domingo, 6 de diciembre de 2015

Un viaje sin retorno

Por Miguel Yilales
@yilales
Cuando escribo este artículo aún no se ha producido el acto de votación, además como no poseo dotes de pitoniso, hechicero, adivino o futurólogo desconozco que vendrá luego de este 6 de diciembre, pero puedo aseverar que a partir del próximo 5 de enero de 2016.
Tendremos un nuevo parlamento, con una composición diferente a la actual y con algunos actores distintos a los que han ocupado las curules hasta ahora, Nicolás Maduro seguirá al frente del poder ejecutivo y en los restantes cuerpos integrantes del Poder Público Nacional continuarán (rodillas en tierra) unos individuos que solo han sido eficientes para permanecer abyectos a los designios de lo que ellos llaman su soberano, que no es el pueblo como algunos creen, sino unos sátrapas caribeños que les dicen qué hacer y cómo hacer para eternizarse inescrupulosamente en el gobierno. Y es precisamente a eso a lo que me referiré.
Alguien que cree que en la política todo es válido y que la decencia no es necesaria en la función pública es un primitivo discípulo de algún tirano de los que han pululado en el mundo a través de la historia o de esos gorilas, uniformados o no, que juran y perjuran que la subyugación de la bota militar es la forma de arreglar las cosas.

Una piltrafa inhumana

Estas últimas semanas se desataron los demonios y las bajezas, que solo emergen cuando el desespero es el consejero. Un resentido, no puedo sino llamarlo así, que dice dirigir al país porque ocupa el Palacio de Miraflores aunque sea incapaz de desalojar a los invasores de la residencia presidencial, le dio por insultar, vejar y ultrajar a un adversario político.
El heredero del huésped del Cuartel de la Montaña, en su muy limitado entender y su primitiva forma de hacer política, creyó que capitalizaría una gracia y lo que le salió fue una inmensa y ridícula morisqueta cuando catalogó de irresponsable a un alcalde opositor por supuestamente haber abandonado sus funciones en viajes conspirativos al Imperio.
Las acusaciones ameritaron que el burgomaestre Carlos Ocariz se viera en el penoso deber de aclarar que sus ausencias (autorizadas por la Cámara Municipal) eran por el penoso padecimiento de leucemia de su hijo, tema que por cierto no lo había ventilado a los cuatro vientos y que había reservado a la intimidad familiar y a sus amistades.
Resulta que cuando no pudieron ocultar más la enfermedad de Hugo Chávez y se hizo público su sufrimiento, los afectos al oficialismo clamaban por respeto al mórbido presidente, que por cierto abandonó el cargo (Maduro dixit) para tratarse en Cuba y lo acompañaron parte del tren ejecutivo, su familia y cuanto bicho con uña quiso gastar los recursos de todos los venezolanos.
Acusar sin pruebas, injuriar, denigrar e insultar solo para obtener un objetivo y garantizar una supervivencia cada vez más exigua, es una forma de hacer política propia de piltrafas humanas que en su mocedad fueron adoctrinados en La Habana o que hicieron un cursillo exprés con algún resentido gobernante populista.

Una gran desgracia

No importa sí fue en La Habana o en Caracas, sí ocurrió el 30 de diciembre o el 5 de marzo del año siguiente, menos sí bailó por los pasillos del Hospital Militar o nunca se recuperó de aquella operación que lo dejó en estado vegetal, lo verdaderamente grave es que en ese período se hicieron nombramientos írritos, firmó decretos con una rúbrica escaneada, nunca se juramentó y que de manera ilegal un usurpador fue presidente provisional en flagrante violación de lo que decía la Constitución.
Desde que los esperpentos representantes del Socialismo del Siglo XXI aparecieron en la vida pública, aunque su violenta y sangrienta irrupción en política ya mostraba cual viles podían ser, demostraron que nunca les han importado las formas, ni las más mínimas reglas de la democracia.
Exigir respeto cuando se trata de sí mismo o de sus intereses pero no respetar a los demás es propio de seres ruines, inmorales, impúdicos, deshonestos y escabrosos, y el huésped temporal de Miraflores no puede sino comportarse según su naturaleza.
Este diciembre será distinto, no sé si para bien o para mal. Los golpistas, los resentidos, los destructores del país y las escorias que se enriquecieron a costilla de la ruina de los venezolanos lo único que les interesa es atornillarse en el poder, más allá de los resultados electorales seguirá en nuestras manos darles un viaje sin retorno, y no como sea, sino bien dado.

Llueve… pero escampa

5 comentarios:

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  2. El dedo en la llaga... duele..!!

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  3. ME ENCANTA! FELICITACIONES PROFE! MAS CLARO IMPOSIBLE! ESTOY ESCRIBIENDO ESTE COMENTARIO YA CON LOS EXCELENTES RESULTADOS OBTENIDOS EN ESTA INOLVIDABLE JORNADA ELECTORAL. GLORIA AL BRAVO PUEBLO! <3

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