miércoles, 17 de diciembre de 2014

Con mi visa no te metas

Miguel Yilales
@yilales
Hace algunos años un grupo de venezolanos iniciaron una protesta ante lo que era un abuso por parte del gobierno de turno. Para ello no se alzaron en armas, ni atentaron contra el Estado de Derecho, sino que agarraron unas pancartas y protestaron.
Corría el año 2001, que por la cantidad de acontecimientos que ocurren en este país pareciera que fue, como dicen los cuentos de hadas, hace mucho, mucho, mucho tiempo atrás, cuando escuchaba “con mis hijos no te metas”, en señal de protesta contra el decreto 1.011, que permitía al gobierno intervenir en el sistema educativo hasta convertirlo en un proceso de adoctrinamiento de niños y adolescentes.
La gente salió a la calle y empezó a protestar. Recuerdo que en esos días, en uno de esos actos en La Carlota, el presidente de entonces, rodeado de militares, se molestó porque el bullicio de ollas y cacerolas tronaban cuando él, en un acto de soberanía económica, política y de justicia social, vendía los aviones de PDVSA, porque a partir de allí se acabaría la costumbre de los gobiernos burgueses de la IV República de las colas en los aviones de la estatal petrolera, claro está él no tenía el poder premonitorio para saber que 13 años después los aventones aéreos continuarían, pero ya transmutados en socialistas.

La injerencia imperialista

Es que viajar a Brasil, La Habana o Westonzuela, ese enclave que se ha convertido en inversión boliburgues, tienen que ser considerados rutas socialistas, en especial luego de que nos hayan involucrado en una guerra económica internacional que ha limitado el número de vuelos desde y hacia Venezuela, no porque quienes gobiernan sean unas maulas, sino porque el interés imperial así lo ha establecido.
Un régimen que muestra los mejores índices de abastecimiento, inversión social, disminución de la pobreza, transparencia en el manejo de lo público y pare usted de contar, trata de ser desestabilizado por la envidia que producimos en países como Dinamarca, Suecia, Canadá, Suiza, Reino Unido, Chile, Uruguay y, por supuesto, los Estados Unidos de América.
Este último país luego de intentar invadirnos por diversos mecanismos, de enviar a Álvaro Uribe Vélez y a sus cachorros pitiyanquis venezolanos a fraguar procesos de desestabilización y fracasar, y en un acto de clara injerencia a la soberanía chavista, sancionó a unos funcionarios del régimen por violar los Derechos Humanos, como sí eso de tener estudiantes presos sin proceso, asesinar a ciudadanos por protestar, tener colectivos armados como los usados por Adolfo Hitler, emplear a las Fuerzas Armadas para funciones que no les son propias, torturar y violar, fuese algo tan grave.
Pero sus planes han sido develados por esa suerte de mezcla entre el Mossad, el MI-6, la CIA, el FBI, el G-2 cubano y hasta la extinta KGB, como lo es el sistema de inteligencia bolivariano, único en el mundo que descubre atentados, capturan armas, encuentra planes, pero no captura a nadie.

Yanquis go home

Por eso es que el día en que se conmemoraban dos de las tragedias más grandes que ha vivido Venezuela en este siglo, la aprobación de la constitución bolivariana (ultrajada de manera reiterada por quienes gobiernan) y el deslave de 1999 en Vargas, el régimen salió en defensa de la soberanía nacional y convocó una multitudinaria marcha (de autobuses venidos de todos los rincones del país, porque la gente no se vio) para rechazar las agresiones norteamericanas.
Discursos encendidos contra los norteamericanos, mezclados con frases nunca antes dichas como “yanquis go home”, estaban a la disposición durante todo el día para ser rematado con un juramento de Nicolás Maduro, con espada y todo, de luchar junto a ese valeroso, eficiente, entrenado y socialista cuerpo armado que son las milicias, hasta derrotar los valores del capitalismo que representa Mickey Mouse.
Sino fuese porque uno ha visto la cara de angustia que ponen cuando van a tramitar la visa a la Embajada de los Estados Unidos, las horas que pasan para reunir los papeles y practicar las preguntas que le puedan hacer y la cara de alegría cuando se las aprueban porque al fin podrán visitar Miami, Nueva York o las Vegas, de seguro que todos los jerarcas y seguidores del régimen saldrían a quemar sus visas en las plazas Bolívar del país en señal de protesta, como propusiera la combatiente y ministra Iris Varela, aunque en realidad lo que desean es berrear a moco suelto “con mi visa no te metas”.

Llueve… pero escampa

1 comentario:

  1. Te falto que derriban aviones por bojote y tampoco se consiguen los tripulantes

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