Por Miguel Yilales
@yilales
Cuando empezaba a escribir estas líneas, tuve que dejar de
teclear para ver como la barbarie daba un duro golpe a la civilización.
Nuevamente un hecho terrorista ensangrentó al mundo y los grupos radicales, que
quieren imponer sus razones a los demás por medio de la tortura y asesinato de
inocentes, que ejecutan extrajudicialmente a sus prisioneros a través de
juicios populares y que usan bombas y granadas fragmentarias para intimidar, se
anotaron otro punto.
Es que todos los fundamentalistas en el mundo, en oriente y
en occidente, piensan y actúan igual. Sus mecanismos son los mismos, los
apliquen las FARC-EP, Al Quaeda, Hezbollah o ISIS (que aspiran el poder) o quienes
ya lo han hecho (Bashar al-Asad, Robert Mugabe, Hugo Chávez y ahora su heredero).
Es que la dominación por el terror, la sucesión de actos de
violencia ejecutados para infundirlo y la actuación criminal de bandas
organizadas para crear alarma social con fines políticos, son monstruosas se
apliquen al margen de la ley o amparados en la manipulación de ella.
Por supuesto que ante este escenario los laboratorios de las
teorías conspirativas ya pusieron a rodar la especie de que fue el propio
gobierno francés (asesorado, cuando no, por los malucos gringos) quien reeditó
el atentado al World Trade Center en Nueva York.
Ni la Luna, ni
holocausto
Estos expertos en conjuras siempre han sostenido, que así
como Estados Unidos nunca llegó a la Luna, el holocausto fue una invención de
los judíos para quedarse con un territorio que nos le pertenece y que fue el
demonio Bush (el júnior, no porque digan que el sénior fue un santo) quien mandó
los aviones y colocó bombas que destruyeron el símbolo emblemático de la economía
mundial para justificar la guerra contra el terrorismo, Al Quaeda, Osaba Bin
Laden, Afganistán, Irak y Libia, y quedarse con todo el petróleo de estos
últimos países.
Llegado a este punto parece que trabajase en VTV y estuviese
relatando los editoriales del Canal de Todos los Venezolanos en las voces de:
un maracucho que cree filosofar y raya en lo ridículo; un toxicómano, obeso y
mal hablado que, aspira y espera, las líneas que de Miraflores le mandan; un
psiquiatra que parece estar bajo el efecto de algún psicotrópico; un teniente-capitán
que se carcome en su propia bilis porque alguien se fumó una lumpia (Aristóbulo
dixit) al no escogerlo a él y un turista que ha viajado 34 veces este año (Juan
Pablo II en su pontificado hizo 104) y que se ha visto envuelto en algo
relacionado con flores, no por el apellido de su cónyuge, sino por sus familiares
por afinidad (un nexo que no se disuelve ni con el divorcio).
En la misma línea especulativa, porque lo que es bueno para
el pavo debe serlo para la pava, me pregunto ¿Quiénes son los granes
beneficiarios de los atentados en París que ISIS (quien por cierto comparte los
mismos ideales antiimperialistas del gobierno chavista) se atribuyó?
Nicolás Maduro muy dado a ver la paja en los ojos de los
demás pero muy miope para las vigas en los de él, estaba necesitado de un
escándalo que lo sacara del ojo del huracán informativo y nada más apropiado
que un atentado terrorista.
Amigos, socios y terroristas
Su entorno presidencial, a través de algún gobernador, defensor
o diputado con apellido y algunos nexos, pudo haber contactado a algún grupo
extremista de los que pululan en el mundo, para que, en retribución a lo
invertido en campos de entrenamiento, alojamiento, becas para estudio y refugio
de combatientes, le dieran una ayudadita, mientras el viajero frecuente echaba un pie al ritmo de la gaita.
En Venezuela vivimos todos los días bajo un conflicto (pacífico
pero armado) en el que mueren, cada fin de semana, más personas que las caídas
en los atentados de París y el mundo ni se inmuta, padecemos a un gobierno que
instauró el terror para mantenerse en el poder y tenemos una familia que se
encharca en su propia miasma cuando quieren hacernos creer que los negociantes
no eran tales, que cualquiera puede tener el apellido Flores (vean la nómina
del Parlamento cuando Cilia lo dirigía) y que todo es la confabulación
interplanetaria para afectar la gobernabilidad, como si su gestión no fuese
suficiente.
Los días, las horas, los minutos y los segundos están
contados, aunque personajes como Noriega creían que con los gringos los
negocios eran negocios, aunque para ellos lo de conspirar para introducir esa “harina”
fuese polvo de otro costal.
Llueve… pero escampa
Excelente Miguel, ese salto del "Caldas" al academicismo da que pensar en el destino.. Gracias por estos escritos compañero.
ResponderEliminarProfesor Yilales: EXCELENTE, como siempre, se le recuerda desde Barquisimeto. Lizzet Jimenez.
ResponderEliminar¡Excelente artículo!
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