Por Miguel Yilales
@yilales
Eso de llegar al final de año y tener buenos deseos para el
futuro es una tradición universal. Incluso los que se rigen por distintos
calendarios celebran la llegada de una nueva era por la esperanza que
representa.
En esta época también surgen los presagios, pronósticos y
predicciones de muchos lenguaraces, con poderes o no, que les da por decir,
explicar y asegurar lo que les depara el futuro a los más 7 mil millones de
almas que habitan esta Tierra, sin importar si se trata de Trump, Clinton,
Cabello, Maduro, Capriles, López o usted que me lee. Indudablemente que todo esto está asociado con la
ansiedad que siente el ser humano por lo impredecible.
Por supuesto que para no quedarme atrás desde hace años me
pongo para esta fecha mi bata y mi turbante, para sacar a relucir mis dotes de videncia con los que predigo los hechos venideros.
Claro está que no me da por invocar muertos, examinar entrañas de animales, oír
el canto de las aves, leer las líneas de las manos, ver las oscilaciones de una
lámpara o interpretar sueños, ni mucho menos parecerme a ese personaje venezolano
que sabe de cocina, religión, derecho, economía, opinión pública, política y,
quien sabe, ciencias ocultas.
A las pruebas me remito
En el año 2013 titulé
mi artículo “Un venturoso 2015”, es que todos los elementos inductivos,
deductivos e intuitivos me inspiraban para decir que el 2014 era un año para el
olvido desde antes que llegara: el llamado a “la salida” fue utilizada para
atornillar a Nicolás Maduro, la reunión entre el gobierno y la opositora MUD
sirvió para defenestrar a Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio
Ledezma, la economía de importaciones continuó, luego del éxito electoral del
“Dakazo”, sin ninguna intención de rectificación y para colmo de males ese no
era un año electoral por lo que el capo de El Furrial y al presidente obrero y
autobusero que conduce los destinos del país les dio por radicalizarse en lugar
de corregir.
Para el año
siguiente, luego de revisar los elementos de la naturaleza, me llegaron
las señales para el 2015, por eso escribí “Que Dios nos agarre confesado”
porque se sabía que habría mucho joropo y muy pocas alpargatas para tanta
gente. Este se vislumbraba, como realmente fue, un año de escasez de todos los
insumos con los que alguien viviría y no esta eterna persecución de productos
para medio sobrevivir; la salud, la educación y la seguridad continuaron de
vacaciones con un gobierno que se dedicó a viajar y despilfarrar; una oposición
que resultó triunfadora (reconozco que no lo preví) a pesar de los traspiés,
las críticas ante la inacción, el reparto de las cuotas, el ventajismo
oficialista y la ausencia de una propuesta que convenciera sobre la necesidad de
cambiar el rumbo (la gente votó obstinada de los desaguisados y los guisos
chavistas).
Y para este 2016 ya puedo predecir que tendremos un
descabellado año, no porque las cosas vayan a estar fuera de control, por el
contrario por primera vez en 17 años se inspeccionarán las finanzas públicas;
habrá quien controle los desafueros de quienes hacían y decían lo que les
viniera en gana; se reestructurará el sistema judicial para que deje de estar
inclinado a un solo lado; se podrá designar a los nuevos integrantes del Poder
Electoral para que actúen como un verdadero arbitro; liberar a todos los presos
políticos y exigir a la Fuerza Armada que no esté al servicio de parcialidad
alguna.
Más futuro que pasado
El camino no es fácil y no se culminará todo en un año,
sería iluso pensar que así sería luego de tantos vicios heredados y exacerbados
desde que llegaron al poder, pero tenemos la oportunidad de oro de poder
comenzar si se dejan de lado los egos personales y los intereses mezquinos que
han aflorado hacia el final de año. No alimentemos más los deseos de quienes
han destruido el país y recuerden que el aparato hegemónico comunicacional del
régimen sigue intacto y al servicio de quienes están interesados en destruir la
unidad de la oposición.
Hay que abonar el camino para que en tiempo perentorio se
alcance el objetivo de salir de la caterva de delincuentes, choros,
malhechores, atracadores y malandros que desgobiernan al país. Alegrémonos
porque este año que se avecina será descabellado, ya tenemos un parlamento así,
en especial porque el que juraba que no entregaría lo va a tener que hacer, ahora
a construir un país en el que disfrutemos de tan anhelada “calvicie” política.
Llueve… pero escampa
ME ENCANTA! EXCELENTE ARTÍCULO PROFE Y MUY ESPERANZADOR! FELIZ AÑO NUEVO!
ResponderEliminarMiguel, Como dice el cantante de los cantantes: "todo tiene su final, nada dura para siempre" y para estos pillos no podía ser la excepción. Y si además le agregamos el Shampoo "DEA" la cabeza quedará limpiecita Feliz Año Nuevo amigo
ResponderEliminarExcelente Miguel. Mucho exito en el ano 2016. Abrazo GRANDE!
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