia, con lo cual le cayeron a patadas limpias a años de estudio en las
ciencias políticas, al arte de la negociación y al sentido común. Ahora les ha
dado por plantear que salgamos todos a un revocatorio popular (tamaña
ingenuidad política) para levantar el ánimo opositor, con lo cual pareciera que
un escritor brasileño les asesora para implementar la autoayuda política.
Llueve… pero escampa
Excelente artículo! Estoy convencido de que los dirigentes politicos de la MUD fueron irresponsables, ingenuos y maulas con el compromiso que tenían en la mesa de negociación con los tramposos del gobierno. Todo el crédito político logrado por el bloque democrático fue dilapidado, entregado y destruido en simplemente dos reuniones. No estaban al frente de 3 negociadores estrellas del gobierno; sino sentados negociando con tres personajes de la peor especie del régimen: el psicopata de Jorge Rodríguez, la fanatica Delcy Rodriguez( hermana del anterior) y él radical y violento Elias Jaua, tres joyas de la corona y estos interlocutores lograron ganarle en las ideas y planteamientos a nuestros tres negociadores, quienes aceptaron unas condiciones para lo cual no fueron autorizados por los millones de venezolanos que apoyamos el cambio. Ahora ya se ven las consecuencias de esta torpeza y de la falta de un enfoque político en la MUD
ResponderEliminar