Por Miguel Yilales
@yilales
Nunca se imaginó el humorista Claudio Nazoa (@claudionazoa),
luego que hizo el comercial en 1998 donde parodiaba a un político en campaña
electoral, que terminaría, por culpa de quien ganó las elecciones, pareciéndose
a los políticos de la V en eso de pedirle a los demás lo imposible.
Resulta que lo que Claudio recomendaba como parte de su cruzada
alimenticia (primero comer sardina y tiempo después comer huevos) se convertiría
en un lujo como si se tratase de caviar, mero o cordero, todo por obra de unos
desalmados capaces de transmutar las riquezas venezolanas en excremento, es
decir, una especie de Rey Midas al revés.
Por supuesto en aquel momento nadie podría creer que en
algún momento terminaría cancelando por un cartón de huevos más de un millón de
bolívares de los de entonces (un mil bolívares) o que una simple latica de
sardinas equivaldría a más de 15 posturas de gallina.
Por eso es que no desestimo nada de lo planteado por los diferentes
mamarrachos revolucionarios que hacen vida en esta tiranía y que son capaces de
pedir a los demás la inmolación para ellos subsistir, no vaya a ser que
terminen convertidas en realidad, en especial si aparecen en los distintos medios
de comunicación libres e independientes, es decir, las redes sociales (los
otros están amordazados, censurados o amenazados).
Piedras y dólares
como arroz

Es que uno se imagina al enjuto y enclenque mandatario
regional, general revolucionario y conspirador por naturaleza, sentado en su
pent-house de Puerto Ordaz (el despacha desde esa ciudad y no desde la capital
de la entidad) como lanza en una sartén unas pocas piedras en lugar de huevos,
aderezadas con algunos palos que reemplacen las tocinetas y arenas del Orinoco
que sirvan como condimentos.

Aunque la guinda de la semana se la llevó un conductor,
émulo de Fürtwagler y Herbert von Karajan, verdaderos directores de orquesta que
decidieron quedarse en la Alemania nacionalsocialista porque les parecía normal
la persecución a otros músicos, artistas y compositores, me imagino que para no
dañar “el sistema” que representaba Wagner.
Callar y cobrar

Es que lo de las largas colas de la esperanza para ver que
se consigue, las redes sociales que indican donde hay lo que está desaparecido
de los anaqueles o las ausencias laborales que se han vuelto el pan nuestro de
cada día son producto de la imaginación, el que a usted no le alcance el dinero
es una ilusión porque en realidad usted está mejor aunque aun no lo sepa y que
lo mejor que puede hacer para ser feliz es hacerse el loco.
Si a usted le gustan y saborea las piedras, piensa que tenemos
una boyante, solida y solvente economía o que la ausencia de principios
justificará su actuación, entonces cállese, no se queje, alábelos, absténgase o
vote por los chavistas (que es lo mismo), para que se mantenga este proceso dirigido
por pusilánimes.
Llueve… pero escampa
El susodicho y Sra. tienen a su disposición Chef personales, imagino que especializado en piedras
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