domingo, 1 de mayo de 2016

El hazmerreír revolucionario

Por Miguel Yilales
@yilales
En política todo el que respira, aspira. Solo en este país tenemos a un gobierno que pide que no se les opongan, sino que sumisamente colaboren para instaurar un esperpento político, que ya fracasó en el mundo, y que gracias a una cúpula de resentidos, quejosos, colaboradores y desadaptados lo han intentado desde 1998.
Esos que exigen a quienes los adversan que los apoyen para construir “patria” (la de ellos), son los mismos que cuando les toca ser minoría son capaces de sabotear con el solo propósito de arruinar y estropear cualquier iniciativa porque no proviene de las retorcidas mentes revolucionarias. Acuden al Cártel de las Togas, como bautizara Marianella Salazar a esa miríada de abogaduchos que prostituyeron y envilecieron la legalidad en Venezuela, para obstaculizar cualquier normativa que corrija los desafueros del gobierno y si no recurren al expediente del delincuente que agrede a sus víctimas por el solo placer de hacerlo.
Es por ello que un individuo que dice ser lo que no es, y que de paso se lo cree, porque se hace llamar obrero sin haber trabajado, presidente a pesar del origen dudoso y su paupérrimo desempeño y cuya nacionalidad no ha podido, ni ha querido demostrar, se le ocurrió que la mejor forma para salir de la crisis que padecemos, que por supuesto es culpa de una guerra perversa y de un enemigo que no tiene cosas más importantes que atender, es acabar con cualquier forma de productividad.

Un falso obrero

Pelea de burro contra oso polar. 29.4.2016 
Nicolás Maduro está convencido que para acabar con el desabastecimiento de alimentos lo mejor que puede hacer es asfixiar a una de las pocas empresas, por no decir la única, que producía en el país, con la manida excusa de que ellos no tienen una hectárea cultivada y que no producen sino que manufacturan, lo cual es propio de gente que no ha entendido que la Revolución Industrial ocurrió entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX, por lo que se empeñan en mantenernos en el más oscuro atraso medieval. Creen que el guion que les funcionó con Radio Caracas Televisión es aplicable a Empresas Polar sin entender que son actores, circunstancias y momentos diferentes.
También le dio por hostigar a la casa donde se hacen las leyes y a ese inventó de otra Revolución (de las verdaderas): la separación de poderes. Para ello les niega el presupuesto de manera que no puedan funcionar o siquiera pagar los sueldos a diputados (dieta parlamentaria), empleados y obreros, actitud muy propia de un falso obrero contra auténticos trabajadores, y de ñapa ordena cortarles el suministro eléctrico para que se sepa quién tiene el alicate y donde reside la iguana saboteadora.
Un desierto revolucionario. Represa de Guri. 30.4.2016
Venezuela vive una crisis de pronósticos reservados, que se refleja en todos los ámbitos, especialmente en el campo eléctrico. Los países del Golfo Pérsico (Arabia Saudita, Omán, Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes, Bahréin), que gozan de la misma bendición petrolera que nosotros, que están en desiertos similares a lo que el chavismo convirtió al Guri y que no disponen de un solo vatio hidráulico, no han implementado ningún plan de administración de cargas. Pero aquí han demostrado ser incapaces y solo les ha quedado racionar.

Indignación, rabia e ira

De verdad que uno no termina de entender cómo iban a poner a funcionar los miles de kilómetros de vías férreas que medio construyeron a menos que pensaran propulsar los trenes con burros y más burros.
El bochorno llega a tanto que implementan un cambio de huso horario pero se les olvidó que debían coordinar 6 meses antes con los entes reguladores internacionales, de lo contrario el país quedaba fuera de la sincronización UTC, de las transacciones bancarias internacionales, las telecomunicaciones, los reportes de embarque de crudo y los vuelos internacionales, además de ajustar los relojes atómicos de Venezuela. No era nada más mover las manecillas del reloj.
Todos por el revocatorio. El Nacional. 27.4.2016
Por eso los venezolanos que hemos recorrido, por 17 años, este largo subterráneo de torturas y sufrimientos que es el chavismo, salimos por millones para, en pocas horas, recoger las firmas que permitan el inicio del fin del proceso revolucionario. No se trató de una bailanta, ni de un partido político en particular o de ensalzar a los promotores del revocatorio, fue la expresión soberana de indignación, rabia e ira acumulada ante la peste roja, la ineptitud gubernamental y sus 14 motores fundidos, para que terminen como lo que son: el hazmerreír revolucionario.

Llueve pero escampa

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