Por Miguel Yilales
@yilales
Nunca se imaginó el humorista Claudio Nazoa (@claudionazoa),
luego que hizo el comercial en 1998 donde parodiaba a un político en campaña
electoral, que terminaría, por culpa de quien ganó las elecciones, pareciéndose
a los políticos de la V en eso de pedirle a los demás lo imposible.
Resulta que lo que Claudio recomendaba como parte de su cruzada
alimenticia (primero comer sardina y tiempo después comer huevos) se convertiría
en un lujo como si se tratase de caviar, mero o cordero, todo por obra de unos
desalmados capaces de transmutar las riquezas venezolanas en excremento, es
decir, una especie de Rey Midas al revés.
Por supuesto en aquel momento nadie podría creer que en
algún momento terminaría cancelando por un cartón de huevos más de un millón de
bolívares de los de entonces (un mil bolívares) o que una simple latica de
sardinas equivaldría a más de 15 posturas de gallina.
Por eso es que no desestimo nada de lo planteado por los diferentes
mamarrachos revolucionarios que hacen vida en esta tiranía y que son capaces de
pedir a los demás la inmolación para ellos subsistir, no vaya a ser que
terminen convertidas en realidad, en especial si aparecen en los distintos medios
de comunicación libres e independientes, es decir, las redes sociales (los
otros están amordazados, censurados o amenazados).
Piedras y dólares
como arroz
El gobernador del estado Bolívar comenzó el desiderátum
rogando a los seguidores del chavismo para que no se molestaran por la escasez
de alimentos, la inflación o el alto costo de la vida y que fuesen como él:
disciplinados y buenos soldados al servicio de este esperpento llamado
socialismo del siglo XXI, capaces de seguir la dieta más rigurosa a base de
piedras, arena y, agrego yo, cabillas.
Es que uno se imagina al enjuto y enclenque mandatario
regional, general revolucionario y conspirador por naturaleza, sentado en su
pent-house de Puerto Ordaz (el despacha desde esa ciudad y no desde la capital
de la entidad) como lanza en una sartén unas pocas piedras en lugar de huevos,
aderezadas con algunos palos que reemplacen las tocinetas y arenas del Orinoco
que sirvan como condimentos.
Como si eso no hubiese producido suficiente indignación, en
especial en un pueblo que pasa hambre, salió un insigne economista con
supuestos estudios en gerencia, administración gerencial, locución y música en
Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, Chile y Aruba (hay que peguntarse si
estudió o se copió) a decir que la bonanza económica que vive el país es
gracias al control cambiario y que la especulación cambiaria obedecía a la
malvada oposición venezolana, ya que los dólares baratos, esos que mientan
CADIVI, viajero o SIMADI, están a la disposición de todos, aunque todos signifique:
camaradas boliburgueses con los que se hacen negocios especulativos.
Aunque la guinda de la semana se la llevó un conductor,
émulo de Fürtwagler y Herbert von Karajan, verdaderos directores de orquesta que
decidieron quedarse en la Alemania nacionalsocialista porque les parecía normal
la persecución a otros músicos, artistas y compositores, me imagino que para no
dañar “el sistema” que representaba Wagner.
Callar y cobrar
Este personajillo que prefiere “callar y cobrar” en vez de “tocar
y luchar”, pretendió “pasar agachado” (imperdonable en un juego de dominó y más
en la política) al señalar que él no es lo que todos creen, que sus lisonjas
son solo una actuación, que cuando lo traen al país cobra para que no se vea
que regala su trabajo como si fuese un militante y que todo es en beneficio de
ese modelo de tiranía que es “El Sistema” (a la KGB la llamaban “El Centro” y
todos sabemos cómo actuaba en pro de los soviéticos).
Es que lo de las largas colas de la esperanza para ver que
se consigue, las redes sociales que indican donde hay lo que está desaparecido
de los anaqueles o las ausencias laborales que se han vuelto el pan nuestro de
cada día son producto de la imaginación, el que a usted no le alcance el dinero
es una ilusión porque en realidad usted está mejor aunque aun no lo sepa y que
lo mejor que puede hacer para ser feliz es hacerse el loco.
Si a usted le gustan y saborea las piedras, piensa que tenemos
una boyante, solida y solvente economía o que la ausencia de principios
justificará su actuación, entonces cállese, no se queje, alábelos, absténgase o
vote por los chavistas (que es lo mismo), para que se mantenga este proceso dirigido
por pusilánimes.
Llueve… pero escampa
El susodicho y Sra. tienen a su disposición Chef personales, imagino que especializado en piedras
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